domingo, 5 de mayo de 2013

En Todas Estas Cosas


¿Quién nos separará del amor de Cristo?  ¿Tribulación,  o angustia,  o persecución,  o hambre,  o desnudez,  o peligro,  o espada?... Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir, ni lo alto,  ni lo profundo,  ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,  que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 8:35, 37-39)

 El Apóstol Pablo declaró que somos “más que vencedores”. Dios no te ha creado para ser vencido sino para vencer. Tu nos estas destinado para la derrota. Dios te ha llamado para ser un vencedor. Ahora no es el momento de quitar nuestros ojos del Señor Jesucristo. No es el tiempo de menguar en nuestra fe, nuestro enfoque y nuestra pasión por Dios.

 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8:29-30).

 Antes que naciste Dios ya tenía un propósito para tu vida y Dios te ha llamado para cumplir Su propósito y ese propósito es ser justificados por la sangre de Jesucristo. Es recibir la nueva vida por medio del perdón de nuestros pecados y ser llenos de Su Espíritu. Y si hemos respondido a Su llamado y estamos viviendo una nueva vida en Él somos más que vencedores”.     

 En todas estas cosas…somos más que  vencedores.

  “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:31-34). Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros? Si estamos en Cristo no podemos perder. ¿Quién nos condenara? ¿Quién nos acusará?

 En todas estas cosas…somos más que  vencedores.

 Lo que el diablo trata de hacer es hacer dudar en nuestro Dios y lo que Él ha hecho por nosotros. El diablo te muestra tus problemas, tus fracasos, tus dolores y te dice: “Viste, Dios no está contigo.” Cuando pasa cosas injustas el diablo te dice: “Viste, si Dios es real Él no iba a permitir eso”. Esa duda comienza a trabajar en tu mente y deshacer tu fe.

 Lo que nunca debemos entender que Dios tiene un propósito. No pierdes tu fe. Dios no ha terminado.  Cuando Jesús fue tentado por Santanas en el desierto note que dice: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo” (Mateo 4:1). Dios estaba cumpliendo Su propósito en Jesucristo el hombre. Muchas veces nuestra humanidad no entiende la prueba, no entiende el tener que pasar por el desierto, pero tenemos que aprender a confiar en Dios.

 “Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan” (Mateo 4:2-3). Note que Santanas le dice: “Si eres el hijo de Dios”. Lo que está tratando de hacer es hacerle dudar en su posición como Hijo. Satanás viene para tentarnos para hacernos dudar de que seamos hijos de Dios. Porque si dudamos quienes somos y lo que Dios ha hecho por nosotros, dudamos en Dios mismo y ya estamos derrotados.

 En cada tentación Satanás directamente ataca a Jesús en su posición como hijo de Dios.   “y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra (Mateo 4:6). En esta tentación el diablo usa el Salmo 91 declarando la protección divina incitando a Jesús para probar posición como Hijo. Eso también el diablo hace con nosotros. Él trata de hacernos pensar que tenemos que probar que Dios está con nosotros. Si Dios no responde de esta manera u manera ya es una razón de dudar en Dios.

 Pero “Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:7). Nosotros no tenemos que probar nada al diablo. Solo tenemos que creer y confiar en Él. Nuestra circunstancia no es la prueba de nuestra posición con Dios. Nuestra fe y nuestro conocimiento de quien es Dios nos hace permanecer firmes en medio de la prueba.

 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:8-9). Después que el diablo te hace dudar de tu posición como hijo de Dios, él te demuestra lo que él te puede ofrecer si dejes a Dios y le sirves. El diablo te hace tratar de convencer que él tiene más que ofrecer que Dios. Muchos se confunden y pierden su fe porque no entienden el propósito de Dios. No comprenden que Dios es más grande que el desierto, la prueba y la tentación, y que Él está cumpliendo Su propósito en nosotros.

 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían” (Mateo 4:10-11). No dejes tu adoración. Sigue creyendo. Sigue orando. Sigue sirviendo. Dios cumplirá Su propósito en ti.

 En todas estas cosas…somos más que vencedores.

 Ahora no es el momento de distraernos con las olas de las tormentas que nos rodea, de las luchas y las pruebas que están rugiendo alrededor. Es tiempo de salir de la barca. Es tiempo para confiar que Dios nos está llamando. Él te dice: “Ten amino, yo soy”. Él te llama: “Ven” (Mateo 14:27-29).

 “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...” (Hebreos 12:2). Pon tus ojos en Jesús. Él es el autor y consumador de la fe…lo que significa es que lo que Él comenzó Él lo va a completar. Pablo dijo: “Estando persuadido de esto, que Él que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). Alguien está mirando la tormenta, está mirando los problemas que rodean tu vida pero Dios me ha enviado para decirte que Dios no está terminado todavía. “Tiene que estar persuadidos” dijo Pablo; “Que Dios no está terminado todavía. Todavía no está terminado con tu situación. Él está obrando, está perfeccionando tu vida”.    

 En todas estas cosas…somos más que vencedores.

 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:16-18).

No desmayes. Esta vida es pasajera. El hombre exterior va gastando pero el interior se renueva día a día. Lo que Pablo está diciendo es que lo que está pasando en el exterior es menos importante de lo que está pasando en el interior.  No importa lo que los demás ven. No importa lo que parece ser. No importa si todo parece que está mal. La tribulación “produce en nosotros un cada vez más eterno peso de gloria”.
En todas estas cosas…somos más que  vencedores.

Pedro lo dijo así: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:21-23).
El peso de gloria es que cuando pasamos la tribulación vamos a la cruz. En la cruz el gozo estaba delante de Él (Hebreos 12:2). La cruz nos hace más como Él, quita nuestro pecado, nuestra duda, nuestra inseguridad. Ese encuentro con Él produce la gloria de su presencia en nosotros. Si mantenemos nuestra miranda en Él, producirá la gloria que se encuentra en ser más como Él. No miramos la cosas que se ven, sino las cosas que no se van. No tenemos nuestra mirada en las cosas temporales sino nuestra mirada está en lo celestial.

En todas estas cosas…somos más que vencedores.
Pablo dijo a Tito que somos “herederos conforme a la esperanza de la vida eterna”  y “que en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras… (Tito 3:4-8). Tenemos que insistir con firmeza y ocuparse en buenas obras. Ahora no es el tiempo de parar. No es tiempo de desanimarse. No es tiempo de confundirnos. No es tiempo de perder nuestro enfoque. Somos más que vencedores.

 En todas estas cosas…somos más que vencedores.

 ¿Si Dios está por nosotros, quien contra nosotros? (Romanos 8:31). Note que la Biblia dice que Dios es “por” nosotros. No dice que Él es “con nosotros”. Dios no solo es “con nosotros” pero Él es “por nosotros”. Eso quiere decir que Dios está obrando a nuestro favor. No entendemos Su propósito por Él está obrando para hacer Su voluntad en nuestras vidas. 

 “¿Quién nos separará del amor de Cristo?  ¿Tribulación,  o angustia,  o persecución,  o hambre,  o desnudez,  o peligro,  o espada?... Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir, ni lo alto,  ni lo profundo,  ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,  que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:35, 37-39).

 Dice “en todas estas cosas”. No dice que estamos victoriosos porque todas las cosas están bien. No dice que somos victoriosos porque no tenemos ningún problema. En medio de todas las luchas, necesidades, adversidades, sufrimientos…somos más que vencedores.

 La presencia de estas cosas no es la prueba que Dios no está con nosotros. Al contrario es en medio de estas cosas que podemos probar que Dios está con nosotros… y que somos más que vencedores. Nuestra mirada tiene que estar en El. Sabemos que todo lo que está pasando es temporal pero lo eterno es para siempre.

 Por lo cual estoy seguro… que nada de esta vida, ninguna cosa, ni el diablo te puede separar del amor de Dios. En todas estas cosas…somos más que vencedores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario