Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto. (Proverbios 3:9-10)
El principio del dar a la obra de Dios es uno de los fundamentos para el
crecimiento espiritual en la vida de un cristiano. La mayordomía para el
cristiano es el principio que nos enseña que nosotros somos administradores de
lo que Dios nos da.
Dios es el Dueño de Todo
Para entender este principio es primero importante entender que Dios es el
dueño de todo. La Biblia dice: “De
Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo,
y los que en él habitan” (Salmo 24:1).
Hay que entender que nosotros no somos el dueño de nuestras propias vidas y que
todas las posesiones materiales que hemos juntado y el ingreso que recibimos
vienen de parte de Dios, no importando cuán mucho o poco sea. El
Señor dijo: “Mía es la plata, y
mío es el oro, dice Jehová de los
ejércitos” (Hageo 2:8). En Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don
perfecto desciende de lo alto…”.
Al nacer de nuevo hemos sido comprados por la sangre de Jesucristo. El
Apóstol Pablo dijo: “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad,
pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de
Dios” (1 Corintios 6:20). Ya no somos de nosotros
mismos; Jesucristo es el dueño de nuestras vidas. Efesios 1:14 dice que somos:
“la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.” Jesucristo es nuestro amo
y nosotros le servimos a Él. La pregunta que debemos hacer es: ¿quién es mi
amo? ¿Soy yo el dueño de mi propia vida o es el Señor? Si el Señor es el dueño
de mi vida, Él también tiene que ser el dueño de mis finanzas.
Muchas veces uno piensa que realmente está sirviendo de corazón a Dios pero
no ha entregado el control de sus finanzas a Dios. Muchas veces pensamos: “Este
es mi casa, mi auto, mi ropa…todo es mío”. Si tenemos esta actitud no estamos
reconociendo la soberanía de Dios en nuestras vidas y estamos tomando el
control de nuestras propias vidas. Si no permitimos a Dios tener el control de
nuestras finanzas realmente Dios no es el Señor de nuestras vidas. Cuando
nosotros reconocemos que Dios es el dueño de nuestras vidas y le honramos con
los bienes que Él nos ha dado, Dios comienza a bendecirnos por seguir este
principio de la Palabra de Dios.
Un mayordomo es uno que administra o gobierna los bienes de otra persona. Jesucristo habló bastante de mayordomos o de siervos que administraban el dinero de sus amos en sus parábolas. Cuando hablamos de la mayordomía cristiana nos referimos a la responsabilidad que Dios nos ha dado de administrar todo lo que Dios nos ha dado y esto incluye el dinero. Dios es el dueño, nosotros solo somos los mayordomos.
El Diezmo y las Ofrendas
Es una Cuestión
de Fe
Jesucristo dijo que nuestro “Padre celestial sabe
que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”
(Mateo 6:32-33). El Salmista declaró: “No he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25). Dios siempre cumple Su Palabra. Si
nosotros primeramente buscamos Su reino, Dios va a proveer para nuestras
necesidades.
Hay muchos hermanos que no tienen la bendición de Dios sobre sus finanzas
porque no han rendido a Dios en el área del dar. Dios dijo a Su pueblo:
“Malditos sois con maldición, porque
vosotros, la nación toda, me habéis robado (Malaquías
3:9).” El pueblo de Israel había perdido la bendición de Dios porque había dejado
de dar sus diezmos y ofrendas. Si nosotros somos conocedores de la Palabra de
Dios y rehusamos obedecerlo en cuanto al diezmo es posible que por esa razón
nuestras finanzas no sean bendecidas y por consecuencia siempre nos cuesta
llegar a fin de mes. Al parecer siempre hay enfermedades que aparecen, cuentas
que se acumulen, gastos imprevistos que surgen y nos encontramos luchando para
sostenernos.
Pero Dios dijo que si nosotros damos el diezmo y las
ofrendas Él nos da esta promesa: “Reprenderé
también por vosotros al devorador, y no
os destruirá el fruto de la tierra, ni
vuestra vid en el campo será estéril… Y todas las naciones os dirán
bienaventurados; porque seréis tierra
deseable...” (Malaquías 3:11-12). Dios atajará
a la obra de Satanás de sacarnos la bendición que es para nosotros y vamos a
comenzar a recibir lo que Dios ha desea para nuestras vidas. Las ventanas de
los cielos van abrir y nuestras finanzas comenzarán a ser bendecidas y lo que
antes nos costaba mucho ya comenzará a salir adelante.
