En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la
gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.
(Efesios 1:5-7)
Hay
tantas personas que no se dan cuenta del gran valor del sacrificio que hizo
Jesucristo en la cruz del Calvario.
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden” (1
Corintios 1:18). El mundo no puede entender la cruz de Jesús. La cruz significa
la muerte. Significa entrega total. Significa estar rendido a nuestra voluntad
y estar entregado a la voluntad de Dios. Jesucristo se entrego hasta lo sumo
para poder comprar nuestra salvación. El derramo su sangre para comprar nuestra
libertad. Cada látigo que cayó sobre su espalda y su cuerpo fue para sacarnos
de la esclavitud de pecado. Cada clavo que clavaron sus manos y sus pies fue
comprar nuestra salvación. Cada gota de sangre que Él derramó fue por amor por
nosotros.
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros
dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas
él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo
de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías
53:4-5).
Él llevó nuestras enfermedades. Él sufrió nuestros dolores. Él fue
herido por nuestras rebeliones. Por su llaga fuimos nuestros curados. Jesús
pago el precio más alto para darnos la oportunidad de la salvación. Esa cruz,
esa humillación es de valor incalculable. No hay manera de calcular el gran
valor del sacrificio de la cruz. La eternidad nunca podrá decir el gran valor
de la cruz de Cristo.
Tantas personas tratan con liviandad ese sacrificio. Hay tanto egoísmo
aun es en cristianismo. Muchos han aceptado la salvación sin una cruz. Muchos
dicen aceptar el sacrificio de la cruz. Hay muchos que dicen tener fe en Jesús
sin realmente comprender el verdadero significado de la cruz del Cristo. “pero a los que se salvan, esto es, a
nosotros, es poder de Dios” (1 Corintios 1:18).
Jesús
vino a este mundo para mucho más que solo hacerte una mejor persona. Jesús vino
a este mundo con un propósito mucho mayor que solo que seas bendecido con
salud, trabajo, y cosas materiales. Jesús vino a este mundo con un propósito
mayor que hacerte feliz. Jesús vino a este mundo para sacarte de las tinieblas
a su luz admirable. El vino para sacarte del poder del pecado. El vino para
lavarte en Su sangre. El vino para que seas transformado por la pureza, el
amor, y la santidad de Dios que sea hace disponible para nosotros por la sangre
que Jesús derramo.
Cuantas
personas van es búsqueda de los beneficios de la salvación: La vida eterna, el
gozo, la paz, la vida en abundancia sin buscar el encuentro verdadero con Aquel
que derramo Su sangre por nosotros.
No
es suficiente aceptar la realidad de la cruz. No es suficiente agradecer
superficialmente a Dios por los beneficios provisto en la cruz. Es necesario aplicar el sacrificio de la cruz
de Jesucristo a nuestra vida.
El
evangelio es el poder de Dios para salvación (Romanos 1:16). Hay un cambio
poderoso que ocurre cuando tenemos un encuentro verdadero con nuestro Salvador.
No podemos ser iguales después de haber encontrado con Jesús. Hay una limpieza
que ocurre en nuestra alma cuando derramamos nuestra humanidad delante de la
cruz de Cristo. Nos damos cuenta cuan insuficiente es nuestra propia justicia,
nuestro orgullo y vanidad. Delante de El todo esta descubierto. Todo pecado.
Todo error. Toda maldad. No nos queda otro que tirarnos sobre Su misericordia y
clamar: “¡Perdóname, Señor. Lávame en Tu sangre!” Es allí que la transformación
ocurre en nuestras vidas. Ese peso de pecado se levanta de nuestros hombres. El
gozo de nuestra salvación viene.
“Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la
perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué
aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa
dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:24-26).
Jesús
dijo que si queremos ganar nuestra vida lo vamos a perder pero si perdemos
nuestros nuestra vida por Él lo vamos a encontrar. La aplicación de la cruz es
la muerte al pecado que hay en nosotros. Es morir a nosotros mismos. Es negar a
nosotros mismos. Tomar la cruz es identificare con El en Su muerte. ¿Cómo no
estaremos dispuestos a entregarnos a Él cuando El dio todo de El mismo a
nosotros en la cruz.
