miércoles, 8 de mayo de 2013

Cuando Sion Esta de Parto

¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día?   ¿Nacerá una nación de una vez?  Pues en cuanto Sion estuvo de parto,  dio a luz sus hijos. (Isa 66:8)

 Génesis 3:15 dice: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer,  y entre tu simiente y la simiente suya;  ésta te herirá en la cabeza,  y tú le herirás en el calcañar.”  Desde el huerto de Edén Satanás ha querido destruir la Iglesia del Señor Jesucristo. Dios dijo desde la caída por el pecado habrá una lucha entre Santanas y la mujer que simboliza la Iglesia del Señor Jesús. Y ya desde el libro de Génesis Dios ya nos prometió la victoria sobre Satanás diciendo que la mujer herirá al diablo en la cabeza. Jesucristo destruyó “por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte,  esto es,  al diablo” (Hebreos 2:14) en la cruz de Calvario. Y en cuando Él vuelve en Su Segunda Venida tendrá la victoria final y “aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies…” (Romanos 16:20).

 Dios dijo a la mujer: “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces;  con dolor darás a luz los hijos...” (Génesis 3:16). Dios dijo que la mujer iba a dar a luz sus hijos con gran dolor desde la caída del hombre. El Apóstol Pablo dijo que la mujer “se salvará engendrando hijos,  si permaneciere en fe,  amor y santificación…” (1Timoteo 2:14-15).

 Hoy no te he venido a hablar de reproducción natural sino la reproducción espiritual.  Es necesario para esta Iglesia que ha sido lavado, limpiado, justificado por la sangre de Jesucristo, que obtuvo la victoria para nosotros en la cruz de Calvario se embarace con una carga por las almas perdidas. Es necesario para la Iglesia sentir los dolores de parto que viene cuando está dando a luz al avivamiento. 

Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos. Esta Iglesia va aplastar las obras del enemigo engendrado hijos espirituales que predicarán este evangelio a toda criatura.

 Él Apóstol Pablo expreso esa carga y pasión por las almas cuando dijo: “Hijitos míos,  por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto,  hasta que Cristo sea formado vosotros”. (Gálatas 4:19) Es necesario sentir los dolores de parto espirituales. Es necesario agonizar noches en oración, es necesario llorar lágrimas y sentir una carga inmensa por la salvación de las almas.

 Si hay algo que debe apoderarse de la Iglesia del Señor Jesucristo en esta hora es un deseo insaciable para cumplir el Su propósito en este mundo. Jesucristo fue a la cruz derramando Su preciosa sangre con un solo propósito y eso es las almas. Jesucristo derramo Su Espíritu sobre los ciento veinte en el día de Pentecostés para dar Su poder a Su Iglesia así poder alcanzar las almas. Si nosotros existimos como una Iglesia es para una sola razón y eso es alcanzar a las almas perdidas que van a una eternidad sin Dios.

 Hemos sido lavados en la preciosa sangre de Jesucristo, transformados por el poder de Dios no para que nos quedemos satisfechos y apáticos, sin propósito y sin fruto. No es la voluntad de Dios que estemos en el estado de la esterilidad espiritual. Nuestro clamor tiene que sea la misma desesperación que conmovió a Raquel: “Dame hijos,  o si no,  me muero” (Génesis 30:1). Una pasión por las almas perdidas necesita conmovernos e ir a nuestras rodillas en oración y a las calles en predicación. La realidad que las almas se van a una eternidad sin Dios debe sacudirnos hasta la profundidad de nuestra alma.

 Dios necesita despertar a Su Iglesia para que vea un mundo en necesidad. ¡Señor ayúdanos amar las almas con Tu las amas! Ayúdanos a no quedarnos satisfecho de estar estéril espiritualmente, con los brazos vacíos y con las vidas vacías. Ayúdanos cansarse de estar orando para nosotros mismos en el altar; de no progresar más en nuestras vidas espirituales que simplemente pedir a Dios ayudarnos con nuestros problemas, que realmente son insignificantes a lado del gran peso de la eternidad.

