domingo, 28 de julio de 2013

Somos una Generación de Salomón


Somos una Generación de Salomón

Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día. Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente. Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla. (1 Crónicas 28:7-10)


I.                    La Generación de Salomón

 

A.      La Generación de Sabiduría

“Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé” (1 Reyes 3:5). Dios ha mirado a esta a este a generación de predicadores y líderes nos dice: Pide lo quieras que yo te dé”. Hay ministerios que Dios está llevando a nuevos niveles, hay otros que Dios te está preparando para llevar a otro nivel. Somos una generación de Salomón. 

Salomón respondió: “Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?”(1 Reyes 3:7-9).

Si hay algo que esta generación necesita hacer es abrazar la actitud que Salomón tuvo en Gabaón. “Señor dame la humildad y el entendimiento que yo no soy nada y que nada puedo yo hacer en mí mismo. Ayúdame reconocer que la responsabilidad es demasiado grande para mí y que yo necesito Tu dirección divina para guiar mi vida y a la Iglesia del Señor Jesucristo”.

Dios no solo le dio sabiduría a Salomón sino también le dio riquezas y gloria como ningún otro rey terrenal. Somos una generación de sabiduría. La generación de hoy tiene tanto conocimiento a disposición. Con los avances de la tecnología, el internet, y las redes sociales, el mundo se vuelve cada día más chicho. En segundos tenemos a disposición información que le ha tomado a otros meses, inclusive años, para estudiar y entender. Tenemos tanta información sobre ministerios, sobre organización, sobre liderazgo, que la generación anterior de predicadores ni siquiera soñó con tener. Podemos tan fácilmente compartir y aprender información de compañeros de milicia y líderes entre nosotros a través de tantos medios. Encima de todo esto la generación pasada nos ha entregado la herencia de sus frutos y esfuerzos de oración, ayuno, evangelismo y enseñanza a esta generación.    

Como mí mismo, tenemos muchos hijos de pastores que están en el ministerio y eso debe ser así. Tenemos ahora en nuestro tiempo pastores que han peleado la buena batalla de la fe que están pasando la antorcha o que ya han pasado la antorcha del evangelio a sus hijos. Tenemos tremendos ministros de segunda y tercera generación y aún más en medio nuestro. No solo me refiero a hijos de pastores sino a todos de nosotros que hemos sido entregado esta responsabilidad de llevar el evangelio, porque todos hemos recibidos un legado de una generación de guerreros pentecostales: nuestros padres, nuestros ancianos, nuestros líderes que han predicado fielmente este mensaje apostólico.

Hay varios entre nosotros que no están pastoreando en iglesias en lugares desconocidas y escondidas en nuestras comunidades. Algunos han logrado estar en lugares estratégicos y están pastoreando iglesias que tienen un impacto e influencia en la sociedad. Algunos han sido entregados tremendos ministerios. Algunos están edificando edificios tremendos, con equipos de sonido, multimedia, instrumentos musicales de excelente calibre. Muchos están apuntado hacia y han logran ministerios que han llegado a la excelencia y están logrando cosas que la generación pasada no llegaron a ver. Somos una generación de Salomón.       

B.      Encomendado para la edificación del templo

Dios había elegido a Salomón con la misión de construir el templo. Dios le dijo a David: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre. Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos…” (1 Crónicas 28:6-7).

Dios nos ha encomendado la responsabilidad de la edificación de templo: La Iglesia del Señor Jesucristo. David dijo a su hijo Salomón: “Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla” (1 Crónicas 28:10). A mi generación de predicadores quiero repetir esta exhortación: “Dios te ha elegido para edificar a esta Iglesia, esfuérzate y hazla”. Ahora es el tiempo.  

David preparó todo para la construcción del templo porque era su deseo edificar una casa para la adoración a Dios. A veces no sé si muchos entienden la pasión que David tenía para edificar una casa para su Dios. David clamó en el Salmo 132: “No entraré en la morada de mi casa, Ni subiré sobre el lecho de mi estrado; No daré sueño a mis ojos, Ni a mis párpados adormecimiento, Hasta que halle lugar para Jehová, Morada para el Fuerte de Jacob… Levántate, oh Jehová, al lugar de tu reposo, Tú y el arca de tu poder. Tus sacerdotes se vistan de justicia, Y se regocijen tus santos… Porque Jehová ha elegido a Sion; La quiso por habitación para sí. Este es para siempre el lugar de mi reposo; Aquí habitaré, porque la he querido” (Salmos 132:3-5, 8-9,13-14). David tenía una pasión ardiente para edificar el templo para Dios porque eso era un reflejo de su relación de profunda de adoración con Dios. Nuestros antecesores han preparado el camino en que estamos caminando por aquella pasión ardiente que tuvieron para la obra del Señor.  

