¿Quién
oyó cosa semejante? ¿Quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos. (Isa
66:8)
Génesis 3:15 dice: “Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente
suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Desde el huerto de Edén Satanás ha querido
destruir la Iglesia del Señor Jesucristo. Dios dijo desde la caída por el
pecado habrá una lucha entre Santanas y la mujer que simboliza la Iglesia del
Señor Jesús. Y ya desde el libro de Génesis Dios ya nos prometió la victoria
sobre Satanás diciendo que la mujer herirá al diablo en la cabeza. Jesucristo
destruyó “por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es,
al diablo” (Hebreos 2:14) en la cruz de
Calvario. Y en cuando Él vuelve en Su Segunda Venida tendrá la victoria final y
“aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies…” (Romanos 16:20).
Dios dijo a la mujer: “Multiplicaré en
gran manera los dolores en tus preñeces;
con dolor darás a luz los hijos...” (Génesis
3:16). Dios dijo que la mujer iba a dar a luz sus hijos con gran dolor desde la
caída del hombre. El Apóstol Pablo dijo que la mujer “se salvará
engendrando hijos, si permaneciere en
fe, amor y santificación…” (1Timoteo 2:14-15).
Hoy no te he venido a hablar de
reproducción natural sino la reproducción espiritual. Es necesario para esta Iglesia que ha sido
lavado, limpiado, justificado por la sangre de Jesucristo, que obtuvo la
victoria para nosotros en la cruz de Calvario se embarace con una carga por las
almas perdidas. Es necesario para la Iglesia sentir los dolores de parto que
viene cuando está dando a luz al avivamiento.
Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a
luz sus hijos. Esta Iglesia va aplastar las obras del enemigo engendrado hijos
espirituales que predicarán este evangelio a toda criatura.
Él Apóstol Pablo expreso esa carga y
pasión por las almas cuando dijo: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado vosotros”. (Gálatas 4:19) Es necesario sentir los dolores de parto
espirituales. Es necesario agonizar noches en oración, es necesario llorar
lágrimas y sentir una carga inmensa por la salvación de las almas.
Si hay algo que debe apoderarse de la
Iglesia del Señor Jesucristo en esta hora es un deseo insaciable para cumplir
el Su propósito en este mundo. Jesucristo fue a la cruz derramando Su preciosa
sangre con un solo propósito y eso es las almas. Jesucristo derramo Su Espíritu
sobre los ciento veinte en el día de Pentecostés para dar Su poder a Su Iglesia
así poder alcanzar las almas. Si nosotros existimos como una Iglesia es para
una sola razón y eso es alcanzar a las almas perdidas que van a una eternidad
sin Dios.
Hemos sido lavados en la preciosa sangre
de Jesucristo, transformados por el poder de Dios no para que nos quedemos
satisfechos y apáticos, sin propósito y sin fruto. No es la voluntad de Dios
que estemos en el estado de la esterilidad espiritual. Nuestro clamor tiene que
sea la misma desesperación que conmovió a Raquel: “Dame hijos, o si no,
me muero” (Génesis 30:1). Una pasión por las almas
perdidas necesita conmovernos e ir a nuestras rodillas en oración y a las
calles en predicación. La realidad que las almas se van a una eternidad sin
Dios debe sacudirnos hasta la profundidad de nuestra alma.
Dios necesita despertar a Su
Iglesia para que vea un mundo en necesidad. ¡Señor ayúdanos amar las almas con Tu
las amas! Ayúdanos a no quedarnos satisfecho de estar estéril espiritualmente,
con los brazos vacíos y con las vidas vacías. Ayúdanos cansarse de estar orando
para nosotros mismos en el altar; de no progresar más en nuestras vidas
espirituales que simplemente pedir a Dios ayudarnos con nuestros problemas, que
realmente son insignificantes a lado del gran peso de la eternidad.
