miércoles, 30 de enero de 2013

El Líder Persigue a la Victoria

Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo. (2 Corintios 6:4-10)

¿Alguna vez has pensado que es la diferencia entre las personas que triunfan y los que sufren derrota? ¿Qué son los atributos que hacen uno un ganador? A través de la historia y en la Biblia podemos ver diferentes tipos de personas que obtuvieron la victoria. Pero podemos ver una actitud que prevalece. Es es una actitud que no acepta la derrota. Las personas victoriosas van detrás de la victoria. En tiempos difíciles sobresale lo que tenemos adentro de nosotros: un corazón de un campeón o un que se entrega a la derrota.
En si podemos ver esto en las expresiones de Pablo nuestro texto. El verdadero mensaje es que en tiempos adversas que él nunca iba a rendirse. No importaba las cosas negativas que enfrentaba Pablo mantener un espíritu positivo. Muchos no logran sus objetivos simplemente no permanecen. Algunos en vez de buscar la manera para obtener la victoria tiran la toalla y acepta la derrota. Algunos están esperando que la victoria suceda sin tener que poner nada de su parte. Los que obtienen triunfos en la vida lo buscan y lo persiguen.

Cuando leemos en 1 de Samuel Capitulo 30 vemos la historia sobre el ataque en contra del campamento de David en Siclag de parte de los amalecitas. Habían quemado con fuego el campamento y llevaron cautivos a las mujeres, niños y todos que estaban presentes. En medio de una situación desesperante con un pueblo angustiado y confundido, hasta el punto que pensaban en apedrearle a David, David persiguió la victoria. El pueblo estaba resuelto en tirar la toalla. Pero David se fortaleció en Dios. Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos” (1 Samuel 30:7). Todavía había espíritu de lucha en David. David tomo la responsabilidad. El rehusó aceptar la derrota. Él tuvo la victoria y recuperó todo lo que había perdido y mucho más. Si vamos a lograr la victoria tenemos que tener la actitud de un campeón.  
Los siguientes puntos nos ayudarán ser personas que persiguen la victoria:

1)       Los que persiguen la victoria toman la responsabilidad.
Hay muchos que quieren disfrutar la victoria pero no quieren esforzarse en la lucha para conseguirla. Hay personas que evitan tomar responsabilidad. Pero será imposible que esa clase de persona triunfe.  Los líderes están dispuestos a tomar la responsabilidad para que su grupo vea la victoria. Vemos en los deportes que muchas veces hay esos jugadores que están dispuestos a tomar la responsabilidad del equipo cuando ellos están perdiendo el partido. Los líderes se levantan cuando están medio de un desafío.

2)       Los que persiguen la victoria tienen una pasión insaciable.
Los vencedores son personas apasionadas. Tienen en ellos una pasión para obtener la victoria. Hay personas que no tienen la pasión para dar lo mejor de ellos. Uno puede tener mucha capacidad e inteligencia pero si no tenemos la pasión no vamos a lograr la victoria. Es por eso que vemos que personas que aparentemente tenían menos capacidad que otros sobresalen sobre algunos que tienen mucho talento porque tienen una pasión que les empuja hacia la victoria. La pasión hace la diferencia en nuestra búsqueda para el triunfo.

3)       Los que persiguen la victoria encuentran la manera de triunfar.
El deseo de triunfar tiene el potencial de sacar lo mejor o lo peor en nosotros. Cuando estamos luchando para lograr la victoria muchas veces nuestras circunstancias nos obliga a ser creativos. Nuestros deseo de triunfar nos hace pensar en cosas que otros no han pensado y hacer cosas que otros piensan que no se puede hacer. Los campeones encuentran la manera para triunfar.

4)       Los que persiguen la victoria no piensan en rendirse.
Los que persiguen la victoria no se rinden fácilmente. No aceptan el desánimo y no hacen excusas. Hay algunos no responden ante las dificultades y circunstancias adversas. En la mente del campeón rendirse no es una opción. Está dispuesto a luchar hasta conseguir la victoria. Los verdaderos líderes se levantan y persiguen la victoria porque eso es la actitud de un vencedor.