“Y David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio. Asimismo el plano de todas las cosas que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová…” (1 Crónicas 28:11-12). Para cada parte del templo David había hecho un plano divinamente inspirado… para todas las cámaras, y todos los muebles, el candelero de oro, la mesa del pan de proposición, el altar de incienso, el arca del pacto, y todos los utensilios. David mismo dio el oro para la crearlos. Hasta un hizo un plan para la obra del ministerio de los levitas y sacerdotes. “Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño” (1 Crónicas 28:19).

David había recibido el plan para construir el templo por revelación divina. La generación anterior nos ha entregado un plano recibido por revelación divina. Somos herederos de este mensaje apostólico. Así como Salomón, tenemos que seguir el plano inspirado por Dios, y contender ardientemente por “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3). Pablo lo dijo así: “Más os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:11-12).

David fue un hombre de lucha. Todo lo que David logro para el reino había hecho por su sudor y sangre. Esta generación no solo ha sido entregado una iglesia fundada sobre la doctrina apostólica, pero nuestros ancianos han preparado el camino con su sudor y sangre para que esta generación tenga el privilegio de edificar el Reino de Dios. Nunca debemos olvidar de eso. Posiblemente Dios te ha entregado tanto, capaz tú tienes capacidad y habilidad y la unción de Dios sobre tu vida. Pero no olvides que tu estas aquí porque había otros que pagaron el precio antes de ti. 

II.                  Comparación entre la Generación de David y Salomón.

Generación de David                                                                   Generación de Salomón

-Fue guerrero y adorador                                                          -Fue sabio y diplomático

-Extendió el reino con guerra                                                   -Extendió el reino con paz

-Recibió los planos de templo por revelación                    -Ejecutó los planos entregados a él

-Preparó los materiales para construir el templo             -Culminó la construcción del templo

-Reino con el ejemplo                                                                 -Reino con sabiduría

-Escribió salmos a Dios                                                                 -Escribió proverbios para los hombres

-Desarrolló guerreros alrededor de él                                  -Desarrolló gobernadores alrededor de él

-Levantó un tabernáculo para el Arca del Pacto                               -Levantó edificios para gobernar y casas

  con cantores e instrumentos para adorar a Dios              para sí mismo 

-Los pueblos temían a David por sus proezas                     -Los pueblos honraban y se unían a   

 en batalla                                                                                  Salomón por su sabiduría 

-Extendió las fronteras hasta los límites dado a                                -Extendió más allá de las fronteras y   

 Moisés por Dios                                                                                            cumpliendo la promesa de Dios a     Abraham (1 Reyes 4:20)

 

Somos una generación con promesa. El pacto de Dios con David que se extendió a Salomón, era la promesa de un reino perpetuo. Para ser heredero de la promesa Salomón tenía que esforzarse para poner por obra los mandamientos de Dios y servir a Dios como hizo su padre David. Haciendo esto Dios le iba a prosperar y confirmar su reinado dejándolo como una herencia a sus hijos, un reino perpetuo. Pero si él dejaba de buscar a Dios sería desechado.  

David amonestó a Salomón: “Guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente. Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario… Si tú le buscares, lo hallarás; más si lo dejares, él te desechará para siempre” (1 Crónicas 28:8-9).

Mientras Salomón edificaba el templo “Vino palabra de Jehová a Salomón, diciendo: Con relación a esta casa que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre; y habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel” (1 Reyes 6:11-13). Es esa misma palabra de Dios les traigo, Dios va a cumplir Su promesa en nosotros si permanecemos en los preceptos de Dios y los cumplimos.

III.                Las virtudes y peligros de la Generación de Salomón.

 

A.      Las virtudes

Dios demostró su aprobación sobre la obra del templo en su inauguración mandando fuego del cielo sobre el holocausto así como Dios había en el tabernáculo de Moisés. “Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre” (2 Crónicas 7:1-3).

Dios ha puesto Su aprobación y Su gloria sobre la obra de las manos de esta generación, solo Él espera que pongamos por obra sus mandamientos y le sigamos de todo corazón. Manos a la obra. La misma gloria de Dios que estaba sobre el tabernáculo levantado en el desierto por Moisés estaba sobre el templo edificado por Salomón.  La gloria de Dios está sobre esta Iglesia. Así como Dios estuvo con David y como entrego su promesa a Salomón, Dios hoy cumple su promesa con nosotros.

Las virtudes de la generación de Salomón es que no había otro como él. El reino Salomón supero el reino de David grandeza y riquezas. Él era el hombre más sabio de toda la tierra. De todas las naciones la gente venía a sus pies para escuchar su sabiduría. “Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar. Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios. Aun fue más sabio que todos los hombres… y fue conocido entre todas las naciones de alrededor” (1 Reyes 4:29-31). Podemos decir hasta en un sentido literal que todo que Salomón tocaba se convertía en oro. La plata “en tiempo de Salomón no era apreciada. Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría” (1 Reyes 10:21,23).

Él era el rey con mayor riqueza en la historia de los tiempos. Su pueblo prosperó bajo su liderazgo. Él pudo extender el Reino más allá de sus límites. Hizo paz con las naciones. Él pudo gobernar los cuarenta años de su reinado en paz. “Judá e Israel eran muchos, como la arena que está junto al mar en multitud, comiendo, bebiendo y alegrándose. Y Salomón señoreaba sobre todos los reinos desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos y el límite con Egipto; y traían presentes, y sirvieron a Salomón todos los días que vivió” (1 Reyes 4:20-21). En los tiempos de Salomón reino llego a cumplir las promesas que Dios había dado a Abraham cuando le dijo que su descendencia sería como el polvo de la tierra (Génesis 13:16) y le como las estrellas si él podía contarlas (Génesis 15:5).

Esta generación esta destinados para grandes cosas. Si nuestros padres espirituales tuvieron avivamiento nosotros vamos a tener aún más avivamiento porque ellos nos han dejado el fundamento. Esta es la generación que está extendiendo el reino más allá de los límites. Esta es la generación que está viendo y verá un crecimiento y avivamiento que la generación pasada solamente soñó. Dios ha puesto en nuestras manos el conocimiento y herramientas para hacer el trabajo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Somos una generación de Salomón.   

B.      Los peligros

Los peligros de un reinado como Salomón es que uno puede desviarse por confiar en el conocimiento, la organización, los edificios, los bienes materiales y olvidarse de la razón que uno tiene la mano de Dios sobre uno. Uno puede llegar a creer que el progreso y el crecimiento son por uno mismo, por nuestro conocimiento y habilidad, en vez por la mano y la misericordia de Dios. Uno puede creer que uno tiene el derecho de hacer lo que uno quiere por la posición que uno tiene. Es esa actitud y mentalidad que causó la decaída espiritual de Salomón.  

IV.                La decaída de la Generación de Salomón y Roboam

 

A.      La decaída de Salomón

Salomón aunque fue bendecido con gran sabiduría él se desvió porque amó a muchas mujeres de países paganos. Salomón hizo parentesco con Faraón rey de Egipto, pues tomó la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad de David…” (1 Reyes 3:1). Hay algo que comienza a estar mal cuando hacemos parentesco con Egipto.

La Biblia dice: “Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras… gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David” (1 Reyes 11:1-4).

Salomón cayó en la apostasía y la idolatría siguiendo sus mujeres y adorando a sus ídolos. “E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre” (1 Reyes 11:6). Salomón edifico lugares altos los ídolos de sus mujeres. “Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses” (1 Reyes 11:8).     

La costumbre de esos tiempos era que un rey aceptaba la hija de otro rey como esposa para formar una alianza entre dos naciones y fue por esta razón que Salomón tenía tantas mujeres. Salomón formó alianzas con las naciones cercas y lejanas a través de la política de tomar esposas de naciones extranjeras.

Comenzamos en el camino equivocado cuando queremos avanzar el reino de Dios con política en vez de principio. Hay algunos que tenían convicciones fuertes y estaban comprometidos con la doctrina apostólica que han comenzado por un camino que termina en apostasía. Algunos comienzan a dudar sus creencias porque “fulano de tal apellido” lo está haciendo. El pensamiento de que “si fulano lo hace o fulano lo dice está bien” está echando el fundamento de los principios bíblicos sobre cual muchos estaban bien fundados. Si hay política en la Iglesia. Pero es no cambia la Palabra de Dios. No importa cuál es tu apellido. Tenemos que guiarnos por los principios de la Palabra y no por la política.     

Cuando comenzamos a bajar nuestros estandartes bíblicos, de la santidad, de la doctrina, que es lo que nos distingue de este mundo, abrimos las puertas para que los espíritus del mundo para seducir a la Iglesia.  Hay algunos que han adoptado la mentalidad de que no pueden enseñar la santidad en sus Iglesias porque ya tiene personas cultas y de buena posición en la Iglesia y no podemos ofenderles con esas enseñanzas anticuadas y legalistas. ¿Cómo hemos llegado a estar más preocupados por el dinero, la influencia y el poder humano que predicar la Palabra de Dios? Yo no estoy hablando de ofender a las almas nuevas en nuestro culto evangelistico. Tenemos que amar a las almas y tratarles con sabiduría.  Lo de que yo estoy hablando es perder nuestra identidad apostólica y permitir personas influir y manejar la Iglesia que ni siquiera creen la doctrina apostólica.

