Somos una Generación de Salomón
Asimismo yo confirmaré
su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y
mis decretos, como en este día. Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel,
congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos
los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la
dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente. Y tú,
Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto
y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y
entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas
si lo dejares, él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora, que Jehová te
ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla. (1
Crónicas 28:7-10)
I.
La Generación de Salomón
A. La Generación de Sabiduría
“Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón
una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé” (1 Reyes
3:5). Dios ha mirado a esta a este a generación de predicadores y líderes nos
dice: “Pide lo quieras
que yo te dé”. Hay ministerios que Dios está llevando a nuevos niveles, hay
otros que Dios te está preparando para llevar a otro nivel. Somos una
generación de Salomón.
Salomón respondió: “Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me
has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y
no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú
escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.
Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para
discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo
tan grande?”(1 Reyes 3:7-9).
Si hay algo que esta generación necesita hacer
es abrazar la actitud que Salomón tuvo en Gabaón. “Señor dame la
humildad y el entendimiento que yo no soy nada y que nada puedo yo hacer en mí
mismo. Ayúdame reconocer que la responsabilidad es demasiado grande para mí y
que yo necesito Tu dirección divina para guiar mi vida y a la Iglesia del Señor
Jesucristo”.
Dios no solo le dio sabiduría a Salomón sino
también le dio riquezas y gloria como ningún otro rey terrenal. Somos una
generación de sabiduría. La generación de hoy tiene tanto conocimiento a
disposición. Con los avances de la tecnología, el internet, y las redes
sociales, el mundo se vuelve cada día más chicho. En segundos tenemos a
disposición información que le ha tomado a otros meses, inclusive años, para
estudiar y entender. Tenemos tanta información sobre ministerios, sobre
organización, sobre liderazgo, que la generación anterior de predicadores ni
siquiera soñó con tener. Podemos tan fácilmente compartir y aprender
información de compañeros de milicia y líderes entre nosotros a través de
tantos medios. Encima de todo esto la generación pasada nos ha entregado la
herencia de sus frutos y esfuerzos de oración, ayuno, evangelismo y enseñanza a
esta generación.
Como mí mismo, tenemos muchos hijos de pastores
que están en el ministerio y eso debe ser así. Tenemos ahora en nuestro tiempo
pastores que han peleado la buena batalla de la fe que están pasando la
antorcha o que ya han pasado la antorcha del evangelio a sus hijos. Tenemos
tremendos ministros de segunda y tercera generación y aún más en medio nuestro.
No solo me refiero a hijos de pastores sino a todos de nosotros que hemos sido
entregado esta responsabilidad de llevar el evangelio, porque todos hemos
recibidos un legado de una generación de guerreros pentecostales:
nuestros padres, nuestros ancianos, nuestros líderes que han predicado fielmente
este mensaje apostólico.
Hay varios entre nosotros que no
están pastoreando en iglesias en lugares desconocidas y escondidas en nuestras
comunidades. Algunos han logrado estar en lugares estratégicos y están
pastoreando iglesias que tienen un impacto e influencia en la sociedad. Algunos
han sido entregados tremendos ministerios. Algunos están edificando edificios
tremendos, con equipos de sonido, multimedia, instrumentos musicales de
excelente calibre. Muchos están apuntado hacia y han logran ministerios que han
llegado a la excelencia y están logrando cosas que la generación pasada no
llegaron a ver. Somos una generación de Salomón.
B. Encomendado para la edificación del templo
Dios había elegido a Salomón con la misión de
construir el templo. Dios le dijo a David: “Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis
atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.
Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por
obra mis mandamientos y mis decretos…” (1 Crónicas 28:6-7).
Dios nos ha encomendado la responsabilidad de
la edificación de templo: La Iglesia del Señor Jesucristo. David dijo a su hijo
Salomón: “Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa
para el santuario; esfuérzate, y hazla” (1 Crónicas 28:10). A mi generación de
predicadores quiero repetir esta exhortación: “Dios te ha elegido para edificar
a esta Iglesia, esfuérzate y hazla”. Ahora es el tiempo.
David preparó todo para la construcción del
templo porque era su deseo edificar una casa para la adoración a Dios. A veces
no sé si muchos entienden la pasión que David tenía para edificar una
casa para su Dios. David clamó en el Salmo 132: “No entraré en la morada de mi casa, Ni subiré
sobre el lecho de mi estrado; No daré sueño a mis ojos, Ni a mis párpados
adormecimiento, Hasta que halle lugar para Jehová, Morada para el Fuerte de
Jacob… Levántate, oh Jehová, al lugar de tu reposo, Tú y el arca de tu poder.
Tus sacerdotes se vistan de justicia, Y se regocijen tus santos… Porque Jehová
ha elegido a Sion; La quiso por habitación para sí. Este es para siempre el
lugar de mi reposo; Aquí habitaré, porque la he querido” (Salmos 132:3-5,
8-9,13-14). David tenía una pasión ardiente para edificar el templo para
Dios porque eso era un reflejo de su relación de profunda de adoración con
Dios. Nuestros antecesores han preparado el camino en que estamos caminando por
aquella pasión ardiente que tuvieron para la obra del Señor.
“Y David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico
del templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y la casa
del propiciatorio. Asimismo el plano de todas las cosas que tenía en mente para
los atrios de la casa de Jehová…” (1 Crónicas 28:11-12). Para cada parte del
templo David había hecho un plano divinamente inspirado… para todas las
cámaras, y todos los muebles, el candelero de oro, la mesa del pan de
proposición, el altar de incienso, el arca del pacto, y todos los utensilios. David
mismo dio el oro para la crearlos. Hasta un hizo un plan para la obra del
ministerio de los levitas y sacerdotes. “Todas estas cosas, dijo David, me
fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del
diseño” (1 Crónicas 28:19).
David había recibido el plan para construir el
templo por revelación divina. La generación anterior nos ha entregado un plano
recibido por revelación divina. Somos herederos de este mensaje
apostólico. Así como Salomón, tenemos que seguir el plano inspirado por Dios, y
contender ardientemente por “la fe que ha sido una vez dada a los santos”
(Judas 3). Pablo lo dijo así: “Más os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no
es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por
revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:11-12).
David fue un hombre de lucha. Todo lo que David
logro para el reino había hecho por su sudor y sangre. Esta generación no solo
ha sido entregado una iglesia fundada sobre la doctrina apostólica, pero
nuestros ancianos han preparado el camino con su sudor y sangre para que esta
generación tenga el privilegio de edificar el Reino de Dios. Nunca debemos
olvidar de eso. Posiblemente Dios te ha entregado tanto, capaz tú tienes
capacidad y habilidad y la unción de Dios sobre tu vida. Pero no olvides que tu
estas aquí porque había otros que pagaron el precio antes de ti.
II.
Comparación entre la Generación de
David y Salomón.
Generación
de David Generación
de Salomón
-Fue guerrero y adorador -Fue
sabio y diplomático
-Extendió el reino con guerra -Extendió el reino
con paz
-Recibió los planos de templo por revelación -Ejecutó los planos
entregados a él
-Preparó los materiales para construir el templo -Culminó la construcción del templo
-Reino con el ejemplo -Reino
con sabiduría
-Escribió salmos a Dios -Escribió
proverbios para los hombres
-Desarrolló guerreros alrededor de él -Desarrolló
gobernadores alrededor de él
-Levantó un tabernáculo para el Arca del Pacto -Levantó
edificios para gobernar y casas
con cantores e
instrumentos para adorar a Dios para sí mismo
-Los
pueblos temían a David por sus proezas -Los
pueblos honraban y se unían a
en batalla
Salomón por su sabiduría
-Extendió las fronteras hasta los límites dado a -Extendió más
allá de las fronteras y
Moisés por Dios
cumpliendo la promesa de Dios a
Abraham (1 Reyes 4:20)
Somos una generación con promesa.