Preguntas para pensar:
1)      ¿Tomo la responsabilidad para obtener la victoria?
2)      ¿Tengo la pasión para perseguir la victoria?
3)      ¿Busco creativamente maneras de vencer?
4)      ¿Es rendirse parte de mi mentalidad?

domingo, 27 de enero de 2013

Simón, ¿Duermes?

Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. (Marcos 14:32-38)

“Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro) (Juan 1:40-42)”. Andrés le declaro a Simón, “Hemos hallado al Mesías” y le llevo a encontrarse con Jesús. ¡Que tremenda cosa es encontrarse con el Mesías! Cuando alguien tiene un verdadero encuentro con Jesús hay un cambio que sucede en su vida. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Vemos que Jesús le dio a Simón un nuevo nombre: Cefas en el arameo y Pedro en el griego.  Su nuevo nombre significaba “una roca”. Era una nueva identidad. No era un reflejo de lo que él era. Era un reflejo de lo que él podía ser en Dios.
En Cesarea vemos a Pedro siendo el primer discípulo en confesar abiertamente que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios, pero también fue él que se atrevió a contradecir y reprender a Jesús por decir que él iba a morir en la cruz.  En la última cena vemos a Pedro negado a Jesús lavarle los pies y luego pedirle que le lave también las manos y la cabeza. En la noche que Jesús fue entregado Pedro declaro: “Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré” (Mateo 26:35) e impulsivamente cuando los soldados de del templo vinieron para tomar a Jesús Pedro corto la oreja del siervo del Sumo Sacerdotes Caifás. Pedro confirmando las palabras de Jesús fue el primero en negar a Jesús. Canto el gallo después de haber negado a Jesús tres veces.  

Dios nos toma con nuestro carácter y actitudes e imperfecciones. Dios mira más allá de lo que somos y ve lo que podemos ser.  Pedro era impulsivo, terco, rudo, inoportuno, explosivo e inestable pero Jesús vio en él una roca. Cometió errores, tenía luchas con sus actitudes y carácter. Vemos en él un hombre inestable e inconstante. Un momento podía caminar por fe sobre el agua con Jesús y en otro momento ser llevado por sus emociones e impulsos. Podía declarar que Jesús era el Hijo del Dios viviente y luego contradecirle a su Maestro por no estar de acuerdo con Él. Podía prometer estar a Su lado hasta el final y luego negar abiertamente a Su Señor. Era Inestable. Era Simón.  
Pero Jesús más allá de quien era Simón y vio a un Pedro. Jesús vio una roca. La roca es sinónimo de la fuerza, estabilidad, de la permanencia, de la seguridad y de la perseverancia.

Jesús vio a al Pedro de Pentecostés de pie con los once delante de la multitud diciendo: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:36-39).
Jesús vio al Pedro que declaro delante del Concilio después de haber sido amenazado para callar su mensaje: “no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20).

Hay muchos que son un Simón. Son inconstantes. Son débiles. Tienen momentos donde está el deseo pero luego se les apaga. Están arriba, luego están abajo. Un día sí, otro día no. Pero Dios ve el potencial de ser un Pedro.  
¡Quizás alguien ha venido mirando sus problemas e imperfecciones y piensa que nunca podrá ser lo que Dios les ha llamada a ser! Simón, Dios te ha llamado para ser una roca. Dios te ha llamado a ser fuerte, a ser constante, a ser seguro. Dios te ha llamado a perseverar. Dios te ha llamado a permanecer firme sobre la roca de Jesucristo. Firme en la doctrina. Firme en las luchas y tempestades de la vida. Dios te ha llamado a ser un Pedro. Dios quiere usar te vida para proclamar Su Palabra, ganar almas, para ser una voz departe de Dios. Dios te llamo para estar seguro en un mundo inseguro. Dios te llamo a estar sobre la Roca eterna que es Jesús.      

“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:18-19).
Tienes que aprender que tú no eres fuerte en si mimo. Tu eres fuerte porque estas sobre la Roca. Estas sobre Jesucristo. Permaneces en Su Palabra. El infierno no puede prevalecer en contra de nuestra vida, nuestra familia, nuestra Iglesia cuando estamos sobre la Roca. Dios te llamo para ser un Pedro. Dios quiere darte una autoridad que tú no tienes. Dios quiere usar tu vida para liberar al cautivo. Dios quiere usarte para ganar almas. Dios quiere usarte para guerrear en oración. Dios te está mirando y el ve un Pedro adentro de ese Simón.