Aun
ganando todo de este mundo, disfrutando de todos los placeres de este mundo,
obteniendo todos los títulos y éxito que este mundo puede ofrecer, teniendo las
riquezas materiales de este mundo no tenemos nada si no tenemos a Jesús. No
podemos tener a Jesús plenamente en nuestra vida hasta que estemos dispuestos a
perder a nosotros mismos. No podemos encontrarle a Él hasta que El sea lo más
valioso en este mundo. ¡Cómo no queremos entregarnos! Como no queremos soltar
nuestra propia voluntad a Él! ¡Luchamos para tener el control! Pero es cuando
nos damos cuenta de cuando poco valor tenemos nosotros en nosotros mismos y
cuanto vale tener el sacrificio de Jesucristo que las cosas de este mundo
pierden su valor ante nuestros ojos.
Fue
por esto que el Apóstol Pablo declaró: “Pero cuantas cosas eran para mí
ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun
estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por
basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia
justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia
que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y
la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su
muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos” (Filipenses
3:8-11).
El
Apóstol Pablo declaro: “Lo que antes era importante para mí ya no son. Cuando
comparo lo que antes era importante para mí me dio cuenta que son una basura a
lado de la excelencia del conocimiento de Cristo.
“Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos” (Gálatas 5:24).
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).
Pablo dijo “he llegado a ser semejante a él en su muerte”. Yo he
muerto a mi voluntad. Las cosas de este mundo no tiene la misma importancia
para mí.
Yo me he dado cuenta de algo. Siento que Dios me mostro este
principio: No podemos encontrar cuánto vale el Señor Jesucristo hasta que nos
damos cuenta de cuando poco vale este mundo. Encontramos
a Él cuando perdemos a nosotros mismos. Encontramos la vida cuando morimos a
nuestros deseos. Su voluntad llega a ser nuestra voluntad.
Amar
a Jesucristo es amar a El más que cualquier otro. “El que ama a padre o madre
más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es
digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí" (Mateo
10:38). ¿Cuánto
vale para ti esta cruz? ¿Cuánto vale para ti la sangre que Jesús derramo por
ti?
“Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí,
no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una
torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que
necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no
pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo:
Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la
guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente
con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el
otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así,
pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser
mi discípulo” (Lucas 14:27-33).
Cuando
contamos el costo de la cruz es un precio demasiado alto que no podemos pagar.
Solo podemos dar todo de nosotros mismos. Si no estregamos, renunciamos todo de
nosotros mismos no podemos identificarse con Su muerte.
Pero
es cuando nos identificamos con su muerte también seremos como El en su resurrección.
Dios manifiesta Su poder en el punto que estamos realmente rendidos a Él.
Cuando nos damos cuenta de cuan valioso que es el sacrificio de la cruz estamos
dispuestos a entregarnos todo a Él y este allí que realmente nos encontramos
con El.
Pablo
dijo: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas
6:14).
"De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús” (Gálatas 6:17). Pablo podía decir que en su cuerpo estaba las marcas de Jesucristo porque nadie podía decir que él no había entregado su vida por la causa de Jesucristo. El llevaba las cicatrices por los golpes y látigos sufrido por causa de creer y predicar el nombre de Jesucristo.
¿Cuánto
vale la cruz para ti? Hay muchos que no están dispuestos aun entregar un pocito
del placer del mundo por Jesucristo. Muchos dicen ser cristianos ¿pero donde
están los verdaderos cristianos hoy? ¿Dónde están aquellos que están dispuestos
a tomar su cruz y seguir a Jesús? ¿Cuántos esta dispuestos hacer lo que cueste
para seguir a Jesús? ¿Cuántos pueden decir Señor: “Tu eres lo mas importante en
mi vida?”
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