El pacto de Dios con David que se extendió a Salomón, era la promesa de un
reino perpetuo. Para ser heredero de la promesa Salomón tenía que esforzarse
para poner por obra los mandamientos de Dios y servir a Dios como hizo su padre
David. Haciendo esto Dios le iba a prosperar y confirmar su reinado dejándolo
como una herencia a sus hijos, un reino perpetuo. Pero si él dejaba de buscar a
Dios sería desechado.
David amonestó a Salomón: “Guardad e inquirid todos los
preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis
en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente. Y tú, Salomón,
hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con
ánimo voluntario… Si tú le buscares, lo hallarás; más si lo dejares, él te
desechará para siempre” (1 Crónicas 28:8-9).
Mientras Salomón edificaba el templo “Vino
palabra de Jehová a Salomón, diciendo: Con relación a esta casa que tú
edificas, si anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y guardares
todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que
hablé a David tu padre; y habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y
no dejaré a mi pueblo Israel” (1 Reyes 6:11-13). Es esa misma palabra de Dios
les traigo, Dios va a cumplir Su promesa en nosotros si permanecemos en los
preceptos de Dios y los cumplimos.
III.
Las virtudes y peligros de la
Generación de Salomón.
A.
Las virtudes
Dios demostró su aprobación sobre la obra del
templo en su inauguración mandando fuego del cielo sobre el holocausto así como
Dios había en el tabernáculo de Moisés. “Cuando Salomón acabó de orar,
descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la
gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de
Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Cuando
vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre
la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron
a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre” (2
Crónicas 7:1-3).
Dios ha puesto Su aprobación y Su gloria sobre
la obra de las manos de esta generación, solo Él espera que pongamos por obra
sus mandamientos y le sigamos de todo corazón. Manos a la obra. La misma gloria
de Dios que estaba sobre el tabernáculo levantado en el desierto por Moisés
estaba sobre el templo edificado por Salomón.
La gloria de Dios está sobre esta Iglesia. Así como Dios estuvo con
David y como entrego su promesa a Salomón, Dios hoy cumple su promesa con
nosotros.
Las virtudes de la generación de Salomón es que
no había otro como él. El reino Salomón supero el reino de David grandeza y
riquezas. Él era el hombre más sabio de toda la tierra. De todas las naciones
la gente venía a sus pies para escuchar su sabiduría. “Y Dios dio a Salomón
sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está
a la orilla del mar. Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los
orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios. Aun fue más sabio que
todos los hombres… y fue conocido entre todas las naciones
de alrededor” (1 Reyes
4:29-31). Podemos decir hasta en un sentido literal que todo que Salomón tocaba
se convertía en oro. La plata “en tiempo de Salomón no era apreciada. Así
excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en
sabiduría” (1 Reyes 10:21,23).
Él era el rey con mayor riqueza en la historia
de los tiempos. Su pueblo prosperó bajo su liderazgo. Él pudo extender el Reino
más allá de sus límites. Hizo paz con las naciones. Él pudo gobernar los
cuarenta años de su reinado en paz. “Judá e Israel eran muchos, como la arena
que está junto al mar en multitud, comiendo, bebiendo y alegrándose. Y Salomón
señoreaba sobre todos los reinos desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos
y el límite con Egipto; y traían presentes, y sirvieron a Salomón todos los
días que vivió” (1 Reyes 4:20-21). En los tiempos de Salomón reino llego a
cumplir las promesas que Dios había dado a Abraham cuando le dijo que su descendencia
sería como el polvo de la tierra (Génesis 13:16) y le como las estrellas si él
podía contarlas (Génesis 15:5).