La Biblia dice: “Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.” (Marcos 14:32-36)
Jesús estaba en el momento más crítico de su vida humana. Estaba en las últimas horas antes de ser entregado a ser crucificado. En agonía de su alma clamaba a Dios para hacer Su voluntad para tener la fuerza de enfrentar Su muerte cruel. Su petición a sus discípulos era para orar y velar. Pero volviendo los encontró durmiendo. Cuando más Jesús necesitaba la oración y el apoyo de los que estaban más cerca de Él, ellos estaban durmiendo.

Muchas veces la Iglesia está durmiendo cuando tendría que estar velando. Estamos en el momento crítico. Estamos en el momento que tenemos que estar despiertos espiritualmente. Hay muchos que están en espíritu de apatía espiritual mientras sus vidas espirituales, sus familias y su iglesia está en el momento más crítico. En veces de orar tenemos nuestra miranda en las cosas de la vida, en las cosas del mundo. Estamos mirando por las vidas de los demás, murmurando y criticando a los demás. Iglesia despiértese. Ahora es el momento para levantarse. Hoy es el momento para orar. Hoy es el momento para dejar que Dios use tu vida. Simón, Dios te llamo para ser un Pedro.
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz” (Romanos 13:11-12).

“Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Marcos 14:37-38).
Yo le pregunto hoy: Simón, ¿duermes? Sacude el sueño de tus ojos espirituales. Sacude la apatía y la falta de oración de tu vida. Sacude la falta de pasión de tu vida. Dios te llamo para ser un Pedro. Dios te llamo para tener autoridad. Dios te llamo para soltar las cadenas y dar libertad al cautivo. Hemos perdido nuestra autoridad porque hemos dormido espiritualmente. Levántate Pedro…

Escucho el sonido de un viento recio que viene. El Reino de Dios está aquí. El respaldo de los cielos está aquí. Tu no serás el que fuiste antes…tú serás un Pedro…un roca.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:22-24).

miércoles, 16 de enero de 2013

El Crecimiento es un Proceso

Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.  (Marcos 4:26-29)

Muchas veces miramos a un líder o una persona que tenemos admiración y pensamos como nosotros quisiéramos estar donde esta esa persona. Quisiéramos tener las mismas cualidades y oportunidades para poder marcar una diferencia. Pensamos: “Como yo quiero hacer lo que él o ella hace”. Muchos tienen en su mente que personas así han surgido de un día para el otro. Algunos piensan que sería algo fácil ser la persona que está al frente. Pero la realidad es que es un proceso. Toda persona que está haciendo algo significativo y han logrado vencer en su vida es porque han pasado por un proceso para llegar allí.  

Vemos que Jesús comparo el reino de Dios con un hombre que echa semilla en la tierra. La semilla pasa un proceso de crecimiento para poder brotar y dar una cosecha. El crecimiento no es un evento de que pasa y que de repente ya hemos crecido. El crecimiento es el proceso de lo que estamos haciendo todos los días para poder logarlo. Ninguno crece por accidente, ni por suerte. Uno crece porque ha pasado un proceso que lleva años, esfuerzo y trabajo para mejorar y desarrollar nuestras vidas, vidas espirituales y liderazgo. Los eventos son lindos. Nos motivan, nos inspiran, nos animan pero es el proceso que produce los cambios, donde ocurre el aprendizaje, donde se aprende de los errores y donde uno mejora día a día.

Así como la siembra requiere del sol y del agua, nuestro crecimiento es determinado en cuanto invertimos en nuestro crecimiento, aprendizaje, y mejoramiento de nuestra vida. Muchas veces las dificultades y la adversidad son parte de nuestro proceso de crecimiento, y son los momentos que aprendemos las lecciones más importantes en la vida. Todos queremos los resultados sin embargo no queremos el proceso. Y es por esos motivos que muchos se estancan en un nivel sin progresar. Todas las personas que han logrado un crecimiento significativo en sus vidas te dirán que han pasado un proceso largo para poder alcanzar lo que han alcanzado. Si uno quiere lograr sus metas, ser un gran líder, o marcar la diferencia, necesita esforzarse de enfocar en tener la autodisciplina, la determinación y la paciencia para desarrollar en la persona que deseamos ser. Tenemos que regar la semilla, que es el potencial que tenemos adentro para llegar a ser lo que Dios desea que seamos.