El Diezmo es para
Hoy en Día
Algunos quieren objetar al diezmo diciendo que el diezmo fue solamente para
el Antiguo Testamento y como ya estamos en la dispensación de la gracia ya no
es una obligación para los creyentes en estos tiempos. Lo que hay que saber es
que Dios considera el no dar el diezmo y la ofrenda como robar lo que es de Él.
La prohibición de robar es uno de los diez mandamientos, los cuales todavía
seguimos aunque estamos en la dispensación de la gracia, porque son parte de la
ley moral de Dios. Todavía Dios nos pide seguir la ley moral aunque no seguimos
las leyes civiles y ceremoniales que estaban vigentes bajo la ley de
Moisés.
Jesucristo no deshizo del diezmo cuando Él vino sino dijo: “Dad a César lo que es de
César, y a Dios lo que es de Dios” (Marcos 12:17). Jesús hablando
de los diezmos dijo que los fariseos tenían que hacer “la justicia, la
misericordia y la fe”. Y dijo: “esto era necesario hacer, sin dejar de hacer
aquello” (Mateo 23:23). Jesús estaba en favor que ellos diezmen, pero no estaba
en favor de su hipocresía.
Además de esto, aunque no encontramos directamente el uso de la palabra
“diezmo”, si encontramos claras referencias al diezmo en el Nuevo Testamento. 1
Corintios 9:13-14 dice: “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas
sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el
Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” Esto es una
referencia directa al sistema de diezmos y ofrendas que estaba instituido bajo
la ley de Moisés y aplica su uso a la Iglesia en la dispensación de la gracia.
El Propósito de
Diezmo
También esto habla del propósito que cumple el dar el diezmo. Números 18:23-24 dice: “Mas los levitas harán el
servicio del tabernáculo de reunión… y no poseerán heredad entre los hijos de
Israel. Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de
Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda...” El diezmo era dado para los
sacerdotes y levitas para que ellos se dediquen completamente al servicio del
Señor.
El Apóstol Pablo dijo que así mismo como los sacerdotes y levitas recibían
su sostén económico del diezmo así mismo el Señor ordenó a los que anuncian el
evangelio que vivan del evangelio. Podemos entonces entender claramente el
propósito de los diezmos en la Palabra de Dios: es la voluntad de Dios que cada
congregación pueda dar sus diezmos, y así de esta manera los que se dedican al
servicio del ministerio, que son ministros llamados por Dios, puedan dedicarse
completamente a la obra del Señor. El Apóstol Pablo refuerza este principio
diciendo: “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble
honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura
dice: No pondrás bozal al buey que trilla;
y: Digno es el obrero de su salario” (1
Timoteo 5:17-18).
Los pastores también deben diezmar y ofrendar así como
todos los creyentes de la misma manera como tenían que hacer los sacerdotes y
levitas siendo un ejemplo a la congregación (Números 18:26-28).
No es la voluntad de Dios que un Pastor siempre tenga
que trabajar un trabajo secular y no tenga el tiempo para cumplir su función de
ministro. Un ministro que tiene el
tiempo para orar, estudiar la Palabra de Dios y visitar las almas podrá ser
mucho más efectivo en su trabajo y la iglesia verá el crecimiento por el tiempo
invertido completamente en la obra de Dios.
La Importancia de
la Ofrenda
El Motivo de Dar
a la Obra de Dios
¿Cómo podemos hacer llegar este evangelio a este mundo si no tenemos los
recursos espirituales y económicos para hacerlo? Con el principio de dar a la
obra de Dios a través de nuestros diezmos y ofrendas Dios ha provisto Su plan
para que el evangelio sea predicado en todo el mundo y a través de la Gran
Comisión las almas sean salvadas. Siempre me llama atención las personas que
están en contra el diezmo. Muchos no solo están en contra del diezmo
personalmente, pero también no quieren que otro lo haga y muchas veces ellos
son los primeros para pedir favores a la Iglesia o deber a la Iglesia. Esto es
porque no han entregado sus finanzas a Dios y no comprenden la bendición de dar.
Cuando los creyentes responden por fe para dar a la obra de Dios, Dios derrama Su bendición sobre la Iglesia. Dios ya nos ha provisto el modelo perfecto para que Su para el evangelio sea extendido y la Iglesia sea sostenida. Cuando aprendemos la bendición de ser buenos mayordomos comenzaremos a ver las bendiciones de Dios que solo vendrán por ser fiel a Su Palabra y tener fe en Su nombre.
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