 Señor ayúdanos a estar cansados de cultos sin almas nuevas, sin conversiones, sin almas recibiendo el Espíritu Santo, sin almas siendo bautizados en el nombre de Jesús. Rehusó tener aceptar los altares vacíos y bautisterios vacíos, rehusó tener cultos sin el poder de Dios para cambiar al alma hambrienta. Rehusó una vida sin oración, sin una carga por las almas perdidas.  ¡Señor danos hijos!

 Mientras nosotros decimos que no estamos listos; que todavía no es tiempo el diablo no está perdiendo su tiempo y poniendo excusas. El infierno ha ensanchado su boca para recibir las almas perdidas (Isaías 5:14). Mientras algunos en la Iglesia están todavía jugando juegos y perdiendo el tiempo hay un mundo que va a una eternidad sin Dios. “Y esto,  conociendo el tiempo,  que es ya hora de levantarnos del sueño;  porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.”  (Romanos 13:11) ¡Señor danos hijos!

 El Apóstol Pablo declaró: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo,  sea bueno o sea malo. Conociendo,  pues,  el temor del Señor,  persuadimos a los hombres...”  (2 Corintios 5:10-11)  Pablo fue conmovido a persuadir a hombres para ser salvos porque sabía si él no predicaba este evangelio ellos iban ser perdidos. Hay un cielo y un infierno.  

 Él dijo que no habían andado con astucia ni habían adulterado la Palabra de Dios “sino por la manifestación de la verdad” habían remendado “a toda conciencia humana delante de Dios” (2 Corintios 4:2).

 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto,  entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos,  para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo…” (2 Corintios 4:3-4). Si este evangelio no es predicado las almas se pierden y van al inferno. 

 Señor ayúdanos a tener la urgencia y convicción para persuadir a hombres y mujeres para entregarse a Dios. El diablo esta cegando el entendimiento de la los incrédulos para que no sean salvos y nosotros no podemos quedarnos dormido y dejarlo pasar debemos persuadir a hombres a ser salvo. Señor danos tu corazón por las almas “no queriendo que ninguno perezca,  sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).

 “Pues en cuanto Sion estuvo de parto,  dio a luz sus hijos.” (Isaías 66:8) Es necesario que la Iglesia se embarace con una pasión de alcanzar un mundo perdido. Es necesario que podamos ser movidos con la urgencia de la misión. Es necesario agonizar, es necesario interceder, es necesario derramar lágrimas para un mundo que está perdido. 

 Es necesario saber que no tendremos hijos espirituales sin los dolores de parto.

 Dios quiere dar a la Iglesia un avivamiento que nunca ha visto. ¡Dios quiere darnos hijos! ¡Él quiere darnos almas! Pero este avivamiento no va a venir sin que alguien doble sus rodillas y comienza a sentir la carga para un mundo perdido. No va a venir el avivamiento; la gloria de Dios no se va a manifestarse sin un pueblo que se ponga en la brecha. ¡Iglesia es tiempo para orar! No pretendamos que las cosas cambiarán si no estamos dispuestos a orar.

 No podemos esperar tener hijos espirituales sin un compromiso para orar.  Dios está llamándonos a comprometerse a entregarse a Él en oración. Dios clamó: “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí,  a favor de la tierra,  para que yo no la destruyese;  y no lo hallé.”  (Ezequiel 22:30)

 Es por medio de la oración que tenemos acceso a la bendición celestial. Es por medio la oración que la crucificamos de nuestra carne poniéndonos en la posición que Dios puede usar nuestras vidas. Es por medio de la agonía de la intercesión que las almas van a ser liberadas. Es por el clamor de nuestra oración que almas serán salvadas siendo arrebatados de la garras del diablo y del infierno.

 No piensas que la obra será hecha si somos apáticos.  El avivamiento vendrá cuando doblemos rodillas y comenzamos a clamar a Dios. Cuando Sion hasta de parto dará a luz sus hijos. Cuando este pueblo comienza a clamar y agonizar por las almas perdidas el avivamiento vendrá.

 Señor engendra en nosotros una carga por las almas perdidas. Cuando Sion hasta de parto dará a luz sus hijos. Señor, haz crecer esta carga por las almas que nos hace doblar rodillas hasta que Él fuego del Espíritu Santo nos consuma y no podemos hacer otra cosa que predicar con la unción de Espíritu Santo.