Es el proceso de día a día, el crecimiento diario que te lleva al resultado. Hay un antiguo refrán que dice: “Los campeones no se convierten en campeones en el cuadrilátero, simplemente se les reconoce allí”. El antiguo campeón de peso pesado Joe Frazier dijo: “Puedes trazar el plan de una pelea o el plan de una vida, pero cuando comienza la acción, usted depende de sus reflejos. Allí es donde se demuestra el trabajo que ha hecho durante cada día. Si hizo trampas en la oscuridad de la madrugada, la gente se va a dar cuenta ahora bajo las luces brillantes”.  El apóstol Pablo mismo lo dijo de esta manera: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:24-27). Si queremos ganar tener que estar dispuesto a pagar el precio todos los días.

¿Cómo podemos comenzar el proceso de crecimiento en nuestras vidas?

1)      Tenemos que estar dispuestos a aprender

Tenemos que primero reconocer nuestra necesidad de aprender. Tenemos que reconocer que no sabemos todo y necesitamos la ayuda y sabiduría de personas que tienen más experiencia que nosotros. El error de la inexperiencia es pensar que nosotros ya sabemos todo y tenemos todas las respuestas. La experiencia te va a enseñar que la realidad no es así. Cuando tenemos un deseo de aprender y un espíritu enseñable hemos hecho un paso importante para desarrollar nuestras vidas.

2)      Tenemos que estar dispuestos a mejorar día a día.

La realidad que no es llamativo enfocar en ser lo mejor que podemos día a día. Es trabajo y a veces no tiene reconocimiento, y toma disciplina. Sin embargo eso es lo que más hace una diferencia positiva en nuestra vida. Tenemos que examinar nuestras vidas y ver en que debemos mejorar y hacer las pequeñas cosas que van a sumar para hacer algo grande.

3)      Tenemos que estar dispuestos a luchar

 El crecimiento va a tomar perseverancia. Va a tomar paciencia. Vamos a enfrentar dificultades en el camino y habrá motivos para desanimarnos. Lo que tenemos que hacer es mirar hacia adelante y seguir luchando. Hay que aprender a levantarse otra vez. Esto es parte del proceso. Es parte del crecimiento. A través del proceso vamos a poder mirar atrás nuestras vidas y ver que hemos crecido. Nunca pares de luchar.

 Preguntas para pensar:

1)      ¿Estás dispuesto a aprender?
2)      ¿Estoy esforzándome para mejorar día a día?
3)      ¿Cómo reacciono en medio de una lucha?

 

