miércoles, 27 de febrero de 2013

El Respeto Hace que Uno lo Siga

David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos. Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta! Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo: Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto. (2 Samuel 23:14-17)

¿Qué haría tres hombres entrar en el campamento enemigo arriesgando sus vidas solo para llevar un vaso de agua al Rey David? Si pensamos en el valor del vaso de agua en comparación de sus vidas tenemos que decir que lo que hicieron era una locura. Hicieron un plan, pelaron con valentía, y derramaron sangre solo para un vaso de agua.  ¿Qué podría tener David que haría que hombres darían sus vidas por solo expresar un deseo? Hay una sola respuesta: el respeto. Los hombres de David tenían tanto respeto por él que estaban dispuestos a dar sus vidas por él.  
El respeto es lo que hace que la gente siga a uno. Las personas difícilmente siguen a alguien quienes ellos no respetan. Las personas buscan a personas que ellos pueden respetar y es por eso que los líderes más fuertes sobresalen. Personas que tienen capacidad de liderazgo y deseo para avanzar desean ser guiados por personas que tienen más capacidad que ellos. Por naturaleza no solo una persona sigue a una posición sino a la persona. Si la persona es demuestra digno de ser seguido, es digno de ser respetado.

David ejemplifico eso en su vida. El inspiró la confianza en las personas que estaban alrededor de él. Las personas podían ver su valor por los hechos y no solo las palabras. Él venció a Goliat. Él ganó batallas. Él demostró su valentía y honor a los que estaban alrededor de él.       
¿Que hace que personas tengan respeto por los demás? ¿Cómo podemos hacer que las personas nos respeten?

1)       Tenemos que ganar el respeto.
El respeto es algo que se gana no es gratuito. Uno es respetado porque gano el respeto con el tiempo, el trabajo y la integridad. Algunos se frustran porque las personas no les respetan. Hay que siempre recordar que hay que hacer merito suficiente para que las personas le respeten. Si una persona es una persona de principios fuerte eso va a resaltar y aun personas que dudaban de uno con tiempo se convencen del valor de uno. Hay que estar dispuesto a estar dispuesto a pagar el derecho de piso para ganar el respeto.  

2)       Lo que hacemos es mas importante que los que decimos.
Son nuestros hechos que nos hacen ganar el respeto. Si nuestras palabras no concuerdan con nuestras acciones habrá personas desilusionadas en nuestra persona. Algunos hablan mucho pero no hacen mucho. Si somos así las personas pierden el respeto hacia nuestra persona. Cuando inspiramos con nuestras acciones hacemos un modelo que personas desean seguir.

3)       Tenemos que respetar a los demás para que ellos respetan a nosotros.
Hay personas que podrían tener mucha influencia por su capacidad sin embargo su actitud o su orgullo daña sus acciones positivas. En cambio muchos han crecido en sus vidas espirituales y personales por causa de la inspiración de personas que dado un ejemplo a seguir y les ha animado a ser diferentes. Cuando nosotros demostramos respeto para los demás otros en cambio tiendan a mostrarnos el respeto. Nunca debemos tratar de demostrarnos más importantes que los demás, sino embargo debemos inspirar a los demás ser más de lo que ellos son. Si queremos ser dignos de ser respetado tenemos tratar a los demás con respeto.    

4)       Lo que vivimos es lo que mantiene el respeto.
Es imposible sostener el respeto a largo plazo sin tener una vida de integridad. Como ya hemos dicho la gente nos sigue por nuestra persona. Si vivimos de una manera que hace que las personas pierden el respeto hacia nosotros nuestro esfuerzo a través de los años es dañado. Es por eso que es importante examinar nuestros corazones día a día para nunca pensar que “hemos llegado a la cima” y que ya tenemos derechos adquiridos. No hay un momento que podemos vivir encima de lo que esperamos de lo demás. Tenemos que ser respetable en nuestra vida si vamos a inspirar el respeto en los demás.

