sábado, 20 de abril de 2013

La Locura de Dios

Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. (1 Corintios 1:18-21)

Introducción:
El cristianismo verdadero es una locura para el hombre común. Literalmente hay personas que piensan y dicen que estamos locos. Quizás al entrar dentro de la puerta de la Iglesia y mirando alrededor pareciera confirmar esa estimación. El sonido de los canticos, la fervencia de espíritu, el espectáculo de ver personas llorando, danzando, saltando, clamando a Dios en oración; viendo personas hablando en otras lenguas, el estilo de vida de un verdadero creyente puede causar una impresión sobre cualquier persona que no se ha puesto en contacto con el ambiente del Espíritu.

El Apóstol Pablo dijo: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14). La palabra griega moría usado para locura literalmente se traduce como una bobería o algo absurdo[i]. Hay muchos que les parece una tontería lo que estamos haciendo, muchos creen que estamos locos y hoy yo he venido para declarar lo afirmativo: estamos locos para este mundo, pero para nosotros que hemos sido perdonados, libertados y llenado con Su Espíritu, es el poder de Dios.
1)      La locura del mensaje de la cruz
El Apóstol Pablo dijo: mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte” (1 Corintios 1:24-27).

El mismo mensaje de Jesucristo es una locura para este mundo. El mundo no entiende un mensaje de humildad y de humillación. El sacrificio y el perdón son un lenguaje rechazado por la humanidad, sin embargo eso es el mensaje de la cruz.
Jesús dijo: “… Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará (Lucas 9:23-24). “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10:39).

El mensaje de Jesús es un mensaje de amor y al mismo tiempo un mensaje de cambio transformacional. El mensaje de cruz te hace enfrentar la realidad de nuestro pecado y hacer algo al respecto.
La Biblia dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Romanos 3:23-25).

 “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Nuestro pecado nos hace aparatar de Dios pero a través de la muerte y resurrección de Jesucristo tenemos esperanza, porque Jesús murió en nuestro lugar. Jesucristo siendo Dios manifestado en carne se humilló hasta la muerte y Él hoy nos ofrece la libertad porque Él no está muerto Él resucito al tercer día.  La sangre que Él derramo hoy te puede alcanzar y darte libertad y salvación.  

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios… agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. (1 Corintios 1:18,21). Lo que el mundo piensa que es una locura es la oportunidad que Dios te ofrece para recibir el perdón de pecados.
Lo que este mundo no puede negar el poder de Dios en las vidas de personas que han sido cambiados por la locura de cruz.

Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13). Había algo diferente de ellos y eso era el poder de Espíritu Santo que estaba en ellos.

2)      La locura del Pentecostés

El libro de los Hechos capitulo Dos registra la llegada del poder del Espíritu Santo en las vidas de los primeros creyentes:
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hechos 2:1-4).

Posiblemente te parece una locura que personas hablen en otras lenguas, quizás se algo que algunos consideren absurdo. Pero lo que es el locura para el hombre es sabiduría para nuestro Dios. Isaías profetizo: “porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio…”(Isaías 28:11-12).
“Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto” (Hechos 2:5-13).

Los judíos que se habían reunidos para el día de Pentecostés no entendieron lo estaban viendo y oyendo. Muchos pensaron que los discípulos estaban locos otros pensaron que ellos estaban borrachos.

“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;  Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”  (Hechos 2:14-18).
Lo algunos piensan que es una locura, lo que algunos estiman como una tontería es el derramamiento del Espíritu Santo.

Siendo inspirado por el Espíritu Santo Pedro comenzó a predicar el mensaje de la cruz: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:36-39).

La promesa del Espíritu Santo no solo fue para el día de Pentecostés sino es para todo aquel que cree y desea recibirlo. Pedro dijo lo que Dios esta llamándonos para hacer: arrepentir de nuestros pecados, ser bautizados en el nombre de Jesucristo y recibir la promesa del Espíritu Santo.
1)      El evangelio: el poder de Dios para salvación
El Apóstol Pablo explico como el evangelio se aplica a nuestras vidas: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6:1-6).