domingo, 13 de enero de 2013

La Actitud de un Adorador

Entonces David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado. (2 Samuel 6:21-22)
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24).
Dios busca a los verdaderos adoradores. Dios desea tener un pueblo que le alaba, Él desea tener corazones que desean estar en Su presencia. Los verdaderos adoradores adoran en espíritu y verdad. Ellos adoran con sus almas y todas sus fuerzas. La adoración a Dios es más allá que un sentimiento o una emoción. La adoración es la identidad del adorador. La adoración es más que una alabanza, la adoración es una conexión con Dios. La alabanza puede ser una adoración pero una alabanza no es necesariamente adoración. Alabanza es la expresión de eligió y admiración a Dios. Adoración es humillar nuestro espíritu en la presencia de Dios.
La palabra alabar” en el hebreo es halal su implicación es hacer un espectáculo, hablar elogiosamente, celebrar. Inclusive se podría decir que significa hacer ruido. Es de esta palabra que se forma Aleluya que significa: alabanza a Dios. Otra palabra es yadah que significa dar gracias, loor y alabanza. Su significado literal es usar o extender la mano. Estas palabras expresan lo que es la alabanza. Es declarar la grandeza de Dios. Es cantar a Dios, es danzar para Dios, es clamar con voz de júbilo, es batir las manos, es levantar nuestras manos a Dios en el santuario.
La diferencia entre alabanza y adoración
Algunos piensan que la diferencia entre la alabanza y adoración es el ritmo de la música. A veces categorizamos alabanza como las músicas rápidas y adoración como las músicas lentas. Para mí la adoración es más que eso. Adoración es la postura del corazón delante de Dios. Sin importar si la canción es rápida o lenta, la adoración es lo que conecta con Dios.
Tú puedes alabar a Dios sin conectarse con Dios. Pero no puedes adorar a Dios sin conectar con Él. Puedes cantar una música lenta y no adorar. La adoración es más que la expresión de elogio hacia Dios. Es más que expresar Su grandeza, bondad y poder. Es más que hacer ruido. Es más que la canción. Es más que la danza. Es más que un salto. Es más que una emoción. Es una conexión Dios.
La adoración verdadera es una experiencia interna. Cuando pensamos la alabanza y adoración en el tabernáculo: todos podían alabar y cantar a Dios en los atrios, los levitas y sacerdotes podían servir el Lugar Santo pero solo uno, el sumo sacerdote, podía entrar en el Lugar Santísimo una vez al año. Todos pueden alabar, cantar, danzar, gozarse, pero si va ver una conexión con Dios, un encuentro con Él, va ser solo yo y Dios. Es allí donde la sangre es aplicado, la presencia de Dios es manifestado. Es en el atrio que el sacrificio se hace. Hay que hacer un sacrificio afuera, en el atrio de nuestro tabernáculo, en nuestra carne, si queremos tener un encuentro interno.
La palabra adorar en el hebreo shajah  y significa “adorar, postrarse, bajarse, inclinarse”.  En el griego la palabra usada en el griego es proskuneo. Es una palabra formada de dos palabras que significan “hacia” y “besar”, como un perro lame la mano de su amo. Esto indica confianza, intimidad y obediencia. Significa hacer reverencia y postrarse. La adoración a Dios hace énfasis en humillarse y la entrega a Dios.  La adoración nos lleva más allá de nuestro ego, nos lleva más a de nuestra vergüenza, nos lleva más a allá de lo que otros están haciendo o pensando. Es nosotros y Dios. Nuestro espíritu se postra delante de Su presencia. Nos postramos en entrega y obediencia a Él. Es la expresión de nuestro verdadero amor hacia a Dios. Es la tierra tocando los cielos.
A veces estamos satisfechos con el ruido, la música, el ritmo, las voces, el canto y el salto que no estamos dispuestos hacer un sacrificio. Pero es el sacrificio que posible un encuentro con Dios. El Salmista declaró:Te ofreceré sacrificio de alabanza, E invocaré el nombre de Jehová” (Salmos 116:17). Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre” (Hebreos 13:15). Hoy quiero ir más hay de lo externo, quiero llegar adentro donde la gloria esta. Señor ayúdanos hace un sacrificio para ir mas de nuestra carne para poder entrar en Tu gloria. Ayúdame a humillarse, a postrar mi espíritu delante de Ti.    
David Trae el Arca a Jerusalén
“Fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David. Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero engordado” (2 Samuel 6:12-13).
David tenía el deseo de traer el arca pacto a Jerusalén. Su anhelo era tener la presencia de Dios de nuevo en Israel. Hay tiempos que la presencia de Dios se aparta por causa del pecado, por causa de los corazones enfriados y endurecidos. Pero alguien tiene que decir: “Yo quiero traer la presencia de Dios en mi vida”. Quiero ver la gloria de Dios en mi vida. Y David hizo sacrificios. Él daba seis pasos y hacía un sacrificio. Alguien hoy necesita salir de lo ordinario, necesita salir de lo común y monótono. Alguien necesita hacer un sacrificio. Eso la actitud de un adorador.
David alabo con toda su fuerza
“Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino. Así David y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta” (2 Samuel 6:14-15).
La alabanza de David no fue hecho algo superficial. No fue hecho así no más. David danzaba con toda su fuerza. David no se avergonzó de alabar a Su Dios. Eso es la actitud de un verdadero adorador. “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).
David hizo sacrificios y se humillo delante de Dios
Notemos también que David estaba vestido de un efod de lino. Él estaba usando la ropa de un simple sacerdote. David se había despojado de sus vestimentas de realeza y adoró como un siervo más del Señor. Él hizo sacrificio a Dios. Si queremos entrar en la presencia de Dios no tenemos que entrar como un rey sino como un siervo, como uno que hace sacrificios a Él. Delante de Dios no podemos presentarnos como un rey o reina tenemos que humillar nuestro espíritu delante de Él.
Mical: el resultado de burlar la adoración verdadera
Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón… Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!” (2 Samuel 6:16,20).
Mical pensó que David no tenía que haber rebajado para adorar a Dios de esta manera.  Ella menosprecio la alabanza de David. Hay personas que quieren burlase del verdadera adoración a Dios. Muchos no les gustan porque la verdadera adoración a Dios. La verdadera adoración a veces incomoda. Te quita el orgullo. Algunos no quieren rebajar de su realeza, su orgullo, su autosuficiencia, su vanidad delante de Dios. Algunos se preocupan por apartar como un tonto delante de los demás, en mantener su imagen delante de las personas.
La Biblia dice: “Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte” (2 Samuel 6:23). Vemos el resultado de ser un burlador de la adoración verdadera: Es ser estéril espiritualmente. Hay algunos que se vuelven estéril espiritualmente, no tienen fruto, no tiene gozo, porque son demasiados importantes para ellos mismos para humillarse en la presencia de Dios.
El verdadero adorador no adora para la gente sino por Dios
Entonces David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado”.
El verdadero adora Dios no por lo que piensa la gente o dice la gente. Su adoración es para Dios. David tenía un testimonio que contar. Él era un hijo agradecido. Tantos se olviden de donde Dios le ha traído. David dijo: “Yo no era nadie, pero Dios me eligió a mí. Yo tengo razón para alabar a mi Dios. Es por eso que voy a danzar delante de Dios”.  La Biblia al Día dice: “y me rebajaré más todavía, hasta humillarme completamente…” (2 Samuel 6:22). El verdadero adorador no lo le importa lo que piensan los de más de adoración. Se olvida de la vergüenza. Está dispuesto a humillarse delante de Dios. Es eso que trae la gloria de Dios.

