domingo, 31 de marzo de 2013

Es un Nuevo Día


Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. (Lamentaciones 3:22-23)

Hoy es un nuevo día. Hoy hay una nueva oportunidad. Las misericordias de Dios son nuevas cada mañana. Capaz alguien hay venido hoy cargando luchas y pruebas muy grandes en tu vida. Posiblemente hay personas que están sobrellevando cosas que han hecho en el pasado. Otras están luchando con cosas que otros le han hecho, circunstancias injustas que han pasado. Algunos su consciencia le acusa. Algunos luchando con inseguridad, amargura, dolor o enojo. Posiblemente has venido en una nube de confusión. Otros tienen tristeza en su alma. Otros han venido fatigados, cansados de luchar. Pero he venido para decirte hay que hay una luz de esperanza que brilla en tu oscuridad. Todo no ha terminado. Es un nuevo día. La luz de la mañana está brillando sobre tu vida.   
Dios te dice hoy: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad” (Isaías 43:18-19). Dios está para hacer algo nuevo en tu vida.

Algunos se atrapan en la rutina de la misma vida de miseria. La misma vida de tristeza. La misma vida llevando las mismas cargas. Algunos no salen de ciclo del mismo pecado. La misma amargura. La misma mala actitud. Otro día sin un cambio. Otro día sin felicidad. Otro día sin libertad. Otro día sin gozo. Pero hoy todo eso puede cambiar.

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Es la voluntad de Dios que tengas un nuevo día. Es la voluntad de Dios que tengas vida en abundancia.  

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Cuando estamos en Cristo somos una nueva criatura. No somos la misma persona. Cuando Dios nos llena con el Espíritu Santo hay un cambio que sucede en nuestro ser. Tú no vas a ser la misma persona. Las cosas viejas pasaron…todas son hechas nuevas.

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:22-24). Es tiempo para despojar de lo viejo. Tú no tienes que ser la persona que fuiste ayer. Hoy puede marcar un nuevo día. Es tiempo para cambiar tu manera de pensar. Es tiempo para un nuevo día. Ayer ya paso. La noche oscura está pasando. El nuevo día está aquí. Es tiempo para tomar la decisión. Yo no voy a ser igual. Me voy a vestir de un nuevo yo.   

El Salmista clamó: “Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová” (Salmos 40:1-3). Dios hoy te puede sacar el poso de la desesperación y ponerte sobre la roca. Él quiere poner un cantico nuevo en tu boca. Alguien ha venido hoy siempre cantando la misma historia por hoy es un nuevo día.

Ezequiel profetizó: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:25-27) Dios hoy va a hacer algo nuevo. Te va a dar un nuevo corazón. Va a poner en ti un nuevo espíritu. Las cosas no van a ser iguales. Jesucristo te va a dar una mente nueva. Es tiempo para el cambio. Es tiempo para tomar la decisión. Es tiempo de arrepentirte de tu pecado y dejar que la sangre de Jesucristo te lave. Es tiempo para abrir tu corazón y recibir Su Espíritu. Es un nuevo día.  Es tiempo para despojar de actitudes negativas. Es tiempo de despojar de la amargura. Es tiempo para entregar el dolor. Es tiempo para recibir libertad. Es un nuevo día.  

Era un día triste que se fueron las mujeres para ungir el cuerpo de Señor. El momento que los discípulos estaban desorientados y sin dirección. Para ellos todo se había terminado. Su esperanza y su fe solo había quedado como un recuerdo amargo… pero al amanecer encontraron la tumba vacía.

No importa cómo has venido hoy. No importa la lucha que estas enfrentado. No importa lo que ha pasado en el pasado. No importa el pecado que hayas cometido. Lo que Jesús prometió Él cumplió. Él no se quedó en la tumba. Él resucitó.   

“Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto” (Juan 20:11-13).

“Mujer, ¿porque estas llorando?”. Quizás has venido con dolor y confusión en tu corazón. Pero hoy es un nuevo día. Las promesas de Dios se cumplen. Vas a salir de esto.  

“Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro)” (Juan 20:1-16).
Jesús hoy está llamando tu nombre. El día de resurrección ha llegado. Hay nueva esperanza. La tumba está vacía y Él vive. No ha terminado todavía. Hay una luz que está brillando en tu oscuridad. Es tiempo para recibir el nuevo día.   

domingo, 24 de marzo de 2013

Desapercibiendo el Milagro

Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.  (Marcos 6:49-52)

Cuán rápido que el hombre se olvida de Dios. Muchas veces Dios puede hacer tantos milagros en nuestras vidas, sin embargo esos milagros se quedan desapercibidos. Hay una gran diferencia entre reconociendo que existen los milagros, que Dios es real y realmente creyendo en el Dios de los milagros. Muchos creen más en un milagro que realmente creen en Dios. No reconocen realmente quien Dios es. Podemos estar en medio de un milagro y no darse cuenta de quién es nuestro Dios.   

Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas. Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada. Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer. Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer? Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces. Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos. Y comieron todos, y se saciaron. Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobró de los peces. Y los que comieron eran cinco mil hombres” (Marcos 6:30-44).

Jesús fue movido por misericordia por la necesidad de la gente en medio del calor del desierto. La gente, las madres, los niños cansados y hambrientos que habían venido lejos para escuchar Sus palabras y ser sanado por Su mano.
“Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?” (Juan 6:8-9).

Dios ve tu necesidad hoy y si alguien puede ser como aquel niño que ofreció sus cinco panes y dos pececillos al maestro Dios puede hacer un milagro en tu vida. Ese milagro no solo puede tocar tu vida pero puede rebosar hasta tocar las vidas de los demás.  
Después de haberlos bendecido Jesús milagrosamente convirtió cinco panes y dos peces en comida suficiente para cinco mil hombres más las mujeres y niños presentes. Jesús proveyó, sacio el hambre de todos presentes. No solamente comieron hasta que eran satisfechos pero recogieron doce canastas llenas de los pedazos de los panes y los peces.

Cuando personas le siguieron después de haber hecho el milagro. Jesús les dijo: “De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. (Juan 6:26). Muchas veces fijamos más en el milagro que en Él que puede hacer el milagro. El milagro viene y el milagro va y algunos se olviden a Dios.
“En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar; y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones (Marcos 6:45-52).

En medio de la tormenta, el viento, el mar golpeando a la barca, vino la desesperación mientras cansando y fatigados remaban con gran fuerza. Sus esperanzas se habían acabados, pero en ese momento Jesús vino caminando sobre el agua. Jesús subió en la barca y clamó el viento y ellos se asombraron en gran manera y se maravillaban. Era una sorpresa para ellos que Jesús podía calmar la tormenta. Ellos todavía no se daban cuenta quien era Jesús. Todavía no habían entendido lo de los panes, entonces tampoco entendieron que Jesús podía calmar el mar. El milagro era desapercibido por ellos. Ellos reconocieron al milagro sin reconocer el quien era el dador del milagro. El mismo Dios que hizo el milagro de proveer los panes y los peces es el mismo Dios que clamó la tormenta. El mismo Dios que proveyó tu necesidad alguna vez en tu vida es el mismo Dios que puede clamar la tormenta de tu vida. Que no se quede desapercibido el milagro en tu vida.
Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:15-17).

No quiero desapercibir el milagro. No quiero vivir no recociendo quien Él es. ¡Yo quiero más que un milagro, quiero una revelación de quien eres Señor!