Debemos aplicar el evangelio a nuestras vidas primero muriendo al pecado. Tenemos que reconocer que somos pecadores y arrepentirse de corazón de nuestros pecados decididos para dejar atrás el pecado en nuestra vida. Luego tenemos que sepultar el viejo hombre que nuestra vida pasada de pecado en el bautismo en el único nombre que salva: el nombre de Jesucristo. Hoy tú puedes tomar la decisión de ser bautizado en agua en el nombre de Jesucristo declarando que eres una nueva persona y parte de la familia de Dios. Y hoy puedes recibir el Espíritu Santo, resucitando a nueva vida, con la señal de hablar en otras lenguas así como sucedió en el día de Pentecostés.  
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” (Romanos 1:16). Aunque el mundo le parezca una locura este es mensaje que salva, que liberta, que cambia vidas.
Conclusión:
Una locura verdadera seria perder la promesa que promesa que Dios tiene para nosotros. Hoy recibe el perdón de pecados, el regalo de salvación, la promesa del Espíritu Santo. Experimente la locura de Dios.

 

 

 



[i] Diccionario Exhaustivo Strong en Español, G3472

lunes, 15 de abril de 2013

Atráeme a Ti

Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios. Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida. (Oseas 11:2-4)

No nos imaginamos cuanto Dios nos ama. Aun en nuestros tropiezos, fallas y rebeliones Dios nos sigue amando. Aun Dios usa nuestros errores para atraernos a Él. Dios nos dice: “… Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3). Con cuerdas de amor Dios nos trae a Él. Dios nos llama y más veces nos alejamos de Él. Él nos toma en sus bazos y muchas no nos damos cuenta que es Él que nos esta cuidado. En nuestro orgullo un que no necesitamos de Dios, nos creemos que somos autosuficientes, pero Dios con sus lazos de amor nos está atrayendo a Él.
Hay tiempos que las cuerdas de Dios nos estira y resistimos Su presencia. Muchas veces ignoramos a Dios, estamos demasiados ocupados para Él, nuestro corazón esta endurecido, en nuestro orgullo resistimos las cuerdas de su amor. Estiramos en la dirección opuesta, luchamos hacer nuestra propia voluntad. Cuando resistimos la voluntad de Dios Él suelta la cuerda, nos da el espacio para ir donde queremos ir, para hacer lo queremos hacer, para que demos cuenta nuestra necesidad de Él…pero sin darse cuenta todavía sus cuerdas nos está atrayendo hacia Él.

Dios no desea que nosotros nos apartemos de Él, pero nos permite…para poder atraernos nuevamente a Él. Es en nuestros tropiezos, nuestros fracasos, nuestro dolor, nuestros pecados que Dios está estirándonos nuevamente hacia Él. Aun cuando caes Dios te sigue amando. Dios no se olvida de ti. En tu soledad…sus cuerdas de amor están atrayéndote hacia Él. En tu dolor… sus cuerdas de amor están atrayéndote hacia Él. Aun cuando piensas que Dios está lejos…Él está cerca.  Dios trata con humanidad para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos…” (Hechos 17:27-28). Sus cuerdas están atrayéndolos a Él.
Aun en los tiempos que no sentimos la presencia Dios está usando el desierto para atraernos a Él, A veces cuando hay abundancia de pan de nosotros damos cuenta de nuestro privilegio. Es cuando no le sentimos cerca que muchas veces nos acordamos de nuestra necesidad de Él. Cuando tenemos todo a veces lo tratamos como algún tan común y corriente. Pero Dios usa nuestro desierto para que clamemos como David: “Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos” (Salmos 63:1-4).

 El hijo prodigo busco su libertad, lucho para hacer las cosas a su manera…pero cansado y vacío. Solo y embarrado por sus propias elecciones, las cuerdas del Padre todavía le estaban estirándole hacia Él.
Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” (Lucas 15:17). Dios te da suficiente cuerda según tu propia voluntad, para que tú mismo te des cuenta que tú necesitas de Él. Él te permite caer, te permite golpear…porque muchas otras maneras no te das cuenta. Dios te toca con Su amor, te habla con cariño y muchas veces no recibimos sus palabras.