 En el libro de los Hechos la Biblia dice cuando la Iglesia hubieron “el lugar en que estaban congregados tembló;  y todos fueron llenos del Espíritu Santo,  y hablaban con denuedo la palabra de Dios…Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús,  y abundante gracia era sobre todos ellos.”  (Hechos 4:31-33)

 Es la oración ferviente de los santos y una clamar santo por las almas pérdidas que encienda el fuego del Espíritu Santo para predicar con la unción del Espíritu Santo. Necesitamos hacer temblar este lugar con el clamor de intercesión hasta que el poder de Dios se manifiesta en medio nuestro hasta  que la Palabra de Dios sea como un fuego ardiente metido en nuestros huesos y no podemos callar y que nos impulsa a predicar Su Palabra con gran poder (Jeremías 20:9). Cuando Sion hasta de parto dará a luz sus hijos.

 “Regocíjate,  oh estéril,  la que no daba a luz;  levanta canción y da voces de júbilo,  la que nunca estuvo de parto;  porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada,  ha dicho Jehová.  Ensancha el sitio de tu tienda,  y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas;  no seas escasa;  alarga tus cuerdas,  y refuerza tus estacas.  Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda;  y tu descendencia heredará naciones,  y habitará las ciudades asoladas.  No temas,  pues no serás confundida;  y no te avergüences,  porque no serás afrentada,  sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud,  y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre;  y tu Redentor,  el Santo de Israel;  Dios de toda la tierra será llamado.” (Isaías 54:1-5)

¡Prepárate Iglesia! Prepárate para tener hijos espirituales. Tú que estabas estéril darás a luz. Engranda tu tienda que sean extendida el lugar de tu habitación porque viene hijos. Esta Iglesia no va ser una Iglesia vacía, esta Iglesia no sea no tendrá más la memoria de vivir sin hijos espirituales. Cuando Sion hasta de parto dará a luz sus hijos.

 Jesucristo dijo: “De cierto,  de cierto os digo,  que vosotros lloraréis y lamentaréis,  y el mundo se alegrará;  pero aunque vosotros estéis tristes,  vuestra tristeza se convertirá en gozo.  La mujer cuando da a luz,  tiene dolor,  porque ha llegado su hora;  pero después que ha dado a luz un niño,  ya no se acuerda de la angustia,  por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. (Juan 16:20-21)

 La Iglesia tiene que sufrir los dolores de parto. La Iglesia tiene que agonizar. La Iglesia tiene que gemir en intercesión por las alamas perdidas. La Iglesia tiene que trabajar y tiene laborar para dar a luz hijos. Tenemos que trabajar predicando, enseñando y predicando la Palabra de Dios ganando almas para él Señor. El avivamiento viene pero viene cuando la Iglesia está lista a pagar el precio sobre sus rodillas en oración y en todo lugar predicando el evangelio. Pero cuando viene el avivamiento no va a importar más la angustia.

 “También vosotros ahora tenéis tristeza;  pero os volveré a ver,  y se gozará vuestro corazón,  y nadie os quitará vuestro gozo.  En aquel día no me preguntaréis nada.  De cierto,  de cierto os digo,  que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre,  os lo dará.”  (Juan 16:22-23)

 Hay muchos que quieren el poder Pentecostés pero no quieren para el costo de oración y ruego que requiere. El avivamiento va costar horas en oración, va venir con una carga, con un clamor para la salvación de las almas. Va a venir a través de una pasión de predicar la Palabra Dios a un mundo perdido. Pero nuestra tristeza se convertía en gozo y veremos la gloria de Dios: La salvación de las almas y los milagros y sanidades.  Cuando nosotros ocupamos del negocio de Dios Él se ocupa de nuestro negocio.

 El Salmista dijo: “Los que sembraron con lágrimas,  con regocijo segarán.  Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo,  trayendo sus gavillas.”  (Salmos 126:5-6)

 Vamos a ver la gloria de Dios sembrando con lágrimas llevando la preciosa semilla del evangelio. Cuando Sion hasta de parto dará a luz sus hijos.

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