Ni murmuréis, como
algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les
acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a
quienes han alcanzado los fines de los siglos. (1 Corintios 10:10-11)
Uno de las cosas difícil de
enfrentar es la murmuración y la crítica, especialmente cuando nosotros somos
el blanco. Leyendo la Biblia me doy cuenta que otros pasaron problemas mucho más
grandes que yo. Moisés tuvo muchos problemas. Tuvo que soportar en varias ocasiones
las murmuraciones de un pueblo que nunca se contentaban. En ocasiones el pueblo
le amenazó de abandonar a su líder y volver a Egipto. Sus propios hermanos
carnales murmuraron contra él y creyeron que eran más capaces de ser líderes. Coré
reunió un gran grupo de personas contra de él para hacer un golpe de estado en
contra de él y Dios le defendió abriendo la tierra. A Josué y a Caleb la gente quería
matar por decir que podían entrar en la Tierra Prometida. Solo la gloria de
Dios les impidió, manifestando Su gloria en el tabernáculo. Hasta los propios
valientes de David lo querían matarle cuando vieron el campamento saqueado en
Siclag.
La murmuración es algo que es difícil
de enfrentar, pero tarde o temprano todos, hagamos bien o mal las cosas lo
vamos a enfrentar. La murmuración daña. En Proverbios 6 encontramos que los que
hacen discordia entre los hermanos están haciendo algo que es una abominación delante
de Dios (Proverbios 6:16-19). Lo importante es pedir la dirección a Dios y que Él
nos de la fuerza y la sabiduría para navegar en medio de la murmuración.
La murmuración ocurre por el
descontento. Cuando algunas personas no le gustan algo o algo les parece que no
es correcto o justo o es una inconveniencia para ellos comienzan a murmurar. Lastimosamente,
cuando uno comienza a murmurar causa daño muchas veces a los que no tienen nada que ver con el problema. Siempre
cuando hay murmuración hay dos grupos dentro de los murmuradores: los que
inician la murmuración y los que siguen. Hay que trataron de resolver las cosas
con las que inician la murmuración y así terminar con el problema.
Tenemos que tener principios en
contra la murmuración. Si hay algo que no nos gusta, tenemos que ir a arreglar
las cosas y no hablar las cosas a espaldas de personas. Tenemos que buscar
soluciones y tener fe en las personas. Nuestro primer pensamiento debe ser
positivo y no negativo. No importa lo que digan “por allí” siempre hay que
hacer lo correcto.
1)
Tenemos
que ser parte de la solución y no parte del problema
Es fácil ver lo que está mal pero no es siempre
fácil dar soluciones. Es fácil escuchar lo que la gente dice “por allí”, es
otra cosa ser parte de la solución. A veces las personas creen lo cualquier
persona dice y caen en la trampa de la murmuración ni siquiera sabiendo la
verdad. Esto son los seguidores. Peor todavía para las personas que saben bien
lo que hacen y dicen y lo hacen a propósito para dañar a personas con quienes están
molestos. Hay que decidir no caer en esa trampa. Si quieres ver que algo mejore
sea parte de la solución. Si la gente murmura en contra tuyo en vez de
seguirles la corriente y hacer la guerra, de un paso y haga el esfuerzo para
mejorar la situación.
2)
Tenemos
que escuchar y examinar cual es el problema
A veces hacemos peor los problemas porque no
somos capaces de escuchar lo que gente nos está queriendo decir. A veces el orgullo hace que uno piense que
siempre está en la razón. Eso no es allí. A veces parte de la quejas tienen sus
verdades que necesitamos enfrentar (Aunque nada justifica dañar o confundir a
una persona inocente). Si hay un problema
hay que preguntar: “¿Por qué es un problema?” Si la gente habla mal de ti, exánime
lo que está diciendo y quien lo está diciendo. Examine si hay algo que puedes
aprender o mejorar de la situación. Cuando hubo el problema de las viudas en
Hechos 6 eso fue lo que hicieron los apóstoles. Ellos escucharon el problema,
examinaron lo que estaba pasando y dieron una solución. Levantaron a seis diáconos
y las cosas mejoraron.
3)
Tenemos
que ignorar a la voz de personas mal intencionadas
Hay personas que realmente están murmurando con
mal intención de dañar a uno. Tenemos que estar seguros en Dios. No tenemos que
hacer caso a personas negativas quieren dañar. Hay que animar a los que están alrededor
de nosotros y no enfocarnos en todo lo que algunos dicen. Algunos escuchen todo
lo negativo que escuchan y siempre están desanimados. Tenemos que saber cuándo
ignorar algunos comentarios y ayudar a los débiles que necesitan ser animados. Dios
está sobre el trono y Él se encarga de “quien tiene la razón”.
4)
Tenemos
que seguir adelante
Tenemos que tener la determinación de ir
adelante. Hay que tomar fuerza en el Señor, hablar con Él, depositar nuestras
cargas a Él y seguir adelante. Eso fue lo que hizo Moisés y también lo que hizo
David. Tenemos que tomar fuerza y seguir sabiendo que Dios está con nosotros.
1)
¿Soy
parte del problema o parte de la solución?
2)
¿Estoy
escuchando a los demás y examinado el origen del problema?
3)
¿Estoy
haciendo caso al negativismo?
4)
¿Estoy
determinado seguir adelante?
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