domingo, 27 de enero de 2013

Simón, ¿Duermes?

Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. (Marcos 14:32-38)

“Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro) (Juan 1:40-42)”. Andrés le declaro a Simón, “Hemos hallado al Mesías” y le llevo a encontrarse con Jesús. ¡Que tremenda cosa es encontrarse con el Mesías! Cuando alguien tiene un verdadero encuentro con Jesús hay un cambio que sucede en su vida. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Vemos que Jesús le dio a Simón un nuevo nombre: Cefas en el arameo y Pedro en el griego.  Su nuevo nombre significaba “una roca”. Era una nueva identidad. No era un reflejo de lo que él era. Era un reflejo de lo que él podía ser en Dios.
En Cesarea vemos a Pedro siendo el primer discípulo en confesar abiertamente que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios, pero también fue él que se atrevió a contradecir y reprender a Jesús por decir que él iba a morir en la cruz.  En la última cena vemos a Pedro negado a Jesús lavarle los pies y luego pedirle que le lave también las manos y la cabeza. En la noche que Jesús fue entregado Pedro declaro: “Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré” (Mateo 26:35) e impulsivamente cuando los soldados de del templo vinieron para tomar a Jesús Pedro corto la oreja del siervo del Sumo Sacerdotes Caifás. Pedro confirmando las palabras de Jesús fue el primero en negar a Jesús. Canto el gallo después de haber negado a Jesús tres veces.  

Dios nos toma con nuestro carácter y actitudes e imperfecciones. Dios mira más allá de lo que somos y ve lo que podemos ser.  Pedro era impulsivo, terco, rudo, inoportuno, explosivo e inestable pero Jesús vio en él una roca. Cometió errores, tenía luchas con sus actitudes y carácter. Vemos en él un hombre inestable e inconstante. Un momento podía caminar por fe sobre el agua con Jesús y en otro momento ser llevado por sus emociones e impulsos. Podía declarar que Jesús era el Hijo del Dios viviente y luego contradecirle a su Maestro por no estar de acuerdo con Él. Podía prometer estar a Su lado hasta el final y luego negar abiertamente a Su Señor. Era Inestable. Era Simón.  
Pero Jesús más allá de quien era Simón y vio a un Pedro. Jesús vio una roca. La roca es sinónimo de la fuerza, estabilidad, de la permanencia, de la seguridad y de la perseverancia.

Jesús vio a al Pedro de Pentecostés de pie con los once delante de la multitud diciendo: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:36-39).
Jesús vio al Pedro que declaro delante del Concilio después de haber sido amenazado para callar su mensaje: “no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20).

Hay muchos que son un Simón. Son inconstantes. Son débiles. Tienen momentos donde está el deseo pero luego se les apaga. Están arriba, luego están abajo. Un día sí, otro día no. Pero Dios ve el potencial de ser un Pedro.  
¡Quizás alguien ha venido mirando sus problemas e imperfecciones y piensa que nunca podrá ser lo que Dios les ha llamada a ser! Simón, Dios te ha llamado para ser una roca. Dios te ha llamado a ser fuerte, a ser constante, a ser seguro. Dios te ha llamado a perseverar. Dios te ha llamado a permanecer firme sobre la roca de Jesucristo. Firme en la doctrina. Firme en las luchas y tempestades de la vida. Dios te ha llamado a ser un Pedro. Dios quiere usar te vida para proclamar Su Palabra, ganar almas, para ser una voz departe de Dios. Dios te llamo para estar seguro en un mundo inseguro. Dios te llamo a estar sobre la Roca eterna que es Jesús.      

“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:18-19).
Tienes que aprender que tú no eres fuerte en si mimo. Tu eres fuerte porque estas sobre la Roca. Estas sobre Jesucristo. Permaneces en Su Palabra. El infierno no puede prevalecer en contra de nuestra vida, nuestra familia, nuestra Iglesia cuando estamos sobre la Roca. Dios te llamo para ser un Pedro. Dios quiere darte una autoridad que tú no tienes. Dios quiere usar tu vida para liberar al cautivo. Dios quiere usarte para ganar almas. Dios quiere usarte para guerrear en oración. Dios te está mirando y el ve un Pedro adentro de ese Simón.

La Biblia dice: “Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.” (Marcos 14:32-36)
Jesús estaba en el momento más crítico de su vida humana. Estaba en las últimas horas antes de ser entregado a ser crucificado. En agonía de su alma clamaba a Dios para hacer Su voluntad para tener la fuerza de enfrentar Su muerte cruel. Su petición a sus discípulos era para orar y velar. Pero volviendo los encontró durmiendo. Cuando más Jesús necesitaba la oración y el apoyo de los que estaban más cerca de Él, ellos estaban durmiendo.

Muchas veces la Iglesia está durmiendo cuando tendría que estar velando. Estamos en el momento crítico. Estamos en el momento que tenemos que estar despiertos espiritualmente. Hay muchos que están en espíritu de apatía espiritual mientras sus vidas espirituales, sus familias y su iglesia está en el momento más crítico. En veces de orar tenemos nuestra miranda en las cosas de la vida, en las cosas del mundo. Estamos mirando por las vidas de los demás, murmurando y criticando a los demás. Iglesia despiértese. Ahora es el momento para levantarse. Hoy es el momento para orar. Hoy es el momento para dejar que Dios use tu vida. Simón, Dios te llamo para ser un Pedro.
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz” (Romanos 13:11-12).

“Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Marcos 14:37-38).
Yo le pregunto hoy: Simón, ¿duermes? Sacude el sueño de tus ojos espirituales. Sacude la apatía y la falta de oración de tu vida. Sacude la falta de pasión de tu vida. Dios te llamo para ser un Pedro. Dios te llamo para tener autoridad. Dios te llamo para soltar las cadenas y dar libertad al cautivo. Hemos perdido nuestra autoridad porque hemos dormido espiritualmente. Levántate Pedro…

Escucho el sonido de un viento recio que viene. El Reino de Dios está aquí. El respaldo de los cielos está aquí. Tu no serás el que fuiste antes…tú serás un Pedro…un roca.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:22-24).

2 comentarios:

  1. Gracias por su comentario. Muy bueno, pero aun tengo una interrogante.
    Porque Jesus despues de haberle ya cambiado el nombre a Pedro, vuelve a llamarlo Simon? Porque no le dijo... Pedro, duermes?

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  2. En realidad Pedro era su sobrenombre. Por eso muchas veces es llamado Simon Pedro. Le podria haber llamado Pedro en ves de Simon. Solo el mensaje se trata de una comparacion entre el caracter de Simon y el nombre Pedro y como eso se aplica a nuestras vidas. Gracias por el comentario. Muchas bendiciones.

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