En el libro de Job dice: “Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; El hiere, y sus manos curan” (Job 5:18). Él permite el dolor, pero no es para destruirte. Él te permite que sea golpeado por tus propias decisiones, por circunstancias y aun injusticas pero con el fin de atraerte a Él. El hiere pero sus manos te curan. El salmista dijo: “El sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas” (Salmos 147:3). No te diste cuenta pero era las cueras de su amor que te estaba atrayendo hacia Él. Alguien necesita decir: “Señor necesito que cures mis heridas”. No le resistes más. Déjale atraerte hacia Él.
El hijo prodigo dijo a su Padre: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lucas 15:21). Él reconoció su necesidad de su padre. Yo necesito de Dios. Necesito de Su toque. Necesito de Su amor.

“Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado…” Lucas 15:22-24). Todo es tiempo Su Padre le estaba esperando. Su amor y misericordia estaba extendido hacia él: Hagamos fiesta porque él que se había muerto ahora vive. Se pedio y ahora volvió”.
Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor” (Oseas 11:4). Cuando habla de cuerdas humanas en realidad lo más probable está hablando literalmente teniendo en cuenta que en esos tiempos hacían piolas con cabello humano. Dios se extiende a nosotros en la humanidad. El puede sentir nuestro dolor. Él puede compadecer de nuestro dolor.

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Hebreos 2:14-18).
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:15-16).

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53:3-7).
Hay una cuerda de esperanza llamada misericordia. Entretejido por la humanidad de Jesucristo la misericordia es suficiente largo para alcanzarnos y no importa dónde estamos su misericordia tiene el poder de atraernos a Él. Dios está te atrayendo hacia Él. Señor Atráeme a Ti.

miércoles, 10 de abril de 2013

Lo Significativo es Más Grande que Uno

Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. (Eclesiastés 4:9-12)

 Todo lo significativo en esta vida es logra en equipo. Si vamos a hacer algo grande en verdad va a ser algo que es más allá de nuestras capacidades propias. En realidad no existió el Llanero Solitario, no solo porque fue una novela ficticia, sino porque ni él estaba solo. Él también tenía otros que le ayudaban. Si vamos a lograr hacer algo importante tenemos que darnos cuenta que necesitamos la ayuda de los demás. Jesucristo tenía sus doce discípulos, aun él tenía los setenta que el mando a predicar dos a dos para predicar la venida del Reino de Dios, aun la Biblia habla de sus quinientos discípulos de 1 Corintios quince. Jesús es Dios manifestado en carne y sin embargo Él eligió involucrar a sus discípulos en el proceso. Eso sucede hoy en día con nosotros también. Dios nos incluye en Su proceso y Su plan. Somos parte de algo que es más grande que nosotros mismos: la Iglesia del Señor Jesucristo.

 Sin embargo, muchas veces hay muchos que insisten en hacer las cosas a sola, en no confiar en los demás y creer que uno lo puede hacerlo todo solo. La realidad es que si lo que estamos haciendo tiene valor va ser más grande que una sola persona. Una persona solo puede hacer hasta cierto punto. Nuestra visión tiene que ser más grande de lo que nosotros podemos hacer. Es allí cuando nos damos cuenta que necesitamos ayuda. Necesitamos de otras personas para apoyarnos para lograr objetivos grandes. Dos puede mejor que uno. Cuando comenzamos a confiar e involucrar a los demás en el equipo vemos podamos lograr cosas que serían imposible para uno. Nadie pude hacerlo solo. Todos necesitamos del apoyo de los demás.

 ¿Cuáles son las razones que algunos no quieren ser parte de un equipo[i]?   

