domingo, 19 de mayo de 2013

Ungido para Atormentar al Diablo

Arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.) Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó. (Lucas 8:26-33)

 
La Biblia dice que el hombre de Gadara estaba endemoniado desde hacía mucho tiempo, los espíritus se había apoderado de él, y que nadie podía con él y que muchas veces las personas le habían atado con cadenas y grillos, pero con una fuerza sobrehumano el rompía y destruía todo lo que le era puesto para atarle, era indomable, totalmente controlado por el poder demoniaco. Este hombre vivía en los sepulcros y con piedras él hería a su propio cuerpo. Era un hombre atormentado y violento, apoderado del poder de Satanás. El diablo es el que atormenta. El que destruye. Satanás esta para hurtar, matar y destruir pero Jesucristo ha venido para dar nos vida en abundancia (Juan 10:10). Jesucristo ha venido para destruir las obras del diablo.  

Jesús declaró: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18-19). Jesús dijo a sus discípulos: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19).
Cuando el endemoniado gadareno vio a Jesucristo: “lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes”. Los demonios eran atormentados por la gloria de Dios que Jesucristo emitía. La presencia de Dios causaba sufrimiento al Reino de las tinieblas. 

He venido para predicarles hoy que hemos sido ungidos para atormentar al diablo. Hay muchos que vienen con opresión, con depresión, con temor, con un espíritu derrotado, pero hoy Dios nos está llamando para levantarse con el poder de Jesucristo, con la autoridad de Su nombre y el poder de Su Espíritu. Dios te ha llamado para atormentar al diablo.
Eso significa que cuando pisamos el territorio del enemigo causamos un impacto. Cuando caminamos por las calles, por el trabajo, por el mercado, por la universidad o el colegio la presencia de Dios tiene que hacerse sentir. Nosotros podemos influenciar la atmosfera espiritual y los demonios van a reconocer el poder de Dios que está en nosotros y esa presencia de Dios que está en nosotros va a causar sufrimiento a los demonios. Un espíritu inmundo clamó al ver a Jesús: “¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios” (Marcos 1:24)

Esto sucede cuando estamos llenos de la presencia de Dios y eso sucede cuando vivimos una vida de oración y entrega a las cosas de Dios. No es un accidente si estamos llenos de la presencia de Dios. Es porque hemos pasado tiempo con Dios y Él nos ha llenado con Su poder sobrenatural.
Cuando los discípulos no pudieron echar fuera un demonio de un muchacho epiléptico preguntaron a Jesús: “¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17:19-21). Jesús estaba diciendo que es necesaria la fe, porque la fe mueve montañas, pero hay espíritus que no vamos a vencer sin no ayunamos y oramos. Porque es a través de la oración y el ayuno que nos llenamos de la gloria de Dios. No podemos reflejar lo que no tenemos en nuestras vidas. Pero cuando caminamos llenos de fe y llenos de la gloria de Dios hay algo que va a suceder el Espíritu.

Muchas veces tratamos de hacer lo que los gadarenos trataron de hacer con el endemoniado: atar con lo natural con lo que es espiritual. Esas cadenas y grillos eran en vano porque no se puede atar lo espiritual con lo natural. No podemos hacer en la carne lo que solo puede ser hecho en el Espíritu. Muchas veces intentamos vencer al enemigo en nuestra carne, con nuestra propia fuerza, con nuestras palabras, con nuestra inteligencia y talentos. Dios usa todo eso, pero solo podemos causar un impacto en el mundo espiritual a través del obrando en el Espíritu. Es por eso que muchos no tienen victoria, no son libres, no tienen la autoridad del nombre de Jesús, porque no está orando en el espíritu, no están llenos del poder de Dios. Es tiempo de levantarse con la autoridad del nombre de Jesús y comenzar a darle un dolor de cabeza al diablo. Dios nos está llamando a la oración. Dios nos está llamando a un evangelismo que impactara vidas, que va a soltar cadenas espirituales, que va a liberar a los cautivos, necesitamos activar el poder de Dios.
Es tiempo de soltar la palabra de fe. Es tiempo de ver a los enfermos sanados, los afligidos liberados. Es tiempo de ver la los pecadores arrepintiendo y el Espíritu Santo llenando. Es tiempo de hablar con la autoridad del nombre de Jesucristo y ver la gloria de Dios en medio nuestro.