Preguntas para pensar:
1)      ¿Estoy pagando el derecho de piso para ser respetado?
2)      ¿Inspiran mis acciones el respeto?
3)      ¿Trato a los demás con respeto?
4)      ¿Es mi diario vivir digno de ser respetado?

miércoles, 13 de febrero de 2013

Encontrando el Verdadero Amor

Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. (Colosenses 3:14)

El amor que este mundo conoce es muy diferente al amor que viene de Dios. La mayoría de las personas identifican el amor con un sentimiento bello que uno siente hacia una persona. Otros en el sentido romántico piensan que es la atracción hacia el sexo opuesto. Encontramos el verdadero significado del amor en la Palabra de Dios. Dios por definición es amor y todo amor verdadero proviene de Él. El amor verdadero es mucho más profundo de la que las personas piensan porque contiene una gama completa de facetas. El amor no es solamente una emoción o sentimiento, a la vez es un compromiso, es una responsabilidad y un estilo de vida.
Según el Diccionario del Nuevo Testamento Vine: “El amor cristiano, sea que se ejercite hacia los hermanos, o hacia hombres en general, no es un impulso que provenga de los sentimientos, no siempre concuerda con la general inclinación de los sentimientos, ni se derrama solo sobre aquellos con los que se descubre una cierta afinidad. El amor busca el bien de todos… y no busca el mal de nadie… el amor busca la oportunidad de hacer el bien… Agape (nombre) y agapao (verbo) se usan en el Nuevo Testamento: para describir la actitud de Dios hacia su Hijo, hacia la raza humana, en general… y hacia aquellos que creen en el Señor Jesucristo, en particular; para expresar su voluntad a sus hijos con respecto a la actitud que tienen que mostrarse mutuamente, y hacia todos los hombre; para expresar la naturaleza esencial de Dios.”

La palabra agape es la expresión del amor divino. En sí, en nuestra humanidad, muchas veces no logramos amar como Dios nos ama. Sin embargo, eso siempre debe ser nuestra meta y debemos esforzarnos a amar con el amor de Dios siendo un reflejo de una vida cambiada por el poder de Dios. La máxima expresión del amor fue dado por Jesús muriendo por nosotros en la Jesús. El amor verdadero expresado en la Biblia es un amor sacrificial. Esto es el amor donde uno da su vida por el otro.     
Pablo dijo que este es el amor que el esposo debe tener para su esposa: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25).

“Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:28-29).
Vemos aquí la aplicación del amor a nuestras vidas:

·         El amor entrega a sí mismo
·         El amor cuida
·         El amor sustentante
Eso sugiere que el amor no es un amor egoísta. No se trata simplemente lo que yo quiero, lo que yo deseo. Pablo apoya esto diciendo: “Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Filipenses 2:2-4). La esencia del amor verdadero es la humildad, es el servicio al uno al otro, es añadir valor a la vida de los demás.
Por eso Jesús dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros(Juan 13:34-35) Esta clase de amor requiere una responsabilidad. Decidimos amar. Es mucho más que un sentimiento. Es el fruto del Espíritu en nuestra vida.

Cuando uno tiene el concepto que el amor es solo un es un sentimiento puede “perder el amor” porque los sentimientos han sido afectados por circunstancias, expectativas no realizadas, errores cometidos, falta de respeto y otros motivos. Cuando sabemos que el amor viene de Dios, que es parte de nosotros porque somos hijos de Dios, estamos comprometidos con demostrar el amor.
1)      El amor debe ser demostrado
Hay muchos que sufren por la falta de amor en sus hogares y sus matrimonios. Como el amor a más que un sentimiento tiene que ser demostrado no porque lo sentimos. Algunos demuestran cariño solo cuando esperan recibir algo en cambio. Eso es el egoísmo. El amor es algo debemos demostrar en todo tiempo en la familia, el matrimonio y a los demás. Tenemos que demostrar con nuestros hechos y espesar nuestro amor con nuestras palabras. Muchos sufren simplemente por la falta de alguien quien que demuestre el amor verdadero.  

2)      El amor debe ser vivido
El amor debe ser vivido todos los días. Tenemos que tener hábitos que demuestran el amor de Dios hacia los demás. Debe ser un hábito expresar que amamos a nuestra familia. Debemos vivir el amor de Dios expresando amor hacia los demás con nuestras palabras y hechos. Cuando realmente tenemos el amor de Dios en nuestra vida la demostración del amor llega a ser parte de nuestro diario vivir.

3)      El amor toma responsabilidad
Cuando amamos nos preocupamos, cuidamos, y sentimos la responsabilidad del bien estar de las personas quienes amamos. Hay personas que actúan totalmente irresponsablemente pero dicen que aman. Eso no es la realidad. Uno que ama siente la responsabilidad que demanda el amor.  

