Muchas veces miramos a un líder o una persona que
tenemos admiración y pensamos como nosotros quisiéramos estar donde esta esa
persona. Quisiéramos tener las mismas cualidades y oportunidades para poder
marcar una diferencia. Pensamos:
“Como yo quiero hacer lo que él o ella hace”. Muchos tienen en su mente que personas
así han surgido de un día para el otro. Algunos piensan que sería algo fácil
ser la persona que está al frente. Pero la realidad es que es un proceso. Toda
persona que está haciendo algo significativo y han logrado vencer en su vida es
porque han pasado por un proceso para llegar allí.
Vemos que Jesús
comparo el reino de Dios con un hombre que echa semilla en la tierra. La
semilla pasa un proceso de crecimiento para poder brotar y dar una cosecha. El
crecimiento no es un evento de que pasa y que de repente ya hemos crecido. El crecimiento
es el proceso de lo que estamos haciendo todos los días para poder logarlo. Ninguno
crece por accidente, ni por suerte. Uno crece porque ha pasado un proceso que
lleva años, esfuerzo y trabajo para mejorar y desarrollar nuestras vidas, vidas
espirituales y liderazgo. Los eventos son lindos. Nos motivan, nos inspiran,
nos animan pero es el proceso que produce los cambios, donde ocurre el aprendizaje,
donde se aprende de los errores y donde uno mejora día a día.
Así como la
siembra requiere del sol y del agua, nuestro crecimiento es determinado en
cuanto invertimos en nuestro crecimiento, aprendizaje, y mejoramiento de
nuestra vida. Muchas veces las dificultades y la adversidad son parte de
nuestro proceso de crecimiento, y son los momentos que aprendemos las lecciones
más importantes en la vida. Todos queremos los resultados sin embargo no queremos
el proceso. Y es por esos motivos que muchos se estancan en un nivel sin
progresar. Todas las personas que han logrado un crecimiento significativo en
sus vidas te dirán que han pasado un proceso largo para poder alcanzar lo que
han alcanzado. Si uno quiere lograr sus metas, ser un gran líder, o marcar la
diferencia, necesita esforzarse de enfocar en tener la autodisciplina, la determinación
y la paciencia para desarrollar en la persona que deseamos ser. Tenemos que
regar la semilla, que es el potencial que tenemos adentro para llegar a ser lo
que Dios desea que seamos.
Es el proceso
de día a día, el crecimiento diario que te lleva al resultado. Hay un antiguo refrán
que dice: “Los campeones no se convierten en campeones en el cuadrilátero,
simplemente se les reconoce allí”. El antiguo campeón de peso pesado Joe
Frazier dijo: “Puedes trazar el plan de una pelea o el plan de una vida, pero
cuando comienza la acción, usted depende de sus reflejos. Allí es donde se
demuestra el trabajo que ha hecho durante cada día. Si hizo trampas en la
oscuridad de la madrugada, la gente se va a dar cuenta ahora bajo las luces
brillantes”. El apóstol Pablo mismo lo
dijo de esta manera: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a
la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo
obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para
recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo
de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien
golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea
que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1
Corintios 9:24-27). Si queremos ganar tener que estar dispuesto a pagar el
precio todos los días.
¿Cómo podemos comenzar el proceso de crecimiento en
nuestras vidas?
1)
Tenemos
que estar dispuestos a aprender
Tenemos que
primero reconocer nuestra necesidad de aprender. Tenemos que reconocer que no
sabemos todo y necesitamos la ayuda y sabiduría de personas que tienen más
experiencia que nosotros. El error de la inexperiencia es pensar que nosotros
ya sabemos todo y tenemos todas las respuestas. La experiencia te va a enseñar
que la realidad no es así. Cuando tenemos un deseo de aprender y un espíritu enseñable
hemos hecho un paso importante para desarrollar nuestras vidas.
2)
Tenemos
que estar dispuestos a mejorar día a día.
La realidad que
no es llamativo enfocar en ser lo mejor que podemos día a día. Es trabajo y a
veces no tiene reconocimiento, y toma disciplina. Sin embargo eso es lo que más
hace una diferencia positiva en nuestra vida. Tenemos que examinar nuestras
vidas y ver en que debemos mejorar y hacer las pequeñas cosas que van a sumar para
hacer algo grande.
3)
Tenemos
que estar dispuestos a luchar
1) ¿Estás dispuesto a aprender?
2) ¿Estoy esforzándome para mejorar día a día?
3) ¿Cómo reacciono en medio de una lucha?
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