El aceite de la unción
El aceite de la unción es de gran valor en la
Palabra de Dios. Dios dijo a Moisés: “Tomarás especias finas…y harás de
ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del
perfumador, será el aceite de la unción santa… Así los consagrarás, y serán
cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado… Y hablarás a
los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la santa unción por
vuestras generaciones. Sobre carne de hombre no será derramado, ni haréis otro
semejante, conforme a su composición; santo es, y por santo lo tendréis vosotros.
(Éxodo 30:23-25, 29, 31-32). Con el aceite de la unción se ungía el tabernáculo, los
muebles y los utensilios del tabernáculo y con el aceite de la unción se
consagraban a los sacerdotes. Todo lo que tocaba el aceite era santificado.El aceite de la unción es tan único y especial porque representa la presencia misma de Dios. La unción representa no solo la emoción o efecto de sentir la presencia de Dios sino representa la santidad misma de Dios.
El
Apóstol Pedro escribió: “…no os conforméis a los deseos que antes teníais
estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está:
Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:14-16). Cuando el la unción nos
toca nos santifica. Hay muchos que no entienden el concepto de la unción. Muchos
piensan que la unción es solo sentir la presencia de Dios. La unción es lo que
marca la diferencia. Es lo que marca entre lo santo y lo profano.
La
unción es más que una emoción, es más que un sentimiento, es el Espíritu de Dios purificando
y santificando nuestra vida. La unción es lo que nos consagra a Dios. En esta
hora necesitamos más que una canción, más que un culto, necesitamos más que un
lindo sentimiento, necesitamos más que sentir piel de gallina. Necesitamos un
movimiento profundo de la purificación y santidad de Dios. Cuando la verdadera
unción viene hay algo que sucede. Es la unción que rompe el yugo del enemigo.
La unción cambia las cosas.
Moisés explico la diferencia de los que eran ungidos por
la unción: “Y el sumo sacerdote entre sus hermanos,
sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y que fue consagrado
para llevar las vestiduras…” tenía que vivir en santidad y ser sin defecto “porque
la consagración por el aceite de la unción de su Dios está sobre él” (Levítico
21:10-12). Hay algo diferente que sucede cuando la unción se derrama sobre ti. No
podemos permanecer igual cuando la presencia de Dios nos purifica y nos
santifica. Hay cosas que no hacemos más no porque somos obligados sino porque
la unción esta sobre nosotros.
El ungimiento
de David
Dios
preparó un joven
pastor de ovejas de su padre Isaí escondido en los campos, cantando a sus
salmos a las ovejas. Samuel se fue para ungir un rey. Él no se imaginó que iba
ser un joven que nadie tenía en cuenta. En
Salmos 89 dice: “Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi santa unción. Mi mano
estará siempre con él, mi brazo también lo fortalecerá” (Salmos 89:20-21).
Después
de haber pasado por Samuel los ocho hermanos de David: “Envió, pues, por él, y
le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces
Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es. Y Samuel tomó el cuerno del
aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el
Espíritu de Jehová vino sobre David…” (1 Samuel 16:12-13).
Algo
paso ese día que marco la vida de David para siempre, el aceite de la unción se
derramó sobre él. David fue consagrado como rey aun siendo él era un joven de
17 años de edad. El Espíritu de Dios vino sobre David. Dios le ungió ese día
para ser un rey guerrero.
Dios
ungió a uno que destruyó a sus enemigos y conquistó el territorio que
pertenecía al pueblo de Dios. Porque hay algo que sucede cuando Dios te unge.
Hay algo que pasa cuando el Espíritu de Dios viene sobre ti. El enemigo
reconoce cuando la unción esta sobre tu vida. La unción destruye el yugo.
Declaró que alguien va salir diferente de este culto. No solo vas a sentir la
presencia de Dios pero hoy Dios te va a dar autoridad espiritual. Dios va
romper yugos espirituales que han atado su vida. Vas a recuperar lo que es tuyo, vas a tomar territorio
que Dios te ha prometido.
El ungimiento
de Jehú
Dios
ordenó a un joven profeta para ungir a Jehú como rey de Israel. “Fue, pues, el
joven, el profeta, a Ramot de Galaad… Y él se levantó, y entró en casa; y el
otro derramó el aceite sobre su cabeza, y le dijo: Así dijo Jehová Dios de
Israel: Yo te he ungido por rey sobre Israel, pueblo de Jehová. Herirás la casa
de Acab tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas, y
la sangre de todos los siervos de Jehová, de la mano de Jezabel. Y perecerá
toda la casa de Acab, y destruiré de Acab todo varón, así al siervo como al
libre en Israel.” (2 Reyes 9:4, 6-8).