Notemos que los demonios dentro del gadareno podían reconocer que él era Jesucristo. Yo creo que lo reconocían por el poder que salía de Él. El poder del Dios les causaba un terror. En Mateo  dicen que los demonios: “Clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mateo 8:29). Eso nos dice que los demonios que están bien informados que ellos van a sufrir en el lago de fuego. Ellos sabían que están destinados ser atormentados por la eternidad y ellos no quieren ir al infierno “antes de tiempo” fue por eso que pidieron entrar el en hato de cerdos para tirarse en el mar.
Dios nos ha ungido para atormentar al diablo. Atormentados al diablo cuando hablamos con la autoridad del nombre de Jesucristo. Nuestra presencia causa un impacto en el mundo espiritual cuando estamos llenos de la gloria de Dios. Es tiempo de mandar a los demonios donde ellos están destinados para irse. Es tiempo para liberar a los cautivos. Es tiempo desatar al cautivo.

Cuando Pablo y Silas estaban en Filipos: “salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación” (Hechos 16:16-17). Él espíritu que estaba en esta muchacha podía reconocer el poder de Dios que estaba en ellos. ¿Puede reconocer el diablo quiénes somos? ¿Somos uno del montón o la gloria de Dios que está en nosotros comienza a inquietar a los demonios en el ambiente?  ¿Estamos llenos del poder del Espíritu Santo o estamos solo luchando en nuestra carne?
En Hechos 19 la Biblia dice que había “… algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?” (Hechos 19:13-15). ). Los hijos Esceva estaban tratando de hacer en la carne lo que solo puede ser hecho con el Espíritu. Los demonios conocían a Jesús, ellos conocían a Pablo, pero no conocía a ellos. ¿Conoce los demonios quien eres tú o eres solo uno que pretende tener el poder de Dios? ¿Tienes la unción de lo alto, o eres una imitación de lo real? La Biblia dice que “el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos” (Hechos 19:16). Los demonios podía más que ellos porque ellos están tratando de hacer el la carne lo que solo puede ser hecho en el Espíritu. Cuando estamos llenos del poder de Dios cuando pisamos el territorio del enemigo, los dominios tienen que reconocer que somos Hijos del Dios Altísimo. Yo no solo quiero decir que tengo el poder de Dios, yo quiero ser lleno de poder verdadero de Dios.  

Tenemos que saber que cuando Dios nos llena que Él Espíritu Santo Él nos a damos Su Espíritu. No somos cualquier persona, somos hijos de Dios. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:17-18).
Tenemos que darnos cuenta de quienes somos y lo que Dios nos ha dado: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3:20). Ese poder actúa en nosotros. Dios quiere actuar. Tenemos que dejar que el Espíritu Santo obre a través de nuestras vidas. Es tiempo de atormentar al diablo. Es tiempo de enviar a los demonios a su destino.

Note la autoridad del poder de Dios. Los demonios en el gadarena les pidió permiso a Jesús para ir al hato de cerdos y Jesús les dio permiso. Tenemos que entender la autoridad del nombre de Jesús y el poder del Espíritu Santo. Jesús hablaba la palabra y ellos le obedecían. Hay muchos que no entienden la autoridad de Jesucristo, porque todavía no tienen la revelación de quienes son. Algunos saben que hijos de Dios, pero no se le ha revelado, la autoridad que tiene un verdadero hijo de Dios. Para esto necesitamos la presencia y la gloria de Dios y cuando lo tenemos eso nos da la autoridad del Espíritu de Dios. Dios quiere revelar a alguien que Dios le ha dado autoridad, la autoridad de Su nombre y el poder de Su Espíritu. Cuando estamos llenos del poder de Dios, los demonios tienen que pedir permiso porque Dios nos ha entregado la autoridad. Dios te ha ungido para atormentar al diablo.
Algunos han venido oprimidos. Algunos han venido deprimidos, algunos está llevando vidas vencido por el pecado. Pero Dios quiero dar libertad hoy. Dios nos ha ungido para que Su gloria sea manifestada.

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