Pablo lo dijo así: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:6-10). Si yo no predico este evangelio yo no sería un siervo de Cristo. ¿Estoy tratando de agradar Dios o el hombre? Estoy siendo motivado por la política o por la Palabra de Dios.

Hay algunos que están mirando a “las otras naciones” queriendo formar alianzas con iglesias que no creen nuestra doctrina. Hay algunos que por querer ser ellos están cambiando sus servicios para aparentar a ellos, para lograr mayor crecimiento numérico y aceptación social. Hay algunos que quieren suavizar el mensaje. Siempre me llama la atención cuando uno de nuestros predicadores está hablando mucho de “aceptar a Cristo como tu Salvador”. Me hace pensar que algunos están cambiando en mensaje de Hechos 2:38 y están copiando “las otras naciones”.  Hay organizaciones del nombre que están perdiendo su identidad pentecostal. Hay iglesias “pentecostales” que no hablan en lenguas (porque no queremos ofender la gente). Hay iglesias del nombre que están aceptando doctrinas falsas que contradicen la Unicidad de Dios. ¿Por qué? Porque abrieron la puerta a la apostasía.

¿De dónde viene esta doctrina de prosperidad que estoy escuchando a algunos de nuestros predicadores predicar? Hermanos yo creo que Dios quiere bendecirnos. Yo sé que Dios provee recursos materiales para promover el reino de Dios. Pero yo quiero clarificar algo: Jesucristo no murió en la cruz para tengas un auto nuevo, ni una casa, ni dinero el banco, ni siquiera para que tengas un templo de lujo. Jesucristo derramo su sangre en la cruz por un solo motivo y eso es salvar al hombre pecador.

Hay algunos que están hasta el punto que ya han están haciendo comparaciones con las “otras naciones y otras religiones” y no pueden ver mucha diferencia entre el uno y el otro. Salomón comenzó con las alianzas y terminó adoptando y adoración pagana de las otras naciones y postrándose delante de sus altares. Tristemente hay algunos que ya no se puede notar la diferencia. Algunos han abierto el espíritu del mundo para entrar en la Iglesia. Se visten igual, predican igual y actúan igual. Eso es el espíritu de la apostasía. Nosotros tenemos el mensaje apostólico. Tenemos la autoridad del nombre de Jesucristo, somos un pueblo llamados a la santidad y ahora no es el momento para cambiar.    

David no busco la aceptación social con las naciones alrededor de él. Cuando las naciones hablaban de David ellos le temían por sus proezas en batallas. Él no quiso unirse con las otras naciones, su objetivo era ganar la batalla sobre los enemigos de Dios. No necesitamos ser como las otras naciones, nosotros somos un pueblo llamado por Su nombre, apartados en santidad y revestidos de Su poder. Nosotros somos Su pueblo y las otras naciones necesitan ser como nosotros y reconocer el único nombre que es sobre todo nombre: Jesucristo.

Salomón ignoró el mandato de Dios que él no podía tomar una mujer extrajera para su esposa. Cuando estamos haciendo “cosas importantes” para Dios y avanzando el reino de Dios, y las cosas están saliendo es fácil para justificar lo que estamos haciendo porque aparentemente Dios está respaldando nuestro ministerio. Nuestro orgullo de nuestra propia habilidad y privilegio nos puede cegar hasta el punto que nos olvidamos como hemos llegando en el lugar donde estamos.

Aunque Dios dos veces le advirtió en sueño a Salomón él ignoró la voz de Dios. “Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová. Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo” (1 Reyes 11:9-11). Hoy Dios está hablando a un predicador, está hablando a esta generación, escuche la voz de Dios antes que sea tarde.

Lastimosamente esa insistencia de desobedecer a los mandamientos de Dios causó que su reino sea quebrado. Fue desde ese momento que comenzó el sufrimiento para la vida de Salomón. Dios le advirtió que su idolatría causaría la división de la nación. Antes que terminará el reinado de Salomón Dios ya había determinado entregar diez de las tribus a Jeroboam. Salomón procuró matar a Jeroboam pero él escapo a Egipto donde estuvo hasta la muerte de Salomón.