Pablo dijo: “Más os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:11-12).
Si tenemos la revelación de quien Él es no importa la circunstancia que estamos pasando vamos a confiar porque sabemos que Él es el Todopoderoso.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39)
Jesús dijo: “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8).  El milagro más grande es Jesús. Y si yo tengo a Él, si yo sé Quién es Él he entendido lo más importante. Esto es más grande que mi necesidad inmediata este se trata de Él.  

miércoles, 20 de marzo de 2013

La Motivación es Necesario para Obtener Resultados



Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví. Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra. Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. (Nehemías 2:15-18)

Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres. (1 Samuel 22:1-2)

La motivación es tan importante en nuestras vidas, trabajo y ministerio. Sin motivación no se logra los resultados deseados. Con la motivación correcta vemos resultados que aun jamás se esperaba. Vemos a Nehemías yendo a una situación deprimente y agobiante; los murros derribados y quemados de la ciudad de Jerusalén. Fue el escuchar del estado de Jerusalén que le motivo a Nehemías volver y reconstruir los murros. Después de observar la situación Nehemías pudo motivar a la gente para comenzar la reconstrucción de los murros. Nehemías no solo motivo para iniciar el proyecto pero siguió motivando la gente, aun en medio de mucha oposición hasta culminar el trabajo.

Vemos a David siendo perseguido por su vida por Saúl escondiendo en la cueva de Adulam. Allí comenzaron a juntar personas que estaban afligidas, endeudadas, y aun los que estaban amargados de espíritu. Sin embargo, David supo motivar este grupo de hombres hasta formar un ejército que fue sin precedente. Es de este grupo de hombres que se formó los afamados “valientes de David”. Esto solo puede ocurrir cuando personas son motivadas para ser más de lo que ellos son. La motivación cambia las cosas. Aun un líder tiene el potencial de cambiar las vidas de personas a su alrededor si puede darles motivación positiva.

Líderes que van a desarrollar su visión tienen que ser motivados y tienen que motivar a las personas que los rodea. Los que no están motivados no trabajan. La habilidad de motivar a las personas, incluyendo a uno mismo, es un factor importante a lograr el éxito. Una persona que puede motivar a sí mismo y motivar a los demás así como Nehemías y David pueden tomar un situación perdedora y cambiar lo en un gran éxito. Personas que son motivadas saben lo que están buscando. Ellos tienen una visión y ellos transmiten esa visión a los demás. Ellos no solo puede ver las cosas como son pero pueden ver como pueden y tienen que ser. Eso es también el factor que le mantiene motivado y motivando a la gente aun cuando hay obstáculos que impiden lograr el objetivo. Vemos claramente en el caso de Nehemías aun enfrentando la oposición y amenazas de Sanbalat y Tobias y encontrándose con el cansancio y desanimo de los edificadores él siguió motivando hasta lograr el objetivo.  ¿Por qué hay personas que tienen motivación y otras que no? ¿Cómo podemos desarrollar nuestra habilidad de ser un motivador?

Los siguientes puntos nos ayudarán entender y utilizar la motivación para lograr el éxito:   

1)  La motivación no es un sentimiento es una decisión

El problema con muchos es que ven a la motivación como una emoción. Aunque es cierto que la motivación estimula las emociones, la motivación verdadera es una decisión. Algunos “se le va motivación”, en otras palabras, ellos pierden las ganas. Cuando tiene ganas están “motivados”, cuando no tienen ganas “no están motivados”. Eso es porque se guían por sus sentimientos y no por una visión. Cuando uno está realmente motivado, no se guía por sus sentimientos sino está decidido en realizar su meta. Se motivado. Tome la decisión.      

2) La motivación comienza con el nosotros

Si vamos a poder motivar a los demás nosotros tenemos que ser motivados. La motivación se transmite. Si nosotros no somos motivados no podemos transmitirlo a lo demás. Nuestro enfoque nos mantiene motivados. Tenemos que examinar nuestra vida y preguntar a nosotros mismos si estamos estancados, si hemos perdido nuestro enfoque o si estamos siguiendo con motivación. La motivación nos llevara a la disciplina y la disciplina y determinación nos llevara a ver resultados. Cuando personas ven líderes motivados, ellos mismos se contagian con esa misma motivación. La motivación de los demás tiene que comenzar en nosotros.  