miércoles, 9 de enero de 2013

La Planificación Nos Guía al Éxito

Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño. Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová. (1 Crónicas 28:19-20)

 Muchos se preguntan porque ellos no pueden avanzar o alcanzar algo significativo en la vida o en el ministerio. Muchos están frustrados, muchos abandonan sus esfuerzos sin continuar. La realidad es que muchos tienen deseos y sueños pero no muchos se han tomado el tiempo para pensar cómo va a llegar a cumplir lo que han pensado. Tenemos que saber que ninguno llega a un lugar sin una ruta que seguir. No logramos el éxito por accidente. Si vamos a llegar a destino tenemos que planificar como vamos a llegar. Es la planificación que nos guía al éxito.  

 Dios es un Dios de orden. Dios tiene un plan. Al crear al mundo Dios ya tenía un plan, inclusive Él ya vio lo que podía pasar, ya tenía previsto la caída del hombre. Dios pensó en los detalles. No somos creados por accidente o por circunstancia. Cuando Dios llamó a Noé y le dijo que Él iba a destruir el mundo, Él tenía un plan: el arca. Cuando Dios dio las instrucciones a Moisés para preparar el tabernáculo Él proveyó un modelo que seguir. Dios dio a David el diseño del templo que él en cambio entregó a Salomón para construir el templo. Si Dios es un Dios que ha planificado sus propósitos y objetivos, ¿cómo pensamos nosotros alcanzar nuestros objetivos sin un plan? Si van lograr el objetivo, tener crecimiento, éxito tenemos que saber lo que queremos lograr y cómo vamos a lograrlo.