No importa nuestra habilidad y nuestra posición si insistimos a en ir en contra la voluntad de Dios vamos sufrir las consecuencias tarde o temprano. Si nosotros no tenemos cuidado podemos caer en la misma trampa en que cayó Salomón creyendo que tenemos derechos adquiridos de dar rienda suelta a la carnalidad y hacer lo que queremos porque todo lo que tenemos y quiénes somos y los avances que hemos logrado. Salomón pensó que él podía servir a Dios y al mismo tiempo agradar sus amantes, andando en la idolatría.

La única razón que Dios no le quitó a Salomón de su reinado en su vida fue por el amor que Dios tuvo a la memoria de su padre David. Algunos no se dan cuenta pero ellos solo existen en el ministerio por la unción prestado de sus padres y si no fuera por esa unción no estuvieran ni siquiera predicando detrás de un pulpito. Mientras ellos piensan que es por quienes ellos son, no se dan cuenta que es por las batallas peleados, las oraciones oradas, el legado y las enseñanzas de una generación pasada, que es la razón que están parado donde están ahora.

B.          La caída de Reboam

Aunque la división no llegó en el reinado de Salomón fue en las manos de Reboam su hijo que llego la división del Reino. Algunos no ven el resultado de su idolatría espiritual en su tiempo, pero como Salomón, si no se arrepientan los resultados pueden llegar en la generación de sus hijos. Hay ministros que han permitido las cosas escapar del control bajado la guarda y han dejado los espíritus del mundo afectar sus iglesias pero no están dejando completamente los principios de la doctrina y la santidad. Hay pastores que eran fuertes en el mensaje apostólico pero cuando sus hijos crecieron ya no lo predican como antes lo hacía. Es posible que la división no llegue en su generación pero el peligro viene cuando la responsabilidad de llevar adelante la Iglesia cae encima de los hombros de una generación que no tienen las mismas convicciones del sus antecesores.     Hay iglesias que han cambiado simplemente porque los padres entregados sus iglesias a hijos que no creen por completo en mensaje apostólico y en la santidad.

Vemos que al comienzo del reinado de Reboam vino la división (1 Reyes 12:1-16). Reboam en vez de escuchar el consejo de los ancianos él se guío por los consejos de los jóvenes que fueron criado con él. Era importante todavía  para Salomón el consejo de los ancianos que estaban con su padre David, pero Roboam no tenía la misma conexión con la generación pasada que tenía su padre Salomón. Dios había tratado directamente con Salomón pero no encontramos lo mismo en la vida de Reboam. Reboam quiso obrar con la misma autoridad de su padre Salomón, pero siguiendo los consejos de su generación. Salomón tenía la unción que heredó de su padre David, pero Roboam no lo tenía porque no podía discernir la decisión correcta para escuchar la voz de los ancianos.   

Fue esa decisión que hizo explotar el volcán de inquietud entre el pueblo y causo la división. Lastimosamente algunos en esta generación también reúsan escuchar la voz de los ancianos y están determinado a cambiar las cosas a la manera de la nueva generación no importando el resultado. Es esa clase de mentalidad que puede resultar en la división de la Iglesia. Algunos están al borde de una división. Hay iglesias yendo en la dirección equivocada. Escucho a pastores compañeros de milicia decir “Mira el hijo de pastor fulano tomo la iglesia de su padre y ya han perdido la santidad. Mira, esa iglesia que era tan poderosa ya han cambiado su manera de predicar. ” Hay algunos que están inclusive saliendo de la organización. Algunos están dispuesto dividir una Iglesia por lo cual otros pelearon, oraron, ayunaron y derramaron su sangre. Hay otros que están adentro pero están tratando de cambiar la Iglesia para que sea a su modo de pensar. Quiero decir a esta generación, no olvides quien eres. No olviden que la gloria es de Dios y lo que nos ha traído aquí es la sana doctrina de la Palabra de Dios. No deseches el consejo de los ancianos. Volvamos al altar. Volvamos a escuchar la voz de Dios. Somos una generación escogida por Dios.

¿Quién sabe cómo hubiera terminado Salomón si él hubiera escuchado la voz de Dios? En el final de su vida, con toda su sabiduría y experiencias de la vida, en el libro de Eclesiastés Salomón dijo estas palabras: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:13-14).

V.                  La promesa de la Generación de David

Tenemos tremendas promesas que Dios nos ha dado si le amamos y le servimos con todo nuestro corazón. La promesa de David no se extendido solo a Salomón pero se extiende a todo aquel le sirve a Dios como David servía.  Fue por eso que la Biblia dice Asa sirvió como David su padre (1 Rey 15:11) También lo hizo Ezequizas (2 Reyes 18:3) y después de él Josías (2 Crónicas 34:2).

