lunes, 4 de marzo de 2013

Frescura Después de la Batalla

Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos. Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres. (Jueces 15:14-15)

Y acabando de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi. Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos? Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore, el cual está en Lehi, hasta hoy. (Jueces 15:17-19)

Sansón estando rodeado de sus enemigos, atado por para ser entregado y matado. El Espíritu de Dios vino sobre él. Las ataduras se rompieron siendo como lino quemado por fuego y se cayeron de sus manos. Y Sansón mirando alrededor de Él vio una quijada de un asno y lo tomo. Y con una quijada de asno Sansón mató a mil hombres. La quejada de asno representa la insignificancia del arma y la importancia del poder de Dios. Nunca olvides que Dios puede dar la victoria con un ejército armado o Él puede traer la victoria con la quijada de un burro muerto. Cuando la somos ungidos con Él poder de Dios somos un instrumento útil en sus manos. Algunos están mirando sus defectos, imperfecciones, y errores, pero Dios está buscando a alguien que está disponible.  
Sansón mismo no entendía que fuerza sobrenatural que venía no era por el mismo sino era la gracia de Dios a favor de él y el pueblo de Dios. Hay muchos que piensan que la victoria viene por su habilidad, su talento, su esfuerzo pero la realidad es lo que trae la victoria es el poder de Dios. Alguien hoy necesita ponerse a disposición de Dios y decir Señor usa mi vida.

No vamos a ganar la batalla con nuestras fuerzas. Necesitamos el poder de Dios. No pienses que vas a tener victoria por quien eres tú. Necesitamos el poder de Espíritu Santo. Necesitamos una fuerza sobrenatural. Necesitamos la unción del santo.
Y Sansón llamo ese lugar Ramat-Lehi que significa la altura de quijada. Nos da a entender que Sansón en ese momento estaba en un lugar alto. Si hacemos un estudio sobre la geografía la ubicación exacta de esta pelea no se conoce pero hay lugares que podían haber sido. Son lugares de colinas junto a lugares bajos o valles fértiles. Cuando Sansón gano la batalla él estaba sobre la colina de la victoria pero al bajar al lugar bajo, el valle, Sansón sintió el cansancio, la fatiga, sintió que todas sus fuerzas se habían terminado, sintió que iba a morir de sed.  Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?” (Jueces 15:17-19). Lo seguro es que Cuando Dios usa nuestras vidas para obtener una victoria sentimos que estamos en la cima. Sentimos que estamos en la altura. Hay momentos que sentimos que estamos en victoria, inclusive que somos invisible.

Fue tan grande la sed que sintió, el cansancio y el desgaste físico y emocional que la victoria reciente parecía que estaba tan lejos de él. Así también hoy momentos en la vida que sentimos que la victoria que tuvimos reciente parece está lejos de nosotros. Sentimos desgastado, cansado y agotado emocionalmente y aun físicamente por haber estado en la lucha. La batalla a veces te cansa, te agota…y a veces te encuentras con sed espiritual…sientes una desesperación… aun puedes sentir que vas a morir.
Así como dijo el Salmista: “Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida;  En tu nombre alzaré mis manos” (Salmos 63:1-4).

“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío” (Salmos 42:1-5).
“Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó”.

Quiero decir a alguien hoy que Dios quiere abrir una fuente para el que está cansando. Si has venido cansado de la batalla, agotado por la lucha…hay una fuente para ti. Hay frescura después de la batalla. Asi como Dios te Dios la victoria en el pasado Él ha provisto refrigerio para el que está cansado…nuevas fuerzas…una unción nueva.
Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore, el cual está en Lehi, hasta hoy”. En-hocore significa “el manantial del que llama”. Hoy alguien necesita comenzar a clamar porque hay frescura después de la batalla.

Isaías profetizo: “Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio…” (Isaías 28:11-12). Dios no solo nos llena de su poder…el mismo Espíritu que nos da poder es el mismo Espíritu que nos renueva, nos refresca y nos da ánimo para seguir batallando.
“En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel” (Isaías 12:1-6).

Dios hoy quiere abrir un manantial…hay frescura después de la batalla. Jesús dijo:Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

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