1)       El ego
Muchas veces el orgullo nos impide admitir que no podemos solo. Muchos fracasan porque no buscan ayuda, consejo, e intentan demostrar que uno puede solo. A veces el ego impide a uno reconocer el valor del trabajo de los demás. Eso es una actitud que uno siempre tiene que ser mejor que los demás. Tenemos que despojar del ego y darse cuenta que juntos podemos lograr algo más grande de que podemos hacer solos.

2)       La inseguridad
Cuando uno se inseguro no desea trabajar en equipo porque siente amenazado por los demás. Uno tiene la tendencia a pensar que otro va a tomar su lugar o quieren controlar todo para que uno mismo sobresalga. La realidad es que la inseguridad nos impide para crecer. Tenemos que darse cuenta que todos tenemos fortalezas y debilidades. Tenemos que solicitar ayuda de las personas que son más capaces de nosotros en otras áreas sin sentir intimidados por sus habilidades. Cuando estamos en el mismo equipo no hay razón de hacernos la competencia.

3)       Ingenuidad (simpleza de mente)
Hay personas subestiman lo difícil que es lograr algo significativo. La realidad es que si vamos a hacer algo grande va a requerir la ayuda de los demás. Algunos tienen la actitud de hacer las cosas sin poner mucho empeño y sin planificación. Ellos no involucran a los demás porque no quieren tomar el tiempo de hacerlo. El resultado es un fracaso.

4)       Temperamento
Algunos tienen un temperamento que hace que uno tenga una inclinación a trabajar solo. Algunos por naturaleza les gusta trabajar solos, otros son independientes. Hay que reconocer el valor de trabajar en un equipo y saber que si vamos a lograr algo significativo que va a ser más grande que nosotros mismos. No podemos dejar nuestra personalidad impedir que seamos parte de un equipo. Tenemos que cambiar nuestras tenencias que nos impide trabajar con los demás.

Preguntas para pensar:

1)      ¿Me está impidiendo mi ego formar parte del equipo?
2)      ¿Mi inseguridad me hace sentir amenazando por los demás?
3)      ¿Mi manera de pensar me hace obviar la importancia de tener el apoyo de los demás?
4)      ¿Debo cambiar cosas en mi personalidad para mejor trabajar con los demás?


[i] Los siguientes puntos fueron sacaron del libro: Liderazgo al Máximo, John Maxwell, pg. 598-601, 2008, Grupo Nelson

Una Iglesia del Primer Siglo en el Siglo Veintiuno

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. (Hechos 2:40-42)

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. (Gálatas 1:6-10)

Nuestros inicios comenzaron en el aposento alto. Somos una Iglesia que nació de las llamas de fuego del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Desde el día de Pentecostés, el avivamiento que leemos en libro de los Hechos de los Apóstoles, desde el fuego que cayó en Topeka, Kansas en 1901, y el avivamiento que arraso La Misión de la Calle Azuza y alrededor del mundo, hasta el día de hoy, el fuego del Espíritu Santo sigue cayendo. Millones de personas de diferentes organizaciones y trasfondos proclaman haber recibido la experiencia del bautismo de Espíritu Santo. Muchos movimientos proclaman sus raíces ser de origen pentecostal; ¿pero cuantas iglesias reflejan verdaderamente la experiencia pentecostal?   

La pregunta que yo hago en este día es esta: ¿realmente somos la misma Iglesia hoy en día o hemos alejado de modelo apostólico? ¿Somos la misma Iglesia que encontramos en el libro de Hechos o no? Estamos viviendo en un tiempo donde algunos están perdiendo la identidad de nuestras raíces.

El Apóstol Pablo lo dijo así: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:1-5).

Cito del libro El Futuro de Pentecostalismo en Estados Unidos[1] escrito por dos profesores de la Universidad Vanguard en Estados Unidos explicando la decaída del movimiento pentecostal en Norteamérica: “La experiencia del Bautismo del Espíritu ha llegado a ser opcional y no esencial… para todos los creyentes…Esta reconfiguración… resulta en una aceptación de un punto de vista de la salvación que es hasta no crítica, y que reduce la salvación a “una decisión por Cristo”. Esta reducción demasiado fácilmente guía a una doctrina donde hay nada más que más allá de ese primer paso de aceptación mental… Esta definición… ha guiado a una salvación en que no hay conversión verdadera.   

