Jesús declaró: “El Espíritu del Señor está
sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha
enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los
cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; a predicar
el año agradable del Señor” (Lucas 4:18-19). Jesús dijo a sus discípulos: “He aquí os doy
potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y
nada os dañará” (Lucas 10:19).
Cuando el endemoniado gadareno vio a
Jesucristo: “lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz:
¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me
atormentes”. Los demonios eran atormentados por la gloria de Dios que
Jesucristo emitía. La presencia de Dios causaba sufrimiento al Reino de las
tinieblas.
He venido para predicarles hoy que hemos sido
ungidos para atormentar al diablo. Hay muchos que vienen con opresión, con
depresión, con temor, con un espíritu derrotado, pero hoy Dios nos está
llamando para levantarse con el poder de Jesucristo, con la autoridad de Su
nombre y el poder de Su Espíritu. Dios te ha llamado para atormentar al diablo.
Eso significa que cuando pisamos el territorio
del enemigo causamos un impacto. Cuando caminamos por las calles, por el
trabajo, por el mercado, por la universidad o el colegio la presencia de Dios
tiene que hacerse sentir. Nosotros podemos influenciar la atmosfera espiritual
y los demonios van a reconocer el poder de Dios que está en nosotros y esa
presencia de Dios que está en nosotros va a causar sufrimiento a los demonios. Un
espíritu inmundo clamó al ver a Jesús: “¡Ah! ¿qué
tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién
eres, el Santo de Dios” (Marcos 1:24)
Esto sucede cuando estamos llenos de la
presencia de Dios y eso sucede cuando vivimos una vida de oración y entrega a
las cosas de Dios. No es un accidente si estamos llenos de la presencia de
Dios. Es porque hemos pasado tiempo con Dios y Él nos ha llenado con Su
poder sobrenatural.
Cuando los discípulos no pudieron echar fuera
un demonio de un muchacho epiléptico preguntaron a Jesús: “¿Por qué nosotros no
pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os
digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate
de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale
sino con oración y ayuno” (Mateo 17:19-21). Jesús estaba diciendo que es
necesaria la fe, porque la fe mueve montañas, pero hay espíritus que no vamos a
vencer sin no ayunamos y oramos. Porque es a través de la oración y el ayuno
que nos llenamos de la gloria de Dios. No podemos reflejar lo que no tenemos en
nuestras vidas. Pero cuando caminamos llenos de fe y llenos de la gloria de
Dios hay algo que va a suceder el Espíritu.
Muchas veces tratamos de hacer lo que los
gadarenos trataron de hacer con el endemoniado: atar con lo natural con lo que
es espiritual. Esas cadenas y grillos eran en vano porque no se puede atar lo
espiritual con lo natural. No podemos hacer en la carne lo que solo puede ser
hecho en el Espíritu. Muchas veces intentamos vencer al enemigo en nuestra
carne, con nuestra propia fuerza, con nuestras palabras, con nuestra inteligencia
y talentos. Dios usa todo eso, pero solo podemos causar un impacto en el mundo
espiritual a través del obrando en el Espíritu. Es por eso que muchos no tienen
victoria, no son libres, no tienen la autoridad del nombre de Jesús, porque no
está orando en el espíritu, no están llenos del poder de Dios. Es tiempo de
levantarse con la autoridad del nombre de Jesús y comenzar a darle un dolor de
cabeza al diablo. Dios nos está llamando a la oración. Dios nos está llamando a
un evangelismo que impactara vidas, que va a soltar cadenas espirituales, que
va a liberar a los cautivos, necesitamos activar el poder de Dios.
Es tiempo de soltar la palabra de
fe. Es tiempo de ver a los enfermos sanados, los afligidos liberados. Es tiempo
de ver la los pecadores arrepintiendo y el Espíritu Santo llenando. Es tiempo
de hablar con la autoridad del nombre de Jesucristo y ver la gloria de Dios en
medio nuestro.