“De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar… este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda”. (2 Crónicas 34:1-2). Aunque David había ya muerto por siglos había algo del espíritu que tenía David, su pasión y entrega a las cosas de Dios, que fue traspasado a este joven. Aun no sé si él lo sabía o no pero el espíritu de David estaba en él. El espíritu que estaba en David era la pasión para adorar a un Dios verdadero. Fue aun pasión consumidora por las cosas de Dios. Señor ayúdanos Dios hoy recibir ese mismo espíritu.

A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas. Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios. Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares,(C) y limpió a Judá y a Jerusalén. Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor. Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvió a Jerusalén” (2 Crónicas 34:3-7).

El teniendo la edad de dieciséis años comenzó a buscar a Dios con todo su corazón. Y los veintidós años comenzó a limpiar toda la idolatría, los altares, lugares altos que había en Jerusalén y en Judá. ¿Qué podría suceder en este culto si se levantara una generación apasionada por la doctrina apostólica y la santidad y comenzara a limpiar toda idolatría espiritual de nuestras vidas e iglesias? Eso sería un verdadero avivamiento. Es un avivamiento de arrepiento y consagración a Dios. Es un avivamiento de derribar los altares de este mundo y adorar al único Dios verdadero, nuestro Señor Jesucristo.

Eso nos da un mensaje importante que no importa el tiempo en que estamos ni importa la edad que tenemos. No importa si estamos en el Siglo Veintiuno. No importa que seas un joven. Muchos te dirán que no se puede servir a Dios así en estos tiempos, pero es una mentira. Los tiempos de Josías eran malos. Eran llenos de idolatría. El solo era un niño cuando comenzó a reinar pero dentro de él había un corazón que buscaba a Dios.

La casa de Dios había decaído, estaba dejando, sucio y olvidado. Pero el joven rey mando reparar y limpiar la casa de Dios y allí encontraron un libro viejo y olvidado, que es la Palabra de Dios. Alguien necesita enamorase con la Biblia nuevamente. Alguien hoy necesita recibir una pasión por la verdad. Necesitamos recibir nuevamente una pasión por Su presencia de Dios. Necesitamos una pasión por las cosas de Dios. Tenemos que tener una relación genuina con Dios. Necesitamos tener el espíritu de David.

Jesus mi Fiel Amigo

Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. (Juan 15:12-13)


Desde la creación del mundo el propósito del mundo de Dios era de tener comunión con el hombre. Fue con este propósito que Dios creo al primer hombre Adán y le puso en el huerto de Edén. Dios deseaba tener un amigo, un amigo que no era un amigo por obligación, ni que era un amigo no necesidad, ni un amigo por conveniencia, sino un amigo que por el libre albedrío que había puesto en él. Dios tenía millones de ángeles que le adoraban de día y de noche, sin embargo él quería un amigo, que podría adorarle no porque era su oficio sino pero que era el deseo sincero de su corazón.

Sin embargo, fue el hombre y la mujer que Él había creado que decidieron desobedecer la voz de Dios y cometer el primer pecado. El pecado es lo que nos separa de Dios. El pecado nos trae vergüenza de la santidad y de la pureza de Dios. Fue por esta razón que cuando Dios le llamó a Adán, Adán y Eva escondieron de la presencia de Dios.

El pecado nos trae la consecuencia, nos separa de Dios, nos impide a tener una relación con Dios, nos condena a vivir con el peso de nuestro pecado.

La Biblia dice: “Porque la paga del pecado es muerte…”. La Muerte espiritual es estar separado de Dios. Es no poder tener una relación con Dios. Es no tener la paz de Dios en nuestra vida. Es no tener el gozo de Dios. Es vivir con nuestro pecado. Es no poder escapar de nuestro pasado, de nuestros errores.  Y en su finalidad cuando pasamos de esta vida significa estar separados de Dios por la eternidad.  

Pero el versículo sigue diciendo: “más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). El regalo de Dios hacia nosotros es la vida eterna en Jesucristo. Fue por esto que Jesús vino al mundo para morir por nuestros pecados. Jesús tomo sobre sí mismo el pecado que era nuestro y el murió por nosotros, en nuestro lugar.  Dios nos ama y ha demostrado Su amor derramando Su sangre en la cruz.

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Romanos 5:8-10).

Jesús dijo: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:12-13). Jesús es ese amigo fiel, él es el mayor amigo que dio su vida por nosotros.

1)      Jesús nos ama aunque no lo merecemos.

Nosotros no merecíamos su amor. Pero Dios muestra Su amor por nosotros, siendo nosotros pecados. Jesús murió por nosotros. Cuantas veces nosotros ponemos condiciones a las personas. Cuan fácilmente rompemos una amistad, aun de años, aun con nuestra familia porque nos han fallado. Cuan fácil guardamos rencor y enojo y el orgullo nos impide a amar. Sin embargo Jesús nos ama sin condición. Nos ama sin que lo merezcamos.  