Dios
levantó a Jehú para destruir la casa de Acab y Jezabel. Acab había desviado el
pueblo de Israel para seguir a Baal y otros dioses y había llegado la hora terminar
con la idolatría y el pecado. La unción destruye el pecado y la idolatría. Acab
y Jezabel representa el pecado y el espíritu de este mundo. La unción que
estaba sobre Jehú era la santidad y la pureza de Dios. Dios desea que le
sirvamos solo a Él. Jehú destruyó el culto a Baal. Hoy Dios quiere destruir el
yugo del enemigo.
La unción
pudrirá el yugo del enemigo
El Apóstol
Juan dijo: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el
anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos
que es el último tiempo… Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis
todas las cosas” (1 Juan 2:18-20). Hay un espíritu del anticristo que
desea desviar nuestra atención en este tiempo. Hay un espíritu que desea que
estemos atados espiritualmente. Pero nosotros tenemos la unción. Y la unción pudre
el yugo del enemigo. El espíritu de este mundo es un espíritu que engaña. Las personas piensan que están
siguiendo bien, piensan que están siguiendo lo correcto pero no se dan cuenta
que están en un yugo espiritual.
“Pero
la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las
cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced
en él” (1 Juan 2:27). Cuando la unción viene sobre ti Dios mismo va hablarte. Tu
mismo a través del Espíritu Santo de vas a dar cuenta de lo que es lo correcto
por que la unción de Dios esta sobre ti.
“Acontecerá en aquel tiempo que su carga
será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa
de la unción” (Isaías 10:27). El yugo es una yunta de madera que se les pone a
los bueyes para arar la tierra o para llevar cargas pesadas. El yugo es el símbolo
de la esclavitud, es el símbolo del pecado, es el símbolo de estar atado
espiritualmente.
Algunos
han estado atados por el enemigo. Los bueyes cuando son jóvenes a la edad de 3
o 4 años se les comienza a entrenar para llevar el yugo. El diablo sabe si él puede
entrenarnos siendo joven que la esclavitud es algo normal, que es por lo cual
estamos acostumbrados que él pueda hacernos permanecer bajo el yugo.
Hay
personas que hace mucho tiempo están bajo un yugo espiritual. Hay algunos que
hace tanto tiempo que han estado bajo el yugo del enemigo que ni siquiera
intentan ser libres. Hay algunos que pasaron por experiencias dolorosas, hay
otros han que experimentado abusos en sus vidas y piensan que no pueden ser
libres. Hay personas que están tratando con pecados que han intentado con sus
propias fuerzas vencer y no han podido. Es la unción que destruye el yugo. Hoy
Dios quiere darte libertad.
“Seguid
la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien,
no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz
de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (Hebreos
12:14-15). Hay algunos que han dejado que de a poco una pequeña raíz de
amargura comience a crecer en su corazón hasta que hoy en día se ha convertido
en un árbol. Algunos han aprendido vivir con su dolor tanto tiempo que para
ellos a llegado a ser algo normal. Pero yo he venido para confrontar al diablo
y declarar que el día ha llegado para que el yugo se rompe…porque el la unción pudrirá
el yugo.
Aqui la palabra “pudrirá”
significa anudar apretadamente o destruir. Es como como agarrar una cuerda y
hacer un nudo y apretarle hasta que se rompe. La unción del Espíritu Santo hoy
va a atar el yugo de Satanás y lo va a destruir. La presión de la presencia de
Dios va a apretar en contra el yugo hasta que se rompe. Declaró en el nombre de
Jesús que algo va a romper. El pecado va ser destruido. El pasado va ser
perdonado. Tu vida, tu dolor va ser sanado. Tú vas a ser libre. Porque ha
venido la unción.
“Por
tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos
12:1-2). Algunos han traído grandes pesos que le esta impidiendo servir a Dios,
el momento ha llegado. Es tiempo de poner nuestra mirado en Jesús. Él es el
ungido. La cruz rompió el yugo de pecado. Él llevo nuestro dolor en la cruz. La unción destruye el yugo.
El Profeta Isaías pregunta: “¿Es
tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su
cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y
día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las
ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los
quebrantados, y que rompáis todo yugo?” (Isaías 58:5-6). Lo que necesitamos no
es simplemente un poco de religión. Necesitamos que la unción pueda desatar las
ligaduras del pecado, soltar las cargas de opresión, dejar libres a los quebrantados,
romper todo yugo del enemigo. Nosotros no queremos ser iguales. Necesitamos que
Él Santo pueda entrar aquí y romper el yugo.
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