Notemos que los demonios dentro
del gadareno podían reconocer que él era Jesucristo. Yo creo que lo reconocían por
el poder que salía de Él. El poder del Dios les causaba un terror. En Mateo dicen que los demonios: “Clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros,
Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mateo
8:29). Eso nos dice que los demonios que están bien informados que ellos van a
sufrir en el lago de fuego. Ellos sabían que están destinados ser atormentados
por la eternidad y ellos no quieren ir al infierno “antes de tiempo” fue por
eso que pidieron entrar el en hato de cerdos para tirarse en el mar.
Dios nos ha ungido para atormentar al diablo. Atormentados
al diablo cuando hablamos con la autoridad del nombre de Jesucristo. Nuestra
presencia causa un impacto en el mundo espiritual cuando estamos llenos de la
gloria de Dios. Es tiempo de mandar a los demonios donde ellos están destinados
para irse. Es tiempo para liberar a los cautivos. Es tiempo desatar al cautivo.
Cuando Pablo y Silas estaban en
Filipos: “salió al encuentro
una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a
sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba
voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian
el camino de salvación” (Hechos 16:16-17). Él espíritu que estaba en
esta muchacha podía reconocer el poder de Dios que estaba en ellos. ¿Puede
reconocer el diablo quiénes somos? ¿Somos uno del montón o la gloria de Dios
que está en nosotros comienza a inquietar a los demonios en el ambiente? ¿Estamos llenos del poder del Espíritu Santo o
estamos solo luchando en nuestra carne?
En Hechos 19 la Biblia dice que había “… algunos
de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor
Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el
que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los
sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús
conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?” (Hechos 19:13-15).
). Los hijos Esceva estaban tratando de hacer en la carne lo que solo puede ser
hecho con el Espíritu. Los demonios conocían a Jesús, ellos conocían a Pablo,
pero no conocía a ellos. ¿Conoce los demonios quien eres tú o eres solo uno que
pretende tener el poder de Dios? ¿Tienes la unción de lo alto, o eres una imitación
de lo real? La Biblia dice que “el hombre en quien estaba el espíritu malo,
saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que
huyeron de aquella casa desnudos y heridos” (Hechos 19:16). Los demonios podía más
que ellos porque ellos están tratando de hacer el la carne lo que solo puede
ser hecho en el Espíritu. Cuando estamos llenos del poder de Dios cuando
pisamos el territorio del enemigo, los dominios tienen que reconocer que somos
Hijos del Dios Altísimo. Yo no solo quiero decir que tengo el poder de Dios, yo
quiero ser lleno de poder verdadero de Dios.
Tenemos que saber que cuando Dios nos llena que
Él Espíritu Santo Él nos a damos Su Espíritu. No somos cualquier persona, somos
hijos de Dios. “Mas a
todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). “Y estas señales
seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas
lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les
hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:17-18).
Tenemos que darnos cuenta de quienes somos y lo
que Dios nos ha dado: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas
mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que
actúa en nosotros” (Efesios 3:20). Ese poder actúa en nosotros. Dios quiere
actuar. Tenemos que dejar que el Espíritu Santo obre a través de nuestras
vidas. Es tiempo de atormentar al diablo. Es tiempo de enviar a los demonios a
su destino.
Note la autoridad del poder de Dios. Los
demonios en el gadarena les pidió permiso a Jesús para ir al hato de cerdos y Jesús
les dio permiso. Tenemos que entender la autoridad del nombre de Jesús y el
poder del Espíritu Santo. Jesús hablaba la palabra y ellos le obedecían. Hay
muchos que no entienden la autoridad de Jesucristo, porque todavía no tienen la
revelación de quienes son. Algunos saben que hijos de Dios, pero no se le ha
revelado, la autoridad que tiene un verdadero hijo de Dios. Para esto
necesitamos la presencia y la gloria de Dios y cuando lo tenemos eso nos da la
autoridad del Espíritu de Dios. Dios quiere revelar a alguien que Dios le ha
dado autoridad, la autoridad de Su nombre y el poder de Su Espíritu. Cuando
estamos llenos del poder de Dios, los demonios tienen que pedir permiso porque
Dios nos ha entregado la autoridad. Dios te ha ungido para atormentar al
diablo.
Algunos han venido oprimidos. Algunos han
venido deprimidos, algunos está llevando vidas vencido por el pecado. Pero Dios
quiero dar libertad hoy. Dios nos ha ungido para que Su gloria sea manifestada.
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