Experiencias sobrenaturales son menos y menos probables para suceder en iglesias Pentecostales…. Han movido la práctica de la sanidad divina (también eventos de conversión y otras experiencias) afuera del culto de domingo...

Es raro hoy para escuchar una enseñanza pastoral sobre el bautismo de Espíritu Santo de pulpitos pentecostales clásicos y es todavía más raro observar glosolalia (el hablar en lenguas[2]) en reuniones congregacionales… Parece haber una crisis entre muchos pastores con credenciales con denominaciones pentecostales con la mera esencia de la doctrina y también con su aplicación a sus congregaciones… No es probable que pastores pentecostales prediquen sobre el fenómeno espiritual ya que están cada vez más preocupados los “buscadores” el día domingo...

Lo que hizo el Pentecostalismo distinto en el Siglo Veinte fue su aceptación de lo sobrenatural en sus iglesias – un interés que en muchos se ha apagado. En contraste, La cultura… esta obsesionando con lo sobrenatural, desde Harry Potter desde programas televisivas y películas sobre lo oculto. En fin, no habrá Pentecostalismo en los Estados Unidos, por lo menos no en iglesias pentecostales clásicas, si la expectativa no es reencendida.

(Alrededor de 1950) todos los pentecostales, sin importar diferencias en doctrina de santidad, practicaban una separación social substancial… Al llegar en final del siglo, la asimilación pentecostal de música pop, películas, programas televisivas, y artículos de revistas los causó a identificar con la cultura popular hasta tal punto que el Pentecostalismo como un total no podía ser considerado un movimiento de santidad en ninguna manera en absoluto.

Uno pocas veces escucha como la intimidad con Cristo puede afectar las elecciones personales concernientes a la modestia en apariencia, lenguaje, hábitos (adicciones), y materiales de audio/lectura/visuales… Disciplinas cristianas principales como la oración, el diezmo, bautismo en agua y participación regular en la asistencia a la iglesia son mayormente ausentes del discurso de muchas iglesias pentecostales clásicas”.

En una encuesta de pastores trinitarios pentecostales (de la mima fuente):   

·         70% están de acuerdo o fuertemente están de acuerdo que ha habido una pérdida de dones espirituales.

·         60% dicen que ha habido una pérdida de identidad pentecostal

·         84% dicen que la iglesia necesita una revitalización.

El libro El Movimiento de Santidad: Muerto o Vivo[3] escrito por Keith Drury profesor de la Universidad Indiana Wesleyan en Estados Unidos cita ocho razones porque se ha perdido la identidad de santidad: “

1)      Queríamos ser respetables

2)      Nos hemos tirados en el corriente de la otras iglesias evangélicas

3)      Hemos fracasado en no convencer a la generación joven

4)      Hemos parado de hacer la santidad un tema principal

5)      Hemos perdido obreros laicos

6)      Hemos sobre reaccionado sobre abusos del pasado

7)      Hemos adoptado una mentalidad de crecimiento de iglesia sin pensamiento teológico

8)      No hemos notado cuando la línea de batalla se ha movido

Mucha de nuestra gente no necesita ser santificados – ¡necesitan ser salvos! La doctrina que está en riesgo en muchas iglesias de santidad no es la santificación entera sino una “conversión transformacional”.

Los evangélicos se han acomodado al divorcio. “Mundanalidad” es poco mencionado, y aun si se menciona es solo en broma. Los evangélicos ahora se van a las mismas películas que se va el mundo. Alquilan las mismas películas. Ven los mismos programas de televisión. Evangélicos miran cosas en la televisión que ellos hubieran llamado “pornografía” hace veinte años. Familias cristianas se están cayendo de a pedazos… y las iglesias evangélicas se están llenando de personas que nunca has tenido una experiencia genuina de conversación transformacional. Ellos se infiltran con el proceso de asimilación sociológica”.     