2)      Jesús nos perdona aunque no lo merecemos.

Como seres humanos muchos no quieren perdonar. No quieren soltar del pasado. Pero Jesús nos perdona aunque no lo merecemos. La Palabra de Dios nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Hoy tu puedes confesar tu pecado y Jesús, nuestro fiel amigo, nos va a perdonar y limpiar de todo pecado.

3)      Jesús nos da la oportunidad aunque no lo merecemos.

Piensa en la historia del hijo prodigo. El dejo su casa, pidió anticipadamente su herencia y se fue lejos de su padre a una tierra leja para solo mal gastar todo lo que Su Padre le había dado. Ese hijo somos nosotros. Muchas veces no reconocemos a Dios. Dios nos ama. Dios nos da la oportunidad de estar en su presencia. Sin embargo, decidimos a alejar de Dios. Decidimos dar la espalda a Aquel que nos ama. En nuestro orgullo pensamos que no necesitamos de Dios. Pensamos que las bendiciones que tenemos son nuestros, y nos olvidamos quien nos ha da la vida, el trabajo y la salud. El pecado nos lleva cada vez más lejos de la presencia de Dios. Sin embargo, el Padre nunca deja de perder la esperanza toda vía. Él nos da la oportunidad aunque no merecemos. Aunque somos orgullos. Aun cuando somos soberbios. Él todavía es nuestro amigo fiel.

El hijo prodigo se encontró sin nada. Se encontró sucio, solo y abandonado por sus amigos, apacentados cerdos, desando aunque sea comer la comida de los cerdos. Y en ese momento se acordó que el tenia padre misericordioso”.

“Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies” (Lucas 15:17-22).

Jesús está esperando a alguien para venir a casa. Él te ama. No importa el pecado que hayas cometidos. No importa si te encuentras sucio y quebrantado por el pecado en tu vida. Hoy el extiende Su amor hacia ti.

4)      Jesús nos extiende su misericordia hacia nosotros porque compadece de nuestra necesidad.

¿Quién es tu amigo? Jesús estaba hablando con un religioso de su tiempo y la pregunto que tenía que hacer para heredar la vida eterna. Jesucristo le pregunto que decía la ley y el hombre respondió bien diciéndole que uno debía amar a Dios con toda su corazón, alma y fuerzas y a su prójimo como a sí mismo.

Lucas 10:29-37: “Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo”…

¿Quién es el verdadero amigo? Hay personas que nosotros pensamos que son nuestros amigos porque compartimos juntos, nos reímos juntos, porque hay cosas que tenemos en común. Es hombre fue golpeado, robado, ensangrentado y dejado para morir. Dos hombres religiosos pasaron de largo. No les importo. No tenían tiempo para él.

“Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia”… Un samaritano era considerado como un enemigo, un rival de los judíos. Pero nuestro Buen Samaritano, Jesús, no mira raza, color, nuestro pasado, de donde hemos venido…lo que ve es un alma necesitada. Un alma que le necesita. ¿Quién es tu amigo hoy?

“y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese”.

Yo Jesucristo quiere traer sanidad a su vida. Hoy Su Espíritu quiere derramar sobre nuestras heridas, Él quiere vendar las heridas causadas por nuestro pecados, nuestras decisiones, nuestro pasado, aun las cosas que otros nos ha hecho.

La Biblia nos dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:15-16).

Jesús pregunto a interprete de la ley: “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo”.  

A veces nosotros queremos justificarnos y decir que estamos bien con Dios cuando no hemos perdonado a otra persona. No podemos recibir el perdón de Dios muchas veces porque nosotros mismos estamos atajando el perdón en nuestras vidas. Jesús le dijo al hombre… “Ve y haz lo mismo”. Jesús es nuestro gran amigo. Él nos ama sin condición y quiere darnos su amor.

domingo, 14 de julio de 2013

La Pesca Milagrosa


Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. (Lucas 5:1-7)

Hemos recibido la orden celestial de “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Es tiempo de preparar la vela del barco porque es tiempo de navegar. Dios no nos ha llamado para permanecer en puerto. Dios nos ha llamado para navegar sobre el mar. Prepárate para navegar. Prepárate para que Dios use tu vida. No quiero quedarme satisfecho sin cumplir el propósito que Dios tiene para mi vida. Jesús nos dice hoy: “Boga adentro, y echad vuestras redes para pescar”.  Alguien necesita preparar tu red. Alguien necesita determinarse: “Yo voy a ser un instrumento en la mano de Dios”.

Nosotros como Iglesia podemos hablar acerca del avivamiento. Podemos hablar acerca del crecimiento, pero nunca va a suceder hasta que salgamos del puerto y comencemos a pescar. Es tiempo de ganar almas. El tiempo es ahora. El tiempo para el avivamiento es ahora. Pero tenemos que decidir de “Ir y predicar”.  

La escritura dice que cuando Jesús terminó de hablar Simón dijo: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado…”. Hay algunos que tiene el mismo sentimiento de Simón Pedro. Ya hemos trabajado. Ya hemos orando. Hemos ayunado. Hemos evangelizado. Hemos invitado almas a la iglesia. Ya hemos hecho todo lo que nosotros podemos y sabemos hacer… pero no hemos visto el resultado. Estamos cansados. Hemos trabajado toda la noche.

Algunos han venido sintiendo desanimo. Algunos sienten sin fuerzas. Algunos sienten la tentación de quedarse en el puerto, a la orilla y no hacer nada. Algunos han querido dejar de procurar. Algunos le ha sobrevenido una actitud negativa que dice: “¿para qué voy a procurar más… si no va a pasar nada?”  

Quiero decirte que esa actitud no viene de Dios. Eso es la voz del enemigo, el diablo, que quiere hagamos caso a la carne y no al Espíritu. El Espíritu de Dios te dice hoy: “No es tiempo de parar ahora. No es tiempo de quedar a la orilla. Es tiempo de echar la red”. Alguien dice: “Ya lo hice”. Pero hoy yo te digo: “Hágalo otra vez. Echa la red otra vez”. Ore otra vez. Ayune otra vez. Predique otra vez. Abre tu boca y deje que tu vida sea un canal de bendición, otra vez. Alguien, echa la red otra vez.

Pedro tenía la clave: “más en tu palabra echaré la red”. Es eso la fe. Es la confianza en la Palabra de Dios. No está determinado por tu sentimiento, no está determinado por tu cansancio, está determinado en tu fe en la Palabra de Dios.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Eso quiere decir que la fe es creer cuando no tiene sentido. El sentido común te dice que no. La carne te dice que sí. Pero tienes una Palabra de Dios que te dice que sí. Hay personas negativas alrededor que no van a creer. Pero tienes que levantarte y decir “más en tu palabra echaré la red”. Voy a echar de nuevo la red.

Es de esa manera que funciona la fe. Algunas veces Dios deja que nosotros gastemos todos nuestros recursos y nuestras propias fuerzas e ideas y nos quedamos sin nada. Llegamos al punto que no hay nada que nosotros podemos hacer en nosotros mismos para producir el cambio, el crecimiento, el avivamiento. Hay a veces que nosotros no podemos mas pero tenemos un Dios que todo lo puede. A veces Dios deja que nosotros gastemos todos nuestros recursos y fuerzas para que nosotros nos demos cuenta que no es por nuestras fuerzas, no es por nosotros mismos. Necesitamos la dimensión de lo milagroso. Necesitamos que Dios se pueda glorificarse en nuestras vidas y es cuando nosotros no podemos mas pero ponemos nuestra confianza plenamente en el que Dios se glorifica.  

Alguien necesita decir “en tu palabra echaré la red”. Yo voy a creer otra vez. Yo voy a orar otra vez. Voy a predicar otra vez. Voy a ganar almas. Voy a dejar que Dios use mi vida. Alguien hoy va a entrar en una dimensión milagrosa. No eres tú haciendo la obra sino que es Dios haciendo la obra a través de ti.

Y la Biblia dice: “Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían”. Dios tiene más una pesca más grande que nuestras redes. Dios tiene un gran avivamiento preparado para nosotros. Pero nosotros tenemos que echar la red. Esta pesca va ser tan grande que nosotros no lo vamos a poder contener. Dios quiere darnos un avivamiento tan grande que vamos a necesitar ayuda de otras barcas, otras iglesias para traer la cosecha que Dios quiere darnos. Dios quiere darnos una pesca milagrosa. Cuando Dios hace la obra todos sabrán que no es nosotros que lo hemos hecho sino que es Dios que se ha glorificado a través de nuestras vidas.

Alguien no necesita ver su circunstancia, su cansancio, no necesita que el un espíritu de desánimo robe tu fe. Es tiempo que tú puedes echar la red. Dios va a abrir una dimensión de milagros que nunca hemos visito.  

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3:20). Dios puede hacer mucho más de lo que podemos pedir o entender. No es por nosotros, es por el poder de Dios que actúa en nosotros. Alguien echa la red.