Un mensaje poderoso y ungido sacudió a Judea. La voz de Dios se levantó para despertar a un pueblo en estado de sueño espiritual preparándoles para la visitación del Rey de gloria. Juan el Bautista con fervor y sin temor declaró: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2). El mensaje de Juan llevo a los pecadores al arrepentimiento sin importar su estatus social o nacionalidad. Desde el soldado romano hasta el religioso y erudito de su tiempo, hasta del Rey Herodes mismo, fueron conmovidos mientras Juan predicaba el arrepentimiento de los pecados y la conversión verdadera a Dios.
La Biblia dice que desde el momento que Juan fue encarcelado por Herodes Jesucristo comenzó a predicar que el reino de los cielos había llegado (Mateo 4:17). Y desde el momento que Jesucristo comenzó a predicar el Reino había llegado.
1)
El
Reino es acompañado con la manifestación de lo sobrenatural.
Como Juan Jesucristo predico al pueblo el
mensaje de arrepentimiento, pero en contraste Su mensaje fue acompañado con
señales y prodigios.
“Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo… y le trajeron todos los que tenían
dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los
endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó” (Mateo 4:23-24). Jesús
declaró: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sa2nar a los quebrantados de
corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en
libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor” (Lucas
4:18-19).
“Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de
Cristo, le envió dos de sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que
había de venir, o esperaremos a otro? Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced
saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los
pobres es anunciado el evangelio” (Mateo 11:2-5). Jesucristo declaró que la
manifestación de lo sobrenatural era prueba de quien Él era y era la prueba de
que el reino había llegado. Como la Iglesia de Jesucristo nosotros somos el Reino de Dios en esta tierra. “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12). “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:19). “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas… sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:17-18).
2)
El
Reino está en nosotros
Al nacer de nuevo hemos entrado en el Reino de
Dios y el Reino ha entrado en nosotros. Nosotros estamos en el Reino y el Reino
está en nosotros. Dios desea reinar en nuestros corazones y vidas. Él quiere
ser Rey de nuestras vidas. El desea gobernar nuestros pensamientos y acciones.
De eso se trata tener el Espíritu Santo en nuestras vidas. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:19-20). “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17). Hemos recibido un “un reino inconmovible” (Hebreos 12:28) y las cosas de esta vida presente y pasajeros de este mundo puede ser removidos pero si estamos en el Reino y Reino está en nosotros seremos inconmovibles.
3)
El
Reino no es de este mundo
Jesús declaró a Pilato: “Mi reino no es de este
mundo… mi reino no es de aquí… Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido,
y para esto he venido al mundo...” (Juan 18:36-37). El Reino de Dios es un
reino de espiritual. Jesucristo es el Rey del Reino. Mientras estamos en esta
tierra el reina en nuestro corazón. Podemos tener un poco del cielo en esta
tierra. Jesús enseño a sus discípulos orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:9-10). ¡Señor venga tu reino a nosotros! ¡Haga tu voluntad en nuestras vidas! ¡Como es en el cielo, así también en el cielo! No hay enfermedad en los cielos. No hay dolor en los cielos. No hay amargura en los cielos. No hay chisme en el cielo. No hay maldad en los cielos. Señor necesitamos que venga tu reino. Manifiesta tu reino.
Muchas veces estamos demasiados aferrados a este mundo. Es como pensamos que vamos a vivir aquí para siempre. No tenemos un concepto de los que es el Reino de Dios. Nos olvidamos de quienes somos nosotros. Nos ponemos cómodos en esta vida. Nuestro enfoque es nuestro propio mundo. Nuestro trabajo. Nuestros estudios. Nuestros problemas. Nuestros deseos. Nuestro dinero. Nuestro futuro. Nuestra casa. Nuestra ropa. Tratamos de ser el rey de nuestra propia vida. Nuestras prioridades es han vuelta a las cosas terrenales y no las celestiales. Hemos perdido nuestro deseo de orar. Hemos perdido nuestra carga por las almas perdidas. Parece que no tenemos tiempo. Nuestro enfoque esta primeramente en esta vida.