Esta generación esta destinados para grandes
cosas. Si nuestros padres espirituales tuvieron avivamiento nosotros vamos a
tener aún más avivamiento porque ellos nos han dejado el fundamento. Esta es la
generación que está extendiendo el reino más allá de los límites. Esta es la
generación que está viendo y verá un crecimiento y avivamiento que la
generación pasada solamente soñó. Dios ha puesto en nuestras manos el conocimiento
y herramientas para hacer el trabajo. “Y será predicado este evangelio del reino en
todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo
24:14). Somos una generación de Salomón.
B. Los peligros
Los peligros de un reinado como Salomón es que
uno puede desviarse por confiar en el conocimiento, la organización, los
edificios, los bienes materiales y olvidarse de la razón que uno tiene la mano
de Dios sobre uno. Uno puede llegar a creer que el progreso y el crecimiento
son por uno mismo, por nuestro conocimiento y habilidad, en vez por la mano y
la misericordia de Dios. Uno puede creer que uno tiene el derecho de hacer lo
que uno quiere por la posición que uno tiene. Es esa actitud y mentalidad que
causó la decaída espiritual de Salomón.
IV.
La decaída de la Generación de
Salomón y Roboam
A. La decaída de Salomón
Salomón aunque fue bendecido con gran sabiduría
él se desvió porque amó a muchas mujeres de países paganos. “Salomón hizo parentesco con Faraón
rey de Egipto, pues tomó la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad de David…” (1
Reyes 3:1). Hay algo que comienza a estar mal cuando hacemos parentesco con
Egipto.
La Biblia dice: “Pero el rey Salomón amó,
además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras… gentes de las cuales
Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se
llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras
sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas
mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y
cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses
ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su
padre David” (1 Reyes 11:1-4).
Salomón cayó en la apostasía y la idolatría
siguiendo sus mujeres y adorando a sus ídolos. “E hizo Salomón lo malo ante los
ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre” (1
Reyes 11:6). Salomón edifico lugares altos los ídolos de sus mujeres. “Así hizo
para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían
sacrificios a sus dioses” (1 Reyes 11:8).
La costumbre de esos tiempos era que un rey
aceptaba la hija de otro rey como esposa para formar una alianza entre dos
naciones y fue por esta razón que Salomón tenía tantas mujeres. Salomón formó
alianzas con las naciones cercas y lejanas a través de la política de tomar
esposas de naciones extranjeras.
Comenzamos en el
camino equivocado cuando queremos avanzar el reino de Dios con política en vez de principio. Hay algunos que tenían convicciones fuertes y estaban comprometidos con
la doctrina apostólica que han comenzado por un camino que termina en
apostasía. Algunos comienzan a dudar sus creencias porque “fulano de tal
apellido” lo está haciendo. El pensamiento de que “si fulano lo hace o fulano
lo dice está bien” está echando el fundamento de los principios bíblicos sobre
cual muchos estaban bien fundados. Si hay política en la Iglesia. Pero es no
cambia la Palabra de Dios. No importa cuál es tu apellido. Tenemos que guiarnos
por los principios de la Palabra y no por la política.
Cuando comenzamos a bajar nuestros estandartes
bíblicos, de la santidad, de la doctrina, que es lo que nos distingue de este
mundo, abrimos las puertas para que los espíritus del mundo para seducir a la
Iglesia. Hay algunos que han adoptado la
mentalidad de que no pueden enseñar la santidad en sus Iglesias porque ya tiene
personas cultas y de buena posición en la Iglesia y no podemos ofenderles con
esas enseñanzas anticuadas y legalistas. ¿Cómo hemos llegado a estar más
preocupados por el dinero, la influencia y el poder humano que predicar la
Palabra de Dios? Yo no estoy hablando de ofender a las almas nuevas en nuestro
culto evangelistico. Tenemos que amar a las almas y tratarles con
sabiduría. Lo de que yo estoy hablando
es perder nuestra identidad apostólica y permitir personas influir y manejar la
Iglesia que ni siquiera creen la doctrina apostólica.