 En 1911 dos grupos de exploradores intentaron lograr ser los primeros en llegar al Polo Sur. Uno de los grupos fue dirigido por el explorador noruego llamado Roald Amundsen. El otro grupo fue dirigido por Robert Falcon Scott, un oficial de la marina británica. El primer grupo llego a su destino un mes antes del segundo grupo y lo más triste es que el todos los hombres en el segundo grupo murieron antes de poder regresar. ¿Cuál era la diferencia entre los dos grupos? La planificación. El primer explorador, Amundsen como mucho detalle planificó el viaje: las provisiones, la ropa, el modo de transportar las provisiones, la estrategia de trabajo y otros detalles. También eligió a expertos  esquiadores y entrenadores de perros para acompañarle. Esa planificación le llevó a él y su equipo al éxito. En cambio, Scott hizo contrario. No llevó suficientes provisiones, uso trineos motorizados y caballos en vez de trineos llevados por perros. Los trineos dejaron de funcionar después de cinco días, los caballos murieron y los hombres tuvieron que estirar los trineos a pie. Todo les fue mal. Scott no planifico lo suficiente para llegar tener una expedición exitosa y eso le costó a él y su equipo la vida.

 Si queremos llegar a destino tenemos que tener un plan. Tenemos que considerar lo que tenemos por delante. Si vamos a lograr nuestros objetivos tenemos que pensar antes de actuar. Muchas veces actuamos antes de pensar y eso nos lleva a cometer muchos errores. Tenemos que pensar en los detalles. Tenemos que hacer las preguntas importantes: ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Quiénes? Al considerar lo que tenemos delante podemos hacer un plan que nos llevara al éxito.

 Aquí hay algunos puntos que nos ayudará en la planificación de nuestras vidas y meta[i]s:

1)      Tenemos que aprender de la experiencia pasada

Tenemos que examinar nuestras experiencias. Si algo no está funcionando tenemos que saber porque y cambiarlo. En veces de siempre cometerlos mismos errores, debemos aprender de ellos y planificar para el éxito.

2)      Tenemos que examinar las condiciones antes de tomar compromisos

Muchas veces personas toman decisiones impulsivas sin pensar en los resultados. Otros toman grandes compromisos pero no han pensado como ellos van cumplirlas. Tenemos que examinar lo que tenemos adelante y luego hacer un buen plan que nos llevará al Éxito.

3)      Tenemos que escuchar a los demás

Hay personas que fracasan porque no escuchen a nadie. Están determinado hacer lo que ellos piensan hacer. Tenemos que pensar bien si nuestros líderes no están de acuerde con lo que queremos hacer. Escuche a tu familia y a las personas que te rodean.

4)      Tenemos que comparar las exceptivas con los hechos

Tenemos que ser realistas con el momento y lugar que estamos. No podemos pretender que no vamos a tener obstáculos. Cuando miramos con detalle a nuestro plan y pensamos en los detalles e inclusive las dificultades que puedan venir, estamos formando un buen plan para tener éxito. Lo que paso con Scott es que aunque él tenía un destino final, él no tenía un plan realista para cumplirla. Cuando vemos la realidad y nos preparamos estamos en la dirección correcta para alcanzar el éxito.

Preguntas para pensar:

1)      ¿Tengo planes para llegar al éxito en mi vida?
2)      ¿Examino las condiciones antes de tomar compromisos?
3)      ¿Son realistas mis expectativas?


[i] Los siguientes puntos fueron sacados del libro: Las 21 leyes irrefutables del liderazgo, pg. 53- 64, John Maxwell, Grupo Nelson, 2007.

miércoles, 2 de enero de 2013

Sin el Carácter Nada Mas Importa

No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Lucas 6:43-45)
En nuestra vida personal, nuestra vida espiritual y nuestro ministerio podemos tener mucho potencial, muchas habilidades y talentos pero sin el carácter nada de eso importa. No podemos esconder para siempre lo que somos. Nuestros pensamientos y acciones algún día nos van a alcanzar. Sacamos afuera lo que tenemos adentro y lo que está adentro se revela. Cuando uno tiene una personalidad que atrae gente o habilidad natural es fácil poder depender en eso en vez de ser real. Uno puede engañar a las personas, uno puede engañar a uno mismo, pero no puede engañar a todos por siempre. Abraham Lincoln dijo: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

 Podemos poner un mascara y crear una imagen de quienes somos pero finalmente todo va a caer sobre nuestro verdadero carácter: ¿Quién soy yo? Si uno tiene problemas de integridad, de honestidad o de moralidad está en un camino destinado a fracasar tarde o temprano. Nuestras relaciones se construyen sobre la base de la confianza: sea de la familia, en el trabajo y en el ministerio. Tenemos que rehusar ser dos diferentes personas. Tenemos que trabajar en nuestras vidas para ser personas reales y sinceros porque sin eso nada más importa, solo estamos viviendo una mentira.