Señor ayúdanos a estar
cansados de cultos sin almas nuevas, sin conversiones, sin almas recibiendo el
Espíritu Santo, sin almas siendo bautizados en el nombre de Jesús. Rehusó tener
aceptar los altares vacíos y bautisterios vacíos, rehusó tener cultos sin el
poder de Dios para cambiar al alma hambrienta. Rehusó una vida sin oración, sin
una carga por las almas perdidas. ¡Señor
danos hijos!
Mientras
nosotros decimos que no estamos listos; que todavía no es tiempo el diablo no
está perdiendo su tiempo y poniendo excusas. El infierno ha ensanchado su boca
para recibir las almas perdidas (Isaías 5:14). Mientras algunos en la Iglesia
están todavía jugando juegos y perdiendo el tiempo hay un mundo que va a una
eternidad sin Dios. “Y esto, conociendo
el tiempo, que es ya hora de levantarnos
del sueño; porque ahora está más cerca
de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.” (Romanos 13:11)
¡Señor danos hijos!
El Apóstol Pablo declaró: “Porque es
necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que
cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues,
el temor del Señor, persuadimos a
los hombres...” (2
Corintios 5:10-11) Pablo fue conmovido a
persuadir a hombres para ser salvos porque sabía si él no predicaba este
evangelio ellos iban ser perdidos. Hay un cielo y un infierno.
Él dijo que no habían andado
con astucia ni habían adulterado la Palabra de Dios “sino por la manifestación
de la verdad” habían remendado “a toda conciencia humana delante de Dios” (2 Corintios
4:2).
“Pero si nuestro evangelio está aún
encubierto, entre los que se pierden
está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de
los incrédulos, para que no les
resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo…” (2 Corintios 4:3-4). Si este evangelio no es
predicado las almas se pierden y van al inferno.
Señor ayúdanos a tener la urgencia y
convicción para persuadir a hombres y mujeres para entregarse a Dios. El diablo
esta cegando el entendimiento de la los incrédulos para que no sean salvos y
nosotros no podemos quedarnos dormido y dejarlo pasar debemos persuadir a
hombres a ser salvo. Señor danos tu corazón por las almas “no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan
al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).
“Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos.” (Isaías 66:8) Es
necesario que la Iglesia se embarace con una pasión de alcanzar un mundo
perdido. Es necesario que podamos ser movidos con la urgencia de la misión. Es
necesario agonizar, es necesario interceder, es necesario derramar lágrimas
para un mundo que está perdido.
Es necesario saber que no tendremos hijos
espirituales sin los dolores de parto.
Dios quiere dar a la Iglesia un
avivamiento que nunca ha visto. ¡Dios quiere darnos hijos! ¡Él quiere darnos
almas! Pero este avivamiento no va a venir sin que alguien doble sus rodillas y
comienza a sentir la carga para un mundo perdido. No va a venir el avivamiento;
la gloria de Dios no se va a manifestarse sin un pueblo que se ponga en la
brecha. ¡Iglesia es tiempo para orar! No pretendamos que las cosas cambiarán si
no estamos dispuestos a orar.
No podemos esperar tener hijos
espirituales sin un compromiso para orar.
Dios está llamándonos a comprometerse a entregarse a Él en oración. Dios
clamó: “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la
brecha delante de mí, a favor de la
tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.” (Ezequiel 22:30)
Es por medio de la oración que tenemos
acceso a la bendición celestial. Es por medio la oración que la crucificamos de
nuestra carne poniéndonos en la posición que Dios puede usar nuestras vidas. Es
por medio de la agonía de la intercesión que las almas van a ser liberadas. Es
por el clamor de nuestra oración que almas serán salvadas siendo arrebatados de
la garras del diablo y del infierno.
No piensas que la obra será hecha si somos
apáticos. El avivamiento vendrá cuando
doblemos rodillas y comenzamos a clamar a Dios. Cuando Sion hasta de parto dará
a luz sus hijos. Cuando este pueblo comienza a clamar y agonizar por las almas
perdidas el avivamiento vendrá.