Jesús dijo: "Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?... Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:25, 31-33)
Jesús está diciendo no te preocupes por lo que otros se preocupan. No te preocupes por lo material. No te preocupes porque tú tienes en comparación con otra persona. Eso es lo que hace las personas que no conocen a Dios. Es tiempo de buscar primeramente el Reino.
El en
libro de Hageo dice: “Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo
de que la casa de Jehová sea reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por
medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de
habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha
dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis
mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis
satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su
jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre
vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y
pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho,
y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué?
dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de
vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros
la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la sequía sobre esta tierra,
y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo
lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo
trabajo de manos” (Hageo 1:2-11). Se detuvo las bendiciones de Dios sobre el
pueblo de Dios porque ellos quitaron su enfoque en las cosas de Dios. Ellos
habían abandonado para construcción de la casa de Dios para construir sus
propias casas. Eso es lo que está sucediendo mucho hoy en día. Muchos abandonan
la edificación la Iglesia, no la estructura física, sino la obra de Dios para
enfocarse principalmente en las cosas temporales de este mundo.
“Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo
de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su
Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y
temió el pueblo delante de Jehová. Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por
mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová. Y
despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá,
y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo
el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los
ejércitos, su Dios” (Hageo 1:12-14). Hoy es tiempo para despertar a los
líderes. Es tiempo para despertar al pueblo de Dios para buscar primeramente el
Reino de Dios. Hoy hay que hacer un cambio de prioridades. Deje de enfocarse en
lo que está enfocando el mundo. Busque a Dios y a Su Reino. Dios ya sabe de lo
que tú tienes necesidad. En Malaquías el pueblo de Dios había perdido la bendición de Dios por no diezmar y ofrenda. Dios le dijo: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10). Fíjate que dice: “Que haya alimento en MI casa”. Muchas veces se cita este pasaje pensando que se refiere a la casa de nosotros, pero Dios está diciendo si hay alimento o provisión en mi casa, yo voy a abrir sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde. Esto yo no simple nos habla del dinero sino nos habla que si nosotros primero damos a Dios. Nuestra vida, nuestro tiempo, nuestras finanzas Dios nos va a bendecir por añadidura.
4)
Acercado
el Reino a este mundo
Buscar primeramente el Rieno de Dios no significa
que no trabajes. Eso no significa que no
estudies. Eso no significa que no sobresalgas en tu vida. Lo que significa que
nuestra prioridad tiene que ser lo espiritual. Nuestra motivación de los que
hacemos tiene ser Dios y Su Reino. El Reino de Dios está en nosotros. No se
trata de venir una vez a la semana en la Iglesia. Se trata de llevar la Iglesia
donde quiera que vayamos. Cuando pisamos el trabajo el Reino de Dios ha llegado
a ese lugar Joven cuando pises tu colegio o tu universidad el Reino ha llegado
a ese lugar. Tenemos que estar en Reino y el Reino tiene que estar en nosotros. Cuando comenzamos a poner primero a Dios en nuestras vidas hay algo que cambia. Nuestra vida de oración cambia. Comenzamos a tener una carga por las almas perdidas. Comenzamos a sentir amor por nuestros hermanos. Comenzamos a anhelar la presencia de Dios. Comenzamos a buscar de Dios. Comenzamos a hablar de Dios. El Reino de Dios se acerca a nuestras vidas y nosotros comenzamos a acercar el Reino a este mundo.
Y cuando se manifiesta el Reino lo sobrenatural se manifiesta. Los milagros ocurren. Sanidades ocurren. Vidas son cambiadas. Porque ha llegado el Reino. Yo creo que hay una relación directa con nuestras prioridades y la manifestación de la gloria de Dios. Si a nosotros no le interesamos Su Reino porque estamos trancado por las cosas del mundo, no vemos lo sobrenatural ocurrir a menudo en nuestras vidas.
Es tiempo de buscar primeramente al Reino. Dios quiere manifestarse hoy. “Señor Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10).
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