3) La motivación es alimentado por la visión

Si no tenemos una visión es muy difícil que podamos seguir motivados y que podamos motivar a los demás. Hay que mantener la visión delante de la gente. Algunos ni siquiera saben porque hacen lo que hacen. Eso es el trabajo del líder. Siempre tenemos que enfocar en la visión. Tenemos que hacer recordar de la visión. Tenemos que alinear nuestras acciones con la visión. Eso es lo que nos mantiene motivado. Las personas cuando se convencen que lo que están haciendo realmente hace una diferencia tienen una motivación diferente.

4) La motivación es lo que mantiene el progreso

La motivación no se algo que hacemos una vez, es necesario que sea parte del proceso. Para iniciar una visión tenemos que motivar a las personas, inspirarles a que ellos se hagan parte de la visión. Dificultades siempre van a ver. En realidad no es que “puede ser que haya obstáculos” es “cuando van a ocurrir los obstáculos”. Hay cosas que desaniman a la gente, es allí donde entra la motivación. Para vencer los obstáculos tenemos que seguir motivando a las personas y seguir enfocando a ellos en la visión. También tenemos que motivar a nosotros mismos. La motivación es clave del comienzo y el terminar un proceso para lograr un objetivo. Hay que seguir motivados y seguir motivando. 
Preguntas para pensar:

                1) ¿Mi motivación es determinado por mi sentimiento o mi decisión?
                2)¿Estoy yo motivado? ¿Motivo a los demás?
                3)¿Alimento la motivación con la visión?
                4) ¿Mantengo la motivación a través del proceso?

miércoles, 13 de marzo de 2013

La Reproducción se Produce por Entregar el Poder

Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. (Hechos 1:8)
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. (Juan 14:12)
El crecimiento ocurre cuando hay una reproducción de líderes. Sin embargo hay muchas veces impedimentos en el camino que impiden que la reproducción de líderes ocurra. Usualmente es la falta de confianza e inseguridad propia que impide a los líderes lograr el objetivo.
Vemos que Jesucristo otorgó la autoridad a los apóstoles y a la Iglesia para predicar el evangelio a todo el mundo. Si no fuera por eso ninguno de nosotros hubiéramos conocido el mensaje de Jesucristo. Vemos que Jesucristo preparó, capacitó y envió a sus discípulos. Jesús no se quedó como el único predicador y maestro, sino que Él expandió el Reino de Dios por medio de sus discípulos. Para que el crecimiento ocurra no es suficiente levantar a líderes, sino es necesario darles la confianza y la autoridad y el apoyo para hacer el trabajo.    
Vemos también esto fue el método de Pablo para hacer alcanzar el evangelio a los gentiles y hacer recorrer el mensaje de Jesucristo al mundo entero. Vemos como otorgó Pablo autoridad a su hijo espiritual Timoteo: “Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del Señor así como yo” (1 Corintios 16:10). Pablo envió a Timoteo e instruyó a los Corintios para recibirle como a él mismo porque Timoteo hacía el trabajo así como él.  
Pablo dijo a Timoteo: Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2). Pablo le instruyo a Timoteo para hacer como él hacia: encargar a hombres fieles y capaces para hacer el trabajo del ministerio. Eso hace que Pablo que no solo un líder, pero un líder de un líder de líderes porque Timoteo era un líder de líderes y Pablo era su líder. Mientras más se capacita más líderes más crecimiento habrá, pero para que ocurra es hay que entregar el poder a otros para hacer el trabajo.   
Hay tres impedimentos que usualmente hace que impide a uno para confiar el poder en otros[i] :
1)       El deseo de seguridad
El deseo de seguridad es un impedimento porque uno tiene temor de perder lo que ha alcanzado. Cuando uno es inseguro mira a las personas con capacidad alrededor de uno como rivales que puedan tomar su lugar y no como aliados que pueden ayudarles. Uno no quiere que otro haga el trabajo porque capaz otro va a recibir el crédito por haberlo hecho bien. Uno tiene que entender que aunque otro puede recibir el crédito por un trabajo bien hecho en el momento, en el fin si uno sigue levantando líderes, las personas sabrán quien tuvo la influencia en sus vidas. A demás de eso es más importante que se logre el crecimiento que recibir todo el crédito. Cuanto más trabajo podemos entrenar a otros para hacer y entregar lo más rápido que vamos a ver el crecimiento.    
2)       Resistencia al cambio
Por naturaleza las personas resisten al cambio. Pero sin cambio es imposible que haya crecimiento. Cuando no queremos cambiar las cosas que no están funcionando nos estancamos y no podemos crecer. Algunos no quieren aceptar eso. No tenemos que tener cambio para cambio en sí, pero tenemos que hacer cambios que producen crecimiento. Muchos están acostumbrados hacer un trabajo y no quieren pasar por la molestia de entrenar y entregar a otro, pero si no se hace el cambio no habrá crecimiento porque siempre las mismas personas hacen las mismas cosas y no una organización no puede subir de nivel.  A veces uno piensa como nadie puede hacer el trabajo como uno hace mejor que no lo haga nadie. Esa actitud impide el crecimiento. Tenemos que ser agentes de cambio positivos para ver mejoría. Hay que entrenar a los demás para aceptar el cambio y producirlo.
3)       Falta de autoestima
Muchos por la falta de autoestima no confían en los demás. Todo se enfoca en ellos: como ellos se ven, lo que los demás piensan, de cómo van a quedar. Las personas de baja auto estima realmente tiene miedo que otro va a ser mejor que uno. No quieren que otro sea igual o mejor que ellos. Sin embargo cuando uno tiene seguridad, cree en sí mismo, cree en la visión y en su gente. No tiene problema dar el crédito ni lugar al que se merece. Siempre su visión es mejorar y levantar a las personas que están alrededor de uno. Cuando uno está haciendo algo grande uno sabe que la visión es más grande que uno mismo y que uno no lo puede lograr sin la ayuda de los demás. Hay que tener la confianza y la visión para dar el poder a los demás para causar un impacto.   
Preguntas para pensar:
1)      ¿Mi deseo de seguridad en una posición me impide a dar confianza a los demás?
2)      ¿Resisto el cambio?
3)      ¿No quiero entregar trabajo a los demás?
4)      ¿Mi falta de autoestima me pide a creer en los demás?