Cito esto no para decir que eso es donde estamos ahora mismo, pero para decir que eso es la dirección que podemos ir si nos aferramos a la doctrina apostólica y es la dirección que algunos están yendo. En ninguna manera podemos separar nuestra doctrina teológica de la doctrina de la santidad. El verdadero mover del Espíritu Santo viene no solo buscando una experiencia emocional sino buscando un arrepentimiento genuino y la crucifixión de las pasiones y deseos de la carne. El mover poderoso del viento recio original nace de una búsqueda de un cambio transformacional, es una búsqueda de la santidad y pureza de Dios. No solo le hace a uno hablar en otras lenguas sino transforma un corazón pecaminoso a un vida llena de la presencia de un Dios santo.

Después de haber escuchado acerca de la muerte Ananías y Safira por haber mentido al Espíritu Santo la Biblia dice: “Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas” (Hechos 5:11).

Y luego dice: “Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; más el pueblo los alababa grandemente. Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados” (Hechos 5:12-16).

La Iglesia Primitiva no solo gozaba de la manifestación de señales y prodigios, sanidades y milagros y crecimiento numérico pero también había un temor santo asociado con la Iglesia. La iglesia era movida por una búsqueda de la santidad de Dios. Las personas de afuera observaban y admiraban esa santidad.

Cuando hoy habló de santidad no estoy hablando únicamente de la apariencia externa sino del estado espiritual integral del creyente. Estoy hablando de deseo genuino de ser un verdadero cristiano y tomar la cruz de Cristo haciendo morir los deseos de la carne para ser más como Él.

Es esa búsqueda de un corazón sincero donde se enciende el verdadero fuego pentecostal. Es un clamor desesperando para la presencia de Dios, quitando todo pecado e impedimento que estorba la llenura de la presencia de Dios.

Si hay algo que necesitamos en nuestros cultos es esa convicción santa que impulsa a las almas a un altar de arrepentimiento. La cruz siempre precede el Pentecostés. Donde no hay convicción de pecados caemos en el error de buscar respuestas emocionales sin un cambio de corazón. Sin embargo cuando almas están verdaderamente arrepentidas y entregadas, el fuego verdadero del Espíritu cae sin precedente.    

En nuestro deseo de hacer crecer nuestras iglesias no podemos caer en el error de aguar el mensaje apostólico para que sea más aceptable a las masas. En fin con el tiempo así como ha pasado en las iglesias trinitarias así también será con nosotros: pensando que tenemos que ser más como el mundo para ganar el mundo terminamos siendo el mundo.

Hay una fracción entre la iglesia que está clamando para dejar a lado las enseñanzas que ellos consideran legalistas y poco adecuado a nuestros tiempos. Quieren ser una iglesia que está más actualizada a los tiempos que vivimos y creen que la doctrina apostólica es un impedimento al crecimiento de la iglesia. Algunos creen que pueden conservar la doctrina teológica de la Unicidad de Dios y del bautismo en el nombre de Jesús sin predicar una separación clara entre la iglesia y el mundo. Lamentablemente cuando los estandartes de la santidad de iglesia comienzan a caer también de a poco se va apagando el fervor para la doctrina del nombre Jesús porque no hay una distinción clara entre nosotros y el mundo. Y eso resulta en la una experiencia que mengue y ataja el mover del Espíritu de Dios.

Hoy en día vemos iglesias que en su afán de atraer a las masas predican un mensaje de liviandad que pasa por alto el arrepentimiento verdadero. Muchos no predican más sobre el pecado sino su mensaje principal se centra en la bendición y prosperidad, los cuales son productos adicionales, no la esencia del mensaje de Jesucristo. Muchos no quieren incomodar los visitantes con los el llanto, las personas hablando en lenguas, personas siendo llenos danzando en el Espíritu. No quieren que sus cultos no salgan de su programa… y en ese habiente se pierde la libertad del poder del Espíritu de Dios.  

