¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación,
o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada?... Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni ángeles,
ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar
del amor de Dios, que es en Cristo Jesús
Señor nuestro. (Romanos 8:35, 37-39)
El Apóstol Pablo declaró que somos “más que vencedores”. Dios no te ha creado para ser
vencido sino para vencer. Tu nos estas destinado para la derrota. Dios te ha
llamado para ser un vencedor. Ahora no es el momento de quitar nuestros ojos
del Señor Jesucristo. No es el tiempo de menguar en nuestra fe, nuestro enfoque
y nuestra pasión por Dios.
“Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a
éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”
(Romanos 8:29-30).
Antes que naciste Dios ya tenía un propósito para tu vida y Dios te ha
llamado para cumplir Su propósito y ese propósito es ser justificados por la
sangre de Jesucristo. Es recibir la nueva vida por medio del perdón de nuestros
pecados y ser llenos de Su Espíritu. Y si hemos respondido a Su llamado y
estamos viviendo una nueva vida en Él somos “más que vencedores”.
En todas estas cosas…somos más que
vencedores.
“¿Qué, pues, diremos a esto?
Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que
también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros” (Romanos 8:31-34). Si Dios es por nosotros, ¿Quién
contra nosotros? Si estamos en Cristo no podemos perder. ¿Quién nos condenara?
¿Quién nos acusará?
En todas estas cosas…somos
más que vencedores.
Lo que el diablo trata de hacer es hacer dudar en nuestro Dios y lo que
Él ha hecho por nosotros. El diablo te muestra tus problemas, tus fracasos, tus
dolores y te dice: “Viste, Dios no está contigo.” Cuando pasa cosas injustas el
diablo te dice: “Viste, si Dios es real Él no iba a permitir eso”. Esa duda comienza a trabajar en
tu mente y deshacer tu fe.
Lo que nunca debemos entender
que Dios tiene un propósito. No pierdes tu fe. Dios no ha terminado. Cuando Jesús fue tentado por Santanas en el
desierto note que dice: “Entonces Jesús fue llevado por el
Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo” (Mateo 4:1). Dios estaba
cumpliendo Su propósito en Jesucristo el hombre. Muchas veces nuestra humanidad
no entiende la prueba, no entiende el tener que pasar por el desierto, pero
tenemos que aprender a confiar en Dios.
“Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo
hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí que estas
piedras se conviertan en pan” (Mateo 4:2-3). Note que Santanas le dice: “Si
eres el hijo de Dios”. Lo que está tratando de hacer es hacerle dudar en su
posición como Hijo. Satanás viene para tentarnos para hacernos dudar de que
seamos hijos de Dios. Porque si dudamos quienes somos y lo que Dios ha hecho
por nosotros, dudamos en Dios mismo y ya estamos derrotados.
En cada tentación Satanás directamente ataca a Jesús en su posición como
hijo de Dios. “y le dijo: Si eres Hijo
de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti,
y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra (Mateo
4:6). En esta tentación el diablo usa el Salmo 91 declarando la protección
divina incitando a Jesús para probar posición como Hijo. Eso también el diablo
hace con nosotros. Él
trata de hacernos pensar que tenemos que probar que Dios está con nosotros. Si
Dios no responde de esta manera u manera ya es una razón de dudar en Dios.
Pero “Jesús
le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:7).
Nosotros no tenemos que probar nada al diablo. Solo tenemos que creer y confiar
en Él. Nuestra circunstancia no es la prueba de nuestra posición con Dios. Nuestra
fe y nuestro conocimiento de quien es Dios nos hace permanecer firmes en medio
de la prueba.
“Otra
vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del
mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me
adorares” (Mateo 4:8-9). Después que el diablo te hace dudar de tu posición
como hijo de Dios, él te demuestra lo que él te puede ofrecer si dejes a Dios y
le sirves. El diablo te hace tratar de convencer que él tiene más que ofrecer
que Dios. Muchos se confunden y pierden su fe porque no entienden el propósito
de Dios. No comprenden que Dios es más grande que el desierto, la prueba y la
tentación, y que Él está cumpliendo Su propósito en nosotros.
“Entonces
Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y
a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le
servían” (Mateo 4:10-11). No dejes tu adoración. Sigue creyendo. Sigue orando.