[i] Las 21 Leyes Irrefutables del liderazgo, pg. 184-186, John Maxwell, 2006, Grupo Nelson, E.U.A.

sábado, 9 de marzo de 2013

Mi Casa Será Llamado Casa de Oración



Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle,  y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos;  a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo,  y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte,  y los recrearé en mi casa de oración;  sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar;  porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. (Isa 56:6-7)
 
Desde el tiempo Moisés Dios constituyo un lugar sagrado de oración y de adoración y alabanza a su nombre. Con ese fin Dios, el maestro arquitecto, dio a Moisés los planes para el tabernáculo. Era un tabernáculo lleno de sencillez y belleza a la vez, un lugar que se armaba y se desarmaba y con sus piezas y muebles y se llevaba encima de los hombros de los sacerdotes y levitas. Era el lugar donde la Biblia dice que Moisés hablo “cara a cara” con Dios y Dios daba dirección al pueblo de Dios y perdonaba sus pecados mediante el sacrificio de animales por los pecados. Dios tenía allí comunión entre Él y el hombre en el Lugar Santísimo junto al arca del pacto:                       

 “Y de allí me declararé a ti,  y hablaré contigo de sobre el propiciatorio,  de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio,  todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.” (Exo 25:22)

 Pero aun no había un lugar fijo para tener una casa de oración hasta que Dios puso el deseo el corazón del Rey David construir un templo para El y eligió a Jerusalén para ser una Casa de Oración para todos los pueblos.

 En 2 Ch 6:5-6 está registrada  las Palabras de Dios diciendo: “Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto,  ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre,  ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel. Mas a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre,  y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel.”

 En la dedicación del templo que construyo el Rey Salomón con los planos y materiales que había preparado su padre David, Salomón declaro en una oración las promesas de Dios que estaba sobre esa casa:

 2Ch 6:17-41: Ahora pues,  oh Jehová Dios de Israel,  cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David.  (18)  Mas  ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra?  He aquí,  los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener: ¿cuánto menos esta casa que he edificado?  (19)  Mas tú mirarás a la oración de tu siervo,  y a su ruego,  oh Jehová Dios mío,  para oir el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti.  (20)  Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche,  sobre el lugar del cual dijiste,  Mi nombre estará allí;  que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar. 

 Sus ojos miran día y noche sobre su casa y Su nombre (poder y autoridad) está allí.

 (21) Asimismo que oigas el ruego de tu siervo,  y de tu pueblo Israel,  cuando en este lugar hicieren oración,  que tú oirás desde los cielos,  desde el lugar de tu morada: que oigas y perdones.   (22)  Si alguno pecare contra su prójimo,  y se le exigiere juramento,  y viniere a jurar ante tu  altar en esta casa,  (23)  tú oirás desde los cielos,  y actuarás,  y juzgarás a tus siervos,  dando la paga al impío,  haciéndole recaer su proceder sobre su cabeza,  y justificando al justo al darle conforme a su justicia. 

 Dios escucha la oración, El perdona pecado y hace justicia a los que le buscan en su Casa.

 (24)  Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de los enemigos,  por haber prevaricado contra ti,  y se convirtiere,  y confesare tu nombre,  y rogare delante de ti en esta casa,  (25)  tú oirás desde los cielos,  y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel,  y les harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres. 

 Si hemos sido derrotados por nuestros enemigos, si hemos caído en batalla Dios oirá nuestro clamor y perdonara nuestro pecado.

 (26)  Si los cielos se cerraren,  y no hubiere lluvias por haber pecado contra ti,  si oraren a ti hacia este lugar,  y confesaren tu nombre,  y se convirtieren de sus pecados,  cuando los afligieres,  (27)  tú los oirás en los cielos,  y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel,  y les enseñarás el buen camino para que anden en él,  y darás lluvia sobre tu tierra,  que diste por heredad a tu pueblo.  (28)  Si hubiere hambre en la tierra,  o si hubiere pestilencia,  si hubiere tizoncillo o añublo,  langosta o pulgón;  o si los sitiaren sus enemigos en la tierra donde moren;  cualquiera plaga o enfermedad que sea; (29)  Toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre,  o todo tu pueblo Israel,  cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón,  si extendiere sus manos hacia esta casa,  (30)  Tú oirás desde los cielos,  desde el lugar de tu morada,  y perdonarás,  y darás a cada uno conforme a sus caminos,  habiendo conocido su corazón;  porque solo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres;  (31)  Para que te teman y anden en tus caminos,  todos los días que vivieren sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres. 

 Si hay sequia si le buscamos en su casa El nos dará la lluvia sobre la tierra. Si hay necesidad económica, espiritual, o física si le buscamos El oirá nuestra oración en su Casa.

 (32)  Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel,  que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu gran nombre,  y de tu mano poderosa,  y de tu brazo extendido,  si viniere,  y orare hacia esta casa, (33)  tú oirás desde los cielos,  desde el lugar de tu morada,  y harás conforme a todas las cosas por las cuales hubiere clamado a ti el extranjero;  para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre,  y te teman así como tu pueblo Israel,  y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo he edificado. 

 El extranjero (el que no es parte del pueblo de Dios) vendrá a su Casa y si le clama responderá también a sus oraciones para que los pueblos conozcan el nombre de nuestro Dios.

 (34)  Si tu pueblo saliere a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les enviares,  y oraren a ti hacia esta ciudad que tú elegiste,  hacia la casa que he edificado a tu nombre,  (35)  Tú oirás desde los cielos su oración y su ruego,  y ampararás su causa. 

 Si oramos Dios nos dará la victoria sobre nuestros enemigos.

