domingo, 29 de septiembre de 2013

La Generacion que Busca a Dios


Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (2 Crónicas 7:14)
En nuestros tiempos no estamos en falta de religión. Cada día más hay más iglesias, más movimientos, más actividades hecho en el nombre de Dios. Lo que necesitamos es Dios mismo. Necesitamos realmente buscar a Dios. Necesitamos ser una generación que busca a Dios.
El Apóstol Pablo advertido: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:1-5).
Note que Pablo llama a esta generación amadores de los deleites más que de Dios”. Mirando el griego lo que significa es que son amadores del placer más que a Dios. Específicamente esto no significa que ellos no aman a Dios, sino que su amor por el placer es mayor.
Estamos en un tiempo que la tecnología ha hecho que el entretenimiento no solo está en el reproductor de DVD o la televisión, ni siquiera solo en la computadora sino que está en la palma de nuestra mano con los celulares inteligentes. Nuestra sociedad cada día más y más está siendo adicta al entretenimiento y el placer. Estamos tan distraídos y centrados en agradar nuestros deseos momentáneos que se dificulta conectar con Dios.
Muchos aman a Dios, realmente tienen un deseo sincero de servir a Dios, pero están desconectados con Dios. Hay tantas otras cosas que están llamando nuestra atención sea el trabajo, las luchas, el placer, la ambición, los amigos, que aparente que no tienen el tiempo, ni la pasión para ser uno que verdaderamente busca de Dios.
Pablo dijo: “Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2 Timoteo 3:7). Aparentemente al parecer uno ya sabe todo, pero llega el conocimiento pleno de la verdad, que es una relación transformadora con Jesucristo. Es por eso que Él murió en la cruz. Es por eso que estamos aquí en la Iglesia. Podemos tener la apariencia de piedad, la apariencia externa de ser un cristiano: sabemos lo debemos decir en el momento correcto, sabemos que hacer en el momento correcto, sabemos cómo vestir en el momento correcto pero negamos la “eficacia” (verso 5) o en el griego el “dúnamis” de donde viene la palabra dinamita. Específicamente poder milagroso. Quiere decir podemos tener la apariencia de cristianos pero negamos el poder milagroso de Dios.
Pablo advierte: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:3-4). La palabra “sufrirán” aquí significa “soportar” o “aguantar”. La gente no va a aguantar escuchar la verdad de Palabra de Dios. Le va aparecer algo “pesado”. Quieren a buscar predicadores que van decirles lo que ellos quieren escuchar. Ellos quieren seguir en sus propios deseos de la carne. “Volverán” o en el griego “desviaran” para seguir a “cuentos” o mitos. Las personas creen lo que no es verdad porque no quieren escuchar la verdad. Ellos niegan el poder milagroso de Dios.   
Eso sucede cuando tenemos religión sin Dios. Religión sin el mover de la presencia de Dios en nuestras vidas. Religión sin cambio. Religión sin arrepentimiento, sin transformación de nuestra mente y corazón. Religión sin relación con Dios. El mensaje de la cruz nos cambia, porque “es poder de Dios para salvación” (Romanos 1:16). Y cuando paramos de buscar de Dios, el evangelio pierde su poder para nosotros, porque la razón que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, la razón que Dios nos llena con Su Espíritu Santo es para tengamos una relación real y verdadero con Él. Ser un buscador de Dios nos transforma. Cambia nuestro pensamiento y actitud. Somos limpiados en la sangre de Jesucristo. Nuestra búsqueda de Dios nos da un nuevo corazón.
Isaías declaró: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:6-9). Busquemos a Dios. Sus caminos no son nuestros caminos. Sus pensamientos no son nuestros pensamientos. Sus caminos son más altos. Sus pensamientos son más altos. Nuestro problema es que pensamos que Dios se tiene que ponerse de acuerdo y adecuarse con nuestros deseos y pensamientos. Pero no es así. Él es el creador, nuestros la creación. Somos nosotros que tenemos que buscar a Él. Nosotros tenemos que conectarse con Él.