Sigue sirviendo. Dios cumplirá Su propósito en ti.
En todas estas cosas…somos
más que vencedores.
Ahora no es el momento de
distraernos con las olas de las tormentas que nos rodea, de las luchas y las
pruebas que están rugiendo alrededor. Es tiempo de salir de la barca. Es tiempo
para confiar que Dios nos está llamando. Él te dice: “Ten amino, yo soy”. Él te
llama: “Ven” (Mateo 14:27-29).
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...” (Hebreos 12:2).
Pon tus ojos en Jesús. Él es el autor y consumador de la fe…lo que significa es
que lo que Él comenzó Él lo va a completar. Pablo dijo: “Estando
persuadido de esto, que Él que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). Alguien está
mirando la tormenta, está mirando los problemas que rodean tu vida pero Dios me
ha enviado para decirte que Dios no está terminado todavía. “Tiene que estar
persuadidos” dijo Pablo; “Que Dios no está terminado todavía. Todavía no está
terminado con tu situación. Él está obrando, está perfeccionando tu vida”.
En todas estas cosas…somos
más que vencedores.
“Por tanto, no desmayamos; antes
aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante
se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en
nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros
las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:16-18).
No desmayes. Esta vida es pasajera. El hombre
exterior va gastando pero el interior se renueva día a día. Lo que Pablo está
diciendo es que lo que está pasando en el exterior es menos importante de lo
que está pasando en el interior. No
importa lo que los demás ven. No importa lo que parece ser. No importa si todo
parece que está mal. La tribulación “produce en nosotros un cada vez más eterno
peso de gloria”.
En todas estas cosas…somos
más que vencedores.
Pedro lo dijo así: “Pues para esto fuisteis
llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para
que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien
cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba,
sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:21-23).
El peso de gloria es que cuando pasamos la
tribulación vamos a la cruz. En la cruz el gozo estaba delante de Él (Hebreos
12:2). La cruz nos hace más como Él, quita nuestro pecado, nuestra duda,
nuestra inseguridad. Ese encuentro con Él produce la gloria de su presencia en
nosotros. Si mantenemos nuestra miranda en Él, producirá la gloria que se
encuentra en ser más como Él. No miramos la cosas que se ven, sino las cosas
que no se van. No tenemos nuestra mirada en las cosas temporales sino nuestra
mirada está en lo celestial.
En todas estas cosas…somos
más que vencedores.
Pablo dijo a Tito que somos “herederos conforme a la esperanza de la vida eterna” y “que en estas cosas quiero que insistas con
firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras… (Tito
3:4-8). Tenemos que insistir con firmeza y ocuparse en buenas obras. Ahora no
es el tiempo de parar. No es tiempo de desanimarse. No es tiempo de confundirnos. No
es tiempo de perder nuestro enfoque. Somos más que vencedores.
En todas estas cosas…somos
más que vencedores.
¿Si Dios está por nosotros, quien contra nosotros? (Romanos 8:31). Note que la
Biblia dice que Dios es “por” nosotros. No dice que Él es “con nosotros”. Dios
no solo es “con nosotros” pero Él es “por nosotros”. Eso quiere decir que Dios
está obrando a nuestro favor. No entendemos Su propósito por Él está obrando
para hacer Su voluntad en nuestras vidas.
“¿Quién
nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada?... Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni ángeles,
ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar
del amor de Dios, que es en Cristo Jesús
Señor nuestro” (Romanos 8:35, 37-39).
Dice
“en todas estas cosas”. No dice que estamos victoriosos porque todas las cosas
están bien. No dice que somos victoriosos porque no tenemos ningún problema. En
medio de todas las luchas, necesidades, adversidades, sufrimientos…somos más
que vencedores.
La
presencia de estas cosas no es la prueba que Dios no está con nosotros. Al
contrario es en medio de estas cosas que podemos probar que Dios está con
nosotros… y que somos más que vencedores. Nuestra mirada tiene que estar en El.
Sabemos que todo lo que está pasando es temporal pero lo eterno es para
siempre.
Por
lo cual estoy seguro… que nada de esta vida, ninguna cosa, ni el diablo te
puede separar del amor de Dios. En todas estas cosas…somos más que vencedores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario