sábado, 20 de abril de 2013

La Locura de Dios

Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. (1 Corintios 1:18-21)

Introducción:
El cristianismo verdadero es una locura para el hombre común. Literalmente hay personas que piensan y dicen que estamos locos. Quizás al entrar dentro de la puerta de la Iglesia y mirando alrededor pareciera confirmar esa estimación. El sonido de los canticos, la fervencia de espíritu, el espectáculo de ver personas llorando, danzando, saltando, clamando a Dios en oración; viendo personas hablando en otras lenguas, el estilo de vida de un verdadero creyente puede causar una impresión sobre cualquier persona que no se ha puesto en contacto con el ambiente del Espíritu.

El Apóstol Pablo dijo: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14). La palabra griega moría usado para locura literalmente se traduce como una bobería o algo absurdo[i]. Hay muchos que les parece una tontería lo que estamos haciendo, muchos creen que estamos locos y hoy yo he venido para declarar lo afirmativo: estamos locos para este mundo, pero para nosotros que hemos sido perdonados, libertados y llenado con Su Espíritu, es el poder de Dios.
1)      La locura del mensaje de la cruz
El Apóstol Pablo dijo: mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte” (1 Corintios 1:24-27).

El mismo mensaje de Jesucristo es una locura para este mundo. El mundo no entiende un mensaje de humildad y de humillación. El sacrificio y el perdón son un lenguaje rechazado por la humanidad, sin embargo eso es el mensaje de la cruz.
Jesús dijo: “… Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará (Lucas 9:23-24). “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10:39).

El mensaje de Jesús es un mensaje de amor y al mismo tiempo un mensaje de cambio transformacional. El mensaje de cruz te hace enfrentar la realidad de nuestro pecado y hacer algo al respecto.
La Biblia dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Romanos 3:23-25).

 “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Nuestro pecado nos hace aparatar de Dios pero a través de la muerte y resurrección de Jesucristo tenemos esperanza, porque Jesús murió en nuestro lugar. Jesucristo siendo Dios manifestado en carne se humilló hasta la muerte y Él hoy nos ofrece la libertad porque Él no está muerto Él resucito al tercer día.  La sangre que Él derramo hoy te puede alcanzar y darte libertad y salvación.  

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios… agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. (1 Corintios 1:18,21). Lo que el mundo piensa que es una locura es la oportunidad que Dios te ofrece para recibir el perdón de pecados.
Lo que este mundo no puede negar el poder de Dios en las vidas de personas que han sido cambiados por la locura de cruz.

Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13). Había algo diferente de ellos y eso era el poder de Espíritu Santo que estaba en ellos.

2)      La locura del Pentecostés

El libro de los Hechos capitulo Dos registra la llegada del poder del Espíritu Santo en las vidas de los primeros creyentes:
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hechos 2:1-4).

Posiblemente te parece una locura que personas hablen en otras lenguas, quizás se algo que algunos consideren absurdo. Pero lo que es el locura para el hombre es sabiduría para nuestro Dios. Isaías profetizo: “porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio…”(Isaías 28:11-12).
“Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto” (Hechos 2:5-13).

Los judíos que se habían reunidos para el día de Pentecostés no entendieron lo estaban viendo y oyendo. Muchos pensaron que los discípulos estaban locos otros pensaron que ellos estaban borrachos.

“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;  Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”  (Hechos 2:14-18).
Lo algunos piensan que es una locura, lo que algunos estiman como una tontería es el derramamiento del Espíritu Santo.

Siendo inspirado por el Espíritu Santo Pedro comenzó a predicar el mensaje de la cruz: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:36-39).

La promesa del Espíritu Santo no solo fue para el día de Pentecostés sino es para todo aquel que cree y desea recibirlo. Pedro dijo lo que Dios esta llamándonos para hacer: arrepentir de nuestros pecados, ser bautizados en el nombre de Jesucristo y recibir la promesa del Espíritu Santo.
1)      El evangelio: el poder de Dios para salvación
El Apóstol Pablo explico como el evangelio se aplica a nuestras vidas: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6:1-6).

Debemos aplicar el evangelio a nuestras vidas primero muriendo al pecado. Tenemos que reconocer que somos pecadores y arrepentirse de corazón de nuestros pecados decididos para dejar atrás el pecado en nuestra vida. Luego tenemos que sepultar el viejo hombre que nuestra vida pasada de pecado en el bautismo en el único nombre que salva: el nombre de Jesucristo. Hoy tú puedes tomar la decisión de ser bautizado en agua en el nombre de Jesucristo declarando que eres una nueva persona y parte de la familia de Dios. Y hoy puedes recibir el Espíritu Santo, resucitando a nueva vida, con la señal de hablar en otras lenguas así como sucedió en el día de Pentecostés.  
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” (Romanos 1:16). Aunque el mundo le parezca una locura este es mensaje que salva, que liberta, que cambia vidas.
Conclusión:
Una locura verdadera seria perder la promesa que promesa que Dios tiene para nosotros. Hoy recibe el perdón de pecados, el regalo de salvación, la promesa del Espíritu Santo. Experimente la locura de Dios.

 

 

 



[i] Diccionario Exhaustivo Strong en Español, G3472

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