 (36) Si pecaren contra ti,  (pues no hay hombre que no peque,) y te enojares contra ellos,  y los entregares delante de sus enemigos,  para que los que los tomaren los lleven cautivos a tierra de enemigos,  lejos o cerca,  (37)  y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos;  si se convirtieren,  y oraren a ti en la tierra de su cautividad,  y dijeren:  Pecamos,  hemos hecho inicuamente,  impíamente hemos hecho;  (38)  Si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad,  donde los hubieren llevado cautivos,  y oraren hacia la tierra que tú diste a sus padres,  hacia la ciudad que tu elegiste,  y hacia la casa que he edificado a tu nombre;  (39)  tú oirás desde los cielos,  desde el lugar de tu morada,  su oración y su ruego,  y ampararás su causa,  y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.

Si los que son cautivos y los que están apartados claman Dios los librara y perdonara.

(40)  Ahora pues,  oh Dios mío,  te ruego estén abiertos tus ojos,  y atentos tus oídos a la oración en este lugar.  (41)  Oh Jehová Dios,  levántate ahora para habitar en tu reposo,  tú y el arca de tu poder;  oh Jehová Dios,  sean vestidos de salvación tus sacerdotes,  y tus santos se regocijen en tu bondad.

 La Biblia dice: “Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo,  y volcó las mesas de los cambistas,  y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa,  casa de oración será llamada;  mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Mat 21:12-13).

Los religiosos de aquel tiempo habían cambiando la casa de Dios en un mercado y comercio más que un lugar de comunión con Dios. Se había perdido esa reverencia hacia la casa de Dios y hacia Dios mismo.      

 El Salmista David declaro: “Una cosa he demandado a Jehová,  ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,   Para contemplar la hermosura de Jehová,  y para inquirir en su templo.” (Sal 27:4)

 1Co 3:16-17 dice: “¿No sabéis que sois templo de Dios,  y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? …porque el templo de Dios,  el cual sois vosotros,  santo es.”  Que nuestras vidas sean “una casa de oración”.  Que nuestras familias sean “una casa de oración”. Que la iglesia sea una “casa de oración”.

 El lugar donde este Jehová ese es la casa de Dios.

 La Biblia dice que Jacob “llegó a un cierto lugar,  y durmió allí,  porque ya el sol se había puesto;  y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera,  y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra,  y su extremo tocaba en el cielo;  y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí,  Jehová estaba en lo alto de ella… Y despertó Jacob de su sueño,  y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar,  y yo no lo sabía”

 Jacob corriendo para su vida, un engañador y mentiroso tuvo un encuentro con Dios. Jacob hizo un altar a Dios y consagro su vida a Dios porque vio a Jehová en lo alto y los ángeles de Dios subiendo y bajando de la escalera. Era la casa de Dios porque Dios se encontró con Él.

 “Y tuvo miedo,  y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar!  No es otra cosa que casa de Dios,  y puerta del cielo. Y se levantó Jacob de mañana,  y tomó la piedra que había puesto de cabecera,  y la alzó por señal,  y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el…”  (Gen 28:11-19)

 Jacob llamo un campo a cielos abiertos, una cama de pasto y una almohada de piedra casa de Dios y puerta del cielo es porque donde esta Dios allí esta su casa. Jacob derramo el aceite sobre la piedra...él consagró ese lugar a Dios porque Dios estaba allí. Alguien necesita hoy hacer un altar delante de Dios, un altar de su corazón y vida y dedicarlo hoy a Dios. Porque somos la casa, el templo de Dios. Que hoy podamos decir: “Quiero que mi vida sea una casa de oración”.   

miércoles, 6 de marzo de 2013

El Crecimiento Requiere Reproducción

Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó. E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel. Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes. Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar. Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes. Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos. (2 Samuel 21:15-22)

Siempre recordamos de la gran victoria que Dios dio David a Goliat. Pero David no era el único vencedor de gigante. Encontramos que entre los valientes de David había hombres que también eran vencedores de gigantes. Eso nos habla del líder que David era. David no era solo un líder que juntaba gente y tenía seguidores, él era un líder que reproducía líderes.

Eso quiere decir que él entrenaba a líderes para que ellos hagan las mismas cosas que él hacía. Él multiplicaba sus fuerzas y su trabajo por los líderes le rodeaba. Él no tenía que ser el único vencedor de gigantes, él podía confiar en los valientes que estaba a su lado para pelear y ganar las batallas.
Muchos no crecen simplemente por su falta de confianza en las mismas personas que están a sus lados. Cuando uno no confía en los demás y no capacita a los demás limita su alcance porque solamente puede crecer de a uno, o sea de las personas que uno mismo influencia. Sin embargo cuando uno comienza a reproducirse, se multiplica la fuerza, porque en vez que haya uno hace el trabajo, hay muchos que pueden hacer el mismo trabajo (quizás no de la misma forma pero en fin el mismo trabajo). Si uno desea ver crecimiento en su ministerio, quiere ver su familia involucrado en la cosas de Dios, si uno quiere que ver su trabajo secular crecer tiene que reproducirse en los demás a través de la multiplicación.  
Cuando hay reproducción es allí cuando realmente se comienza a ver el crecimiento. Eso fue el crecimiento que se vio en el libro de los Hechos.  Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén…” (Hechos 6:7). ¿Cómo podemos a comenzar a reproducir a nosotros mismos en las vidas de los demás?
 
1)       Tenemos que enseñar lo que sabemos.
Algunos en su orgullo quieren quedarse como los únicos que saben hacer las cosas, quieren guardar su conocimiento, su experiencia y habilidades para siempre quedar como más que los demás. Lo que no se dan cuenta es que siempre van a quedar con una influencia limitada en ellos mismos. Eso es realmente una revelación de su propia inseguridad. Sin embargo, cuando tenemos la confianza de compartir, enseñar y desarrollar a los demás uno comienza influenciar en las vidas que uno ni siquiera conoce, porque personas que aprendió de nosotros también comparten con ellos y tocan sus vidas.  

2)       Tenemos que mejorar a nosotros mismos.
 
Mientras nosotros crecemos las personas que están alrededor de nosotros crecen. Enfócate en mejorar como persona y como líder. Mientras más nosotros crecemos, más crece el respeto de los demás hacia nuestra persona y lo más que podemos enseñar a los demás.
3)       Tenemos que hacer el desarrollo de los más como una prioridad.

Reproducirse en los demás no debe ser solo una de las cosas que hacemos. Tiene que ser una prioridad. ¿Por qué? Porque mientras más lideres capacitados que haya el más crecimiento va a ver. Cuando hay más líderes se multiplica las fuerzas. Hay que haber un tiempo donde se toma para invertir en las vidas de demás.
4)       Hay que crear un ambiente de crecimiento.

Un ambiente de crecimiento es uno que se valora a las personas y se invierte en ellas para que ellos puedan desarrollar en líderes. Cuando hay un ambiente de crítica, celos, envidia y competencia es difícil que haya un ambiente propicio para la reproducción. Cuando hay un ambiente de apoyo, visión, capacitación y trabajo muchos desean acoplarse para ser parte del crecimiento.   

Líderes que desarrollan seguidores[i]                                       Líderes que desarrollan lideres

-Necesitan ser necesitados                                                       -Quieren ser sucedidos
-Se concentran en las debilidades                                           -Se concentran en los puntos fuertes
-Forman 20 por ciento del nivel bajo                                      -Forman al 20 por ciento del nivel alto
-Tratan a su gente por igual para ser “justos”                      -Tratan a sus líderes como individuos     
                                                                                                        para causar impacto        
-Pasan tiempo con los demás                                                   -Invierten tiempo en los demás.
-Crecen por adición                                                                    -Crecen por multiplicación
-Solo impactan a quienes ellos tocan                                     -Impactan a gente que está mucho más
  personalmente                                                                           allá de su alcance
 
Preguntas para pensar:

1)      ¿Estoy enseñando a los demás de mi conocimiento?
2)      ¿Estoy esforzándome para mejorar a mí mismo?
3)      ¿Esto haciendo el desarrollo de líderes una prioridad?
4)      ¿Estoy creando un ambiente de crecimiento?




[i] Las 21 Leyes Irrefutables del liderazgo, pg. 228, John Maxwell, 2006, Grupo Nelson, E.U.A.