Señor engendra en nosotros una carga por
las almas perdidas. Cuando Sion hasta de parto dará a luz sus hijos. Señor, haz
crecer esta carga por las almas que nos hace doblar rodillas hasta que Él fuego
del Espíritu Santo nos consuma y no podemos hacer otra cosa que predicar con la
unción de Espíritu Santo.
En el libro de los Hechos la Biblia dice
cuando la Iglesia hubieron “el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu
Santo, y hablaban con denuedo la palabra
de Dios…Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del
Señor Jesús, y abundante gracia era
sobre todos ellos.” (Hechos 4:31-33)
Es la oración ferviente de los santos y
una clamar santo por las almas pérdidas que encienda el fuego del Espíritu
Santo para predicar con la unción del Espíritu Santo. Necesitamos hacer temblar
este lugar con el clamor de intercesión hasta que el poder de Dios se
manifiesta en medio nuestro hasta que
la Palabra de Dios sea como un fuego ardiente metido en nuestros huesos y no
podemos callar y que nos impulsa a predicar Su Palabra con gran poder (Jeremías 20:9). Cuando Sion hasta de parto dará a
luz sus hijos.
“Regocíjate, oh estéril,
la que no daba a luz; levanta
canción y da voces de júbilo, la que
nunca estuvo de parto; porque más son
los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean
extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la
mano izquierda; y tu descendencia
heredará naciones, y habitará las ciudades
asoladas. No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu
juventud, y de la afrenta de tu viudez
no tendrás más memoria Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos
es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.” (Isaías 54:1-5)
¡Prepárate Iglesia! Prepárate
para tener hijos espirituales. Tú que estabas estéril darás a luz. Engranda tu
tienda que sean extendida el lugar de tu habitación porque viene hijos. Esta
Iglesia no va ser una Iglesia vacía, esta Iglesia no sea no tendrá más la
memoria de vivir sin hijos espirituales. Cuando Sion hasta de parto dará a luz sus hijos.
Jesucristo dijo: “De
cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz,
tiene dolor, porque ha llegado su
hora; pero después que ha dado a luz un
niño, ya no se acuerda de la
angustia, por el gozo de que haya nacido
un hombre en el mundo. (Juan 16:20-21)
La Iglesia tiene que sufrir los dolores de
parto. La Iglesia tiene que agonizar. La Iglesia tiene que gemir en intercesión
por las alamas perdidas. La Iglesia tiene que trabajar y tiene laborar para dar
a luz hijos. Tenemos que trabajar predicando, enseñando y predicando la Palabra
de Dios ganando almas para él Señor. El avivamiento viene pero viene cuando la
Iglesia está lista a pagar el precio sobre sus rodillas en oración y en todo
lugar predicando el evangelio. Pero cuando viene el avivamiento no va a
importar más la angustia.
“También vosotros ahora tenéis
tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto,
de cierto os digo, que todo
cuanto pidiereis al Padre en mi nombre,
os lo dará.” (Juan 16:22-23)
Hay muchos que quieren el poder Pentecostés
pero no quieren para el costo de oración y ruego que requiere. El avivamiento
va costar horas en oración, va venir con una carga, con un clamor para la
salvación de las almas. Va a venir a través de una pasión de predicar la
Palabra Dios a un mundo perdido. Pero nuestra tristeza se convertía en gozo y
veremos la gloria de Dios: La salvación de las almas y los milagros y
sanidades. Cuando nosotros ocupamos del
negocio de Dios Él se ocupa de nuestro negocio.
El Salmista
dijo: “Los que sembraron con lágrimas,
con regocijo segarán. Irá
andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con
regocijo, trayendo sus gavillas.” (Salmos 126:5-6)
Vamos a ver la gloria de Dios
sembrando con lágrimas llevando la preciosa semilla del evangelio. Cuando Sion hasta de parto dará a luz sus
hijos.