Pablo lo dijo así: “Estoy maravillado de que
tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para
seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os
perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un
ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos
anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si
alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a
los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”
(Gálatas 1:6-10). Si yo no predico este evangelio yo no sería un siervo
de Cristo. ¿Estoy tratando de agradar Dios o el hombre? Estoy siendo motivado
por la política o por la Palabra de Dios.
Hay algunos que están mirando a “las
otras naciones” queriendo formar alianzas con iglesias que no creen nuestra
doctrina. Hay algunos que por querer ser ellos están cambiando sus servicios
para aparentar a ellos, para lograr mayor crecimiento numérico y aceptación
social. Hay algunos que quieren suavizar el mensaje. Siempre me llama la
atención cuando uno de nuestros predicadores está hablando mucho de “aceptar a
Cristo como tu Salvador”. Me hace pensar que algunos están cambiando en mensaje
de Hechos 2:38 y están copiando “las otras naciones”. Hay organizaciones del nombre que están
perdiendo su identidad pentecostal. Hay iglesias “pentecostales” que no hablan
en lenguas (porque no queremos ofender la gente). Hay iglesias del nombre que
están aceptando doctrinas falsas que contradicen la Unicidad de Dios. ¿Por qué?
Porque abrieron la puerta a la apostasía.
¿De dónde viene esta doctrina de
prosperidad que estoy escuchando a algunos de nuestros predicadores predicar? Hermanos
yo creo que Dios quiere bendecirnos. Yo sé que Dios provee recursos materiales
para promover el reino de Dios. Pero yo quiero clarificar algo: Jesucristo no
murió en la cruz para tengas un auto nuevo, ni una casa, ni dinero el banco, ni
siquiera para que tengas un templo de lujo. Jesucristo derramo su sangre en la
cruz por un solo motivo y eso es salvar al hombre pecador.
Hay algunos que están hasta el punto que ya han
están haciendo comparaciones con las “otras naciones y otras religiones”
y no pueden ver mucha diferencia entre el uno y el otro. Salomón comenzó con
las alianzas y terminó adoptando y adoración pagana de las otras naciones y
postrándose delante de sus altares. Tristemente hay algunos que ya no se puede
notar la diferencia. Algunos
han abierto el espíritu del mundo para entrar en la Iglesia. Se visten
igual, predican igual y actúan igual. Eso es el espíritu de la apostasía. Nosotros
tenemos el mensaje apostólico. Tenemos la autoridad del nombre de Jesucristo,
somos un pueblo llamados a la santidad y ahora no es el momento para
cambiar.
David no busco la aceptación
social con las naciones alrededor de él. Cuando las naciones hablaban de David
ellos le temían por sus proezas en batallas. Él no quiso unirse con las otras
naciones, su objetivo era ganar la batalla sobre los enemigos de Dios. No
necesitamos ser como las otras naciones, nosotros somos un pueblo llamado por
Su nombre, apartados en santidad y revestidos de Su poder. Nosotros somos Su
pueblo y las otras naciones necesitan ser como nosotros y reconocer el único
nombre que es sobre todo nombre: Jesucristo.
Salomón ignoró el mandato de Dios que él no
podía tomar una mujer extrajera para su esposa. Cuando estamos haciendo “cosas
importantes” para Dios y avanzando el reino de Dios, y las cosas están saliendo
es fácil para justificar lo que estamos haciendo porque aparentemente Dios está
respaldando nuestro ministerio. Nuestro orgullo de nuestra propia habilidad y
privilegio nos puede cegar hasta el punto que nos olvidamos como hemos llegando
en el lugar donde estamos.
Aunque Dios dos veces le advirtió en sueño a
Salomón él ignoró la voz de Dios. “Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto
su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había
aparecido dos veces, y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a
dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová. Y dijo Jehová a
Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis
estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo” (1
Reyes 11:9-11). Hoy Dios está hablando a un predicador, está hablando a esta
generación, escuche la voz de Dios antes que sea tarde.
Lastimosamente esa insistencia de desobedecer a
los mandamientos de Dios causó que su reino sea quebrado. Fue desde ese momento
que comenzó el sufrimiento para la vida de Salomón. Dios le advirtió que su
idolatría causaría la división de la nación. Antes que terminará el reinado de
Salomón Dios ya había determinado entregar diez de las tribus a Jeroboam.
Salomón procuró matar a Jeroboam pero él escapo a Egipto donde estuvo hasta la
muerte de Salomón.
No importa nuestra habilidad y nuestra posición
si insistimos a en ir en contra la voluntad de Dios vamos sufrir las
consecuencias tarde o temprano. Si nosotros no tenemos cuidado podemos caer en
la misma trampa en que cayó Salomón creyendo que tenemos derechos adquiridos de
dar rienda suelta a la carnalidad y hacer lo que queremos porque todo lo que tenemos
y quiénes somos y los avances que hemos logrado. Salomón pensó que él podía
servir a Dios y al mismo tiempo agradar sus amantes, andando en la idolatría.
La única razón que Dios no le quitó a Salomón
de su reinado en su vida fue por el amor que Dios tuvo a la memoria de su padre
David. Algunos no se dan cuenta pero ellos solo existen en el ministerio por la
unción prestado de sus padres y si no fuera por esa unción no estuvieran ni
siquiera predicando detrás de un pulpito. Mientras ellos piensan que es por
quienes ellos son, no se dan cuenta que es por las batallas peleados, las
oraciones oradas, el legado y las enseñanzas de una generación pasada, que es
la razón que están parado donde están ahora.
B. La
caída de Reboam
Aunque la división no llegó en el reinado de
Salomón fue en las manos de Reboam su hijo que llego la división del Reino. Algunos
no ven el resultado de su idolatría espiritual en su tiempo, pero como Salomón,
si no se arrepientan los resultados pueden llegar en la generación de sus
hijos. Hay ministros que han permitido las cosas escapar del control bajado la
guarda y han dejado los espíritus del mundo afectar sus iglesias pero no están
dejando completamente los principios de la doctrina y la santidad. Hay pastores
que eran fuertes en el mensaje apostólico pero cuando sus hijos crecieron ya no
lo predican como antes lo hacía. Es posible que la división no llegue en su
generación pero el peligro viene cuando la responsabilidad de llevar adelante la
Iglesia cae encima de los hombros de una generación que no tienen las mismas
convicciones del sus antecesores. Hay
iglesias que han cambiado simplemente porque los padres entregados sus iglesias
a hijos que no creen por completo en mensaje apostólico y en la santidad.
Vemos que al comienzo del reinado de Reboam
vino la división (1 Reyes 12:1-16). Reboam en vez de escuchar el consejo
de los ancianos él se guío por los consejos de los jóvenes que fueron criado
con él. Era importante todavía para
Salomón el consejo de los ancianos que estaban con su padre David, pero Roboam
no tenía la misma conexión con la generación pasada que tenía su padre Salomón.
Dios había tratado directamente con Salomón pero no encontramos lo mismo en la
vida de Reboam. Reboam quiso obrar con la misma autoridad de su padre Salomón,
pero siguiendo los consejos de su generación. Salomón tenía la unción que
heredó de su padre David, pero Roboam no lo tenía porque no podía discernir la
decisión correcta para escuchar la voz de los ancianos.
Fue esa decisión que hizo explotar
el volcán de inquietud entre el pueblo y causo la división. Lastimosamente
algunos en esta generación también reúsan escuchar la voz de los ancianos y
están determinado a cambiar las cosas a la manera de la nueva generación no
importando el resultado. Es esa clase de mentalidad que puede resultar en la
división de la Iglesia. Algunos están al borde de una división. Hay iglesias
yendo en la dirección equivocada. Escucho a pastores compañeros de milicia
decir “Mira el hijo de pastor fulano tomo la iglesia de su padre y ya han
perdido la santidad. Mira, esa iglesia que era tan poderosa ya han cambiado su
manera de predicar. ” Hay algunos que están inclusive saliendo de la
organización. Algunos están dispuesto dividir una Iglesia por lo cual otros
pelearon, oraron, ayunaron y derramaron su sangre. Hay otros que están adentro
pero están tratando de cambiar la Iglesia para que sea a su modo de pensar.