Aquí hay algunos puntos importantes para considerar acerca de nuestro carácter[i]:

1)      Las personas siempre están observando lo que Usted hace

Nosotros podemos hablar y dar los discursos que queremos, pero la realidad es que las personas que influimos hacen lo que ellos ven en nosotros, especialmente cuando somos líderes. Los hijos hacen generalmente lo que ellos ven en sus padres. Es lo mismo cuando uno es un líder. Si nosotros llegamos tarde, las personas llegan tarde. Cuando nosotros no oramos, las personas no oran. Si nosotros tomamos privilegios otros también toman privilegios, porque ellos miran lo que nosotros hacemos. La mejor motivación para personas es cuando ellos ven a sus líderes dando lo mejor de ellos.

 Si nos falta carácter va a llevar a las personas a la desilusión. Hay personas que dicen que no les importa lo que la gente dice o lo que piensan. Eso es un grave error. Algunos piensan que ellos están encima de ser cuestionados, eso es erróneo. Todos tenemos que rendir cuenta por lo que nosotros hacemos y decimos aun delante de las personas que están abajo nuestra autoridad. Ninguno esté exento de hacer lo correcto.

2)      Es más fácil enseñar lo que es correcto que hacer lo que es correcto

 Norman Vincent Peale dijo: “No hay nada más confuso que las personas que dan un buen consejo pero dan un mal ejemplo”. Si nuestras vidas no refleja lo que nosotros enseñamos estamos construyendo nuestra vida sobre la arena, en cualquier momento puede caer. Es muy fácil enseñar lo que no vivimos. Es mucho más difícil vivir una vida de integridad y ser consistente en lo que decimos y hacemos. No se hace eso por accidente o casualmente, tenemos que trabajar y examinar nuestra vida y palabras para alinear las dos cosas para que seamos realmente una persona de carácter. Los hijos se cansan de padres que no padres dicen: “Haga lo que digo, no lo que hago”, están realmente buscando un ejemplo para seguir. Las personas también están cansado de líderes que no viven lo que ellos predican. Gente están buscando a verdaderos líderes que lideran con el ejemplo. Tenemos que mostrar lo que somos en vez de solo decirlo.    

3)      Debemos esforzarnos en cambiarnos a nosotros mismos antes de intentar mejorar a los demás

No debemos intentar de cambiar a los demás sin primero cambiar a nosotros mismos. Tenemos que esforzarnos para ser los primeros. Tenemos la responsabilidad de ser los ejemplos. Cuando no mismo seguimos nuestras propias palabras hay una confusión en las personas que nos rodean. Cuando cambiamos a nosotros mismos nos da la autoridad moral que nos ayuda a enseñar por ejemplo a los demás. Cuando caemos en la hipocresía debilitamos a nuestra credibilidad y todo lo bueno que hemos hecho comienza a perder valor.  

4)      El regalo más valioso que un líder le puede dar a los demás es un buen ejemplo

 Lo que un líder vive es lo que impacta la vida de los demás. El ejemplo que buenos líderes dan hace una diferencia en las vidas de personas todas sus vidas. También lastimosamente hay muchos que ha dejado cicatrices por los malos ejemplos que han dado. Los padres tienen que pensar en el impacto que ellos van a dejar en la vida de los demás. Tenemos la oportunidad de cambiar vidas por esfuerzo y buen ejemplo. Sin el carácter nada más importa, es solo un paseo temporal que está destinado al fracaso.  Con el carácter tenemos el poder de tener un impacto duradero en las vidas de los demás. Seamos gente de carácter.   

 Preguntas para pensar:

1)      ¿Que observan las personas de mi vida?
2)      ¿Concuerda lo que digo con lo que hago?
3)      ¿Estoy dando un ejemplo que va a impactar en los demás?

[i]Los siguientes puntos fueron sacados del libro: Desarrolle el líder que está en usted, pg. 199-204, John Maxwell, Grupo Nelson, 2007, Editorial Caribe 1996.