La realidad es que muchos que proclaman ser Pentecostales esta alejados del verdadero Pentecostés. Han cambiado el verdadero fuego del Pentecostés por nuestros talentos, nuestra música e instrumentos, los cuales pueden ser usados para Su gloria pero en fin nunca pueden reemplazar a la visitación divina del Espíritu de Dios. Si queremos tener el verdadero fuego del Pentecostés tenemos que volver al Calvario y al verdadero mensaje apostólico.     

Judas dijo: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 1:3-4).

Pablo dijo: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:6-10).

“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6:1-6).

“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas (2 Timoteo 4:1-4).

Yo creo que en este siglo veintiuno hay una Iglesia del nombre de Jesucristo que está levantando la antorcha del mensaje apostólico. Hay una generación que va a “contender ardientemente por la fe una vez dado a los santos”. No estamos dispuestos a cambiarlo. No estamos dispuestos a aguarlo. Estamos listos para defenderlo, preservarlo y proclamarlo. Somos una Iglesia de primer siglo en el siglo veintiuno. Rehusamos ser llevados por el corriente de este mundo.     

Vemos cuando los hijos de Israel cruzaron el Jordán que Josué dio el mandamiento: “…Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro,  conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto sea señal entre vosotros;  y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana,  diciendo:  ¿Qué significan estas piedras? les responderéis:  Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová;  cuando ella pasó el Jordán,  las aguas del Jordán se dividieron;  y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre” (Josué 4:5-7).

Ellos tenían que levantar las piedras como un monumento conmemorativo de lo que Dios había hecho en ese día. Nosotros tenemos que tener una experiencia con Dios que marca nuestra vida. Ellos podían mirar a las piedras en el Jordán y recordar “Nosotros somos Israel. Esto es lo que Dios ha hecho con nosotros”.

Y sigue diciendo: “Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán. Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué significan estas piedras? declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán. Porque Jehová vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros,  hasta que habíais pasado,  a la manera que Jehová vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo,  el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos; para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa;  para que temáis a Jehová vuestro Dios todos los días(Josué 4:20-24).

Note que las piedras marcaban el milagro del cruce del Jordán sobre camino seco. Así como Dios abrió el Mar Rojo para la primera generación, Dios abrió el Rio Jordán para la segunda generación. Era el mismo milagro pero en otra generación.

La nueva generación que cruzo el Rio Jordán nunca habían cruzado el Mar Rojo. Si ellos iban a heredar las promesas tenían que tener su propia experiencia. Esta generación si va a seguir predicando el mensaje verdadero apostólico tiene que tener su propio Pentecostés. Si vamos a ser la una Iglesia de primer siglo en el siglo veintiuno tenemos que tener marcadores en nuestra vidas de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. No podemos ser creyentes sin una experiencia verdadera con Dios. Tenemos valorar nuestros principios que nos hace la Iglesia del Señor Jesucristo. No podemos depender de las experiencias de nuestros padres. No podemos depender de las experiencias de las personas que estuvieron antes de nosotros. Tenemos que tener nuestra propia experiencia. Doy gracias por lo que Dios ha hecho en las vidas de mis padres, doy gracias por lo que Dios ha hecho en el pasado…pero todos tenemos que tener nuestra propia experiencia con Dios. Tenemos que ser una segunda, tercera generación con una experiencia de primera generación.

 Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado” (1 Pedro 2:5-6).

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:19-22).

Nosotros mismo somos esas piedras vivas que tienen que marcar el mensaje a la siguiente generación. Cuando las personas nos ven y nos preguntan, cuando nuestros hijos nos preguntan, “¿Qué quiere decir esto? ¿Porque ustedes predican así, porque alaban a Dios así, porque hablan en lenguas, porque viven y se visten de esa manera? ¿Por qué son diferentes que las otras iglesias?  Podemos responder como Pedro: Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis... Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne…” (Hechos 2:15-17).

Seamos una Iglesia de primer siglo en el siglo veintiuno. 

 



[1] The Future of Pentecostalism in the United States, 2007, Eric Paterson and Edmund Ryarczyk
[2] Paréntesis añadido
[3] The Holiness Movement: Dead or Alive, Keith Drury