Quiero decir a esta generación, no olvides quien eres. No olviden que la gloria
es de Dios y lo que nos ha traído aquí es la sana doctrina de la Palabra de
Dios. No deseches el consejo de los ancianos. Volvamos al altar. Volvamos a
escuchar la voz de Dios. Somos una generación escogida por Dios.
¿Quién sabe cómo hubiera
terminado Salomón si él hubiera escuchado la voz de Dios? En el final de su
vida, con toda su sabiduría y experiencias de la vida, en el libro de
Eclesiastés Salomón dijo estas palabras: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus
mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a
juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés
12:13-14).
V.
La promesa de la Generación de David
Tenemos tremendas promesas que Dios nos ha dado
si le amamos y le servimos con todo nuestro corazón. La promesa de David no se extendido
solo a Salomón pero se extiende a todo aquel le sirve a Dios como David servía.
Fue por eso que la Biblia dice
Asa sirvió como David su padre
(1 Rey 15:11) También lo hizo Ezequizas (2 Reyes 18:3) y después de él
Josías (2 Crónicas 34:2).
“De ocho años era Josías cuando comenzó a
reinar… este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de
David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda”. (2 Crónicas 34:1-2). Aunque
David había ya muerto por siglos había algo del espíritu que tenía David, su
pasión y entrega a las cosas de Dios, que fue traspasado a este joven. Aun no
sé si él lo sabía o no pero el espíritu de David estaba en él. El espíritu que
estaba en David era la pasión para adorar a un Dios verdadero. Fue aun pasión
consumidora por las cosas de Dios. Señor ayúdanos Dios hoy
recibir ese mismo espíritu.
“A los ocho años de su
reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a
limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera,
esculturas, e imágenes fundidas. Y derribaron delante de él los altares de los
baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima;
despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y
las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían
ofrecido sacrificios. Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus
altares,(C) y limpió a Judá y a Jerusalén. Lo mismo hizo en las ciudades de
Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor. Y
cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y desmenuzado
las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel,
volvió a Jerusalén” (2 Crónicas 34:3-7).
El teniendo la edad de dieciséis años comenzó a
buscar a Dios con todo su corazón. Y los veintidós años comenzó a limpiar toda
la idolatría, los altares, lugares altos que había en Jerusalén y en Judá. ¿Qué
podría suceder en este culto si se levantara una generación apasionada por la
doctrina apostólica y la santidad y comenzara a limpiar toda idolatría
espiritual de nuestras vidas e iglesias? Eso sería un verdadero
avivamiento. Es un avivamiento de arrepiento y consagración a Dios. Es un
avivamiento de derribar los altares de este mundo y adorar al único Dios
verdadero, nuestro Señor Jesucristo.
Eso nos da un mensaje importante
que no importa el tiempo en que estamos ni importa la edad que tenemos. No
importa si estamos en el Siglo Veintiuno. No importa que seas un joven. Muchos
te dirán que no se puede servir a Dios así en estos tiempos, pero es una
mentira. Los tiempos de Josías eran malos. Eran llenos de idolatría. El solo
era un niño cuando comenzó a reinar pero dentro de él había un corazón que
buscaba a Dios.
La casa de Dios había decaído,
estaba dejando, sucio y olvidado. Pero el joven rey mando reparar y limpiar la
casa de Dios y allí encontraron un libro viejo y olvidado, que es la Palabra de
Dios. Alguien necesita enamorase con la Biblia nuevamente. Alguien hoy necesita
recibir una pasión por la verdad. Necesitamos recibir nuevamente una pasión por
Su presencia de Dios. Necesitamos una pasión por las cosas de Dios. Tenemos que
tener una relación genuina con Dios. Necesitamos tener el espíritu de David.