Jesús dijo: “Yo soy la vid verdadera… Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:1-5). Jesús es la vid. Nosotros somos las ramas. Tenemos que permanecer en Él. Nosotros dependemos de Jesús. Él es la fuente de nuestra vida. Necesitamos la savia, que es Su Espíritu para mantenernos con vida. Sin Él nada podemos hacer. Sin estar conectados con Él vamos a secarnos espiritualmente y morir, vamos a estar sin vida, sin dirección espiritual.
Jesús dijo a la mujer samaritana: “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos” (Juan 4:22). Jesús decía hay personas que busca a Dios, sin embargo sin tener una revelación de quien Dios es y hay los que adoran a Dios teniendo esa revelación. Hay los que adora conociendo y otros que adoran sin conocer. Hay personas que no saben lo que están buscando, pero buscan a Dios. Y hay, como los judíos, que conocen de Dios, han sido enseñando de Dios, pero ellos no le buscan.
“Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24). Dios está buscando a alguien que le busca. Alguien que le busca y le adora en espíritu y en verdad. Es necesario adorar en espíritu y verdad. Eso habla de un corazón abierto. Habla de un corazón dispuesto a escuchar la voz de Dios. Habla de un corazón hambriento de la presencia de Dios. Un corazón que no viene con sus razonamientos y pretextos, pero un corazón que es dispuesto a buscar a Dios sin medir las consecuencias. Un alma hambriento para haber la voluntad de Dios. Un alma entregada, sin reservas. Un adorador en espíritu y verdad.
No fue en vano que la Biblia llama a David un hombre conforme al corazón de Dios” aun a pesar de sus fracasos.  Lo que hizo David diferente de los demás fue su pasión por Dios. Pasión en su adoración. Pasión en su alabanza. Pasión para la Casa de Dios. Pasión las cosas de Dios.
David delcaró:
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” (Salmos 27:4).
“Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová” (Salmos 27:8).
“Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos” (Salmos 63:1-4).
Si algo que necesitamos para ser una generación que busca a Dios es renovar nuestra pasión por Dios. Jesús dijo de la Iglesia de Efeso: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4). Jesucristo dijo de la Iglesia que estaba en Laodicea: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad...” (Apocalipsis 3:15-17). Tenemos que volver al primer amor. No tenemos que estar tibios sin buscar a Dios, sin tener una pasión y deseo de servir a Dios. Es tiempo que el fuego pueda arder en nuestro corazón otra vez.
En el versículo veinte Jesús revela lo que necesitamos. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”(Apocalipsis 3:20). Jesús está a la puerta de nuestro corazón y busca tener una relación con nosotros. Mientras nosotros decimos que no necesitamos, que hay tenemos todos, que ya sabemos todo… Él está a la puerta y quiere entrar en nuestras vidas.
Otro atributo que tenía David era su disposición de humillarse delante de Dios y buscar a Dios. Hay muchos que no pueden conectarse con Dios porque el orgullo le impide. Les resulta difícil buscar a Dios porque no quieren humillarse delante de Dios.  
David declaro: Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos 51:16-17).
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Crónicas 7:14). Es tiempo para ser una generación que busca de corazón a DEntonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová… ” (Jeremías 29:12-14). Dios va a escuchar. Él va a sanar nuestra tierra. Él va restaurar. Entraremos en Su presencia.
Quiero ser la generación que busca a Dios. Quiero ser la generación que se entrega de corazón delante de Dios. No quiero tener una religión vacía sin tener una relación autentica con El. Quiero ver los cielos tocar la tierra. Quiero a Él. Quiero ser de una generación entregada a Dios. Apasionado por El. Una generación a adora a Dios de corazón, que alaba a Dios de una manera sincera, que ora de una manera diferente. No un show. Quiero ser de una generación que tiene una pasión por Dios. Una generación lavada por Su sangre, cambiada por Su poder. Quiero ser esa generación: la generación que busca a Dios.
“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob” (Salmos 24:3-6).

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