 Todos debemos desear buscar el amor descrito en 1 Corintios 13: “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:2-7)
Que Dios nos ayuda a vestirnos cada día de Su amor, que es el verdadero vínculo nuestras relaciones.  

Preguntas para pensar:
1)      ¿Cuál es mi concepto del amor?
2)      ¿Tengo un concepto egoísta del amor?
3)      ¿Cuál es mi actitud hacia mi familia? ¿Cónyuge? ¿Los demás?

miércoles, 6 de febrero de 2013

Necesitamos la Mente de Cristo

Porque  ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre,  sino el espíritu del hombre que está en él?  Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios,  sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo,  sino el Espíritu que proviene de Dios,  para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos,  no con palabras enseñadas por sabiduría humana,  sino con las que enseña el Espíritu,  acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,  porque para él son locura,  y no las puede entender,  porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas;  pero él no es juzgado de nadie. Porque  ¿quién conoció la mente del Señor?  ¿Quién le instruirá?  Más nosotros tenemos la mente de Cristo. (1 Corintios 2:11-16)

 El Apóstol Pablo declaro: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,  porque para él son locura,  y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente… más nosotros tenemos la mente de Cristo.” El Apóstol explica a la iglesia de Corinto que el hombre natural o carnal no puede percibir ni entender las cosas de Dios. Las cosas de Dios para el hombre o la mujer natural son locura. La razón que no pueden entender las cosas espirituales es que uno nunca puede entender a Dios con su carnalidad.  El viejo hombre, el hombre que está viciado del pecado nunca va a entender el hombre nuevo y espiritual.  La única manera de entender lo espiritual es con lo espiritual. Si tú quieres comenzar a caminar en victoria con Jesucristo tienes que hacer morir las obras de la carne, tienes que despojar del viejo hombre, tienes que renunciar al pecado.  Tienes que cambiar tu mente.  Eso es la clave para vivir una vida victoriosa en Jesús.

 La batalla está en tu mente.  El diablo sabe si él puede controlar tu mente él puede controlar tu mente él puede controlar todo tu persona. Él puede controlar tus sentimientos, tus pensamientos, tu conversación, y tus acciones. Y estando todavía atado en la condición del pecado no podrás cumplir el propósito y la potencial que Dios te ha dado para su gloria. Porque el diablo sabe que el hombre es lo que él piensa en su corazón (Proverbios 23:7).

Cuando la Biblia habla sobre el corazón está hablando del centro de nuestros pensamientos y emociones, el cuál es nuestra mente. Si lo creemos o no, nuestras emociones y reacciones en la vida son el resultado de nuestra respuesta a pensamientos que vienen a nuestra mente. Por eso no todo pensamiento que viene a nuestra mente debemos hacer permanecer. Tenemos echar lo pensamientos negativos, los pensamientos pecaminosos y carnales. Porque el diablo le encanta poner pensamientos en nuestra mente y ver la destrucción que causa en las vidas. También tenemos que desviar nuestros pensamientos  cuando nuestra carne u hombre natural se quiere manifestar en nuestra vida.  

 Es por eso que Dios nos dice: “Sobre toda cosa guardada,  guarda tu corazón;  Porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). En este versículo el verbo “mana” viene de dos palabras en el hebreo que significa salir y hasta el borde o frontera.  Su implicación es lo que somos en la vida sale de adentro o fluye de nosotros.  Sale al otro lado, o en otras palabras si o si se refleja por afuera lo que somos por dentro, porque nuestra vida va demostrarse y fluir de lo que somos de adentro. 

Necesitamos una mente espiritual. Tener una mente espiritual es tener la mente de Cristo. Es un estado que cualquier hijo de Dios puede obtener si puede hacer morir el pecado y a través de eso cambiar el pensamiento carnal o pecaminoso.  Es allí cuando comenzamos a tener una mente espiritual. Cuando respondemos al arrepentimiento y renunciamos el pecado hay una transformación que esta ocurriendo en nuestra mente.

El Apóstol Pablo nos amonesta: “Así que,  hermanos,  os ruego por las misericordias de Dios,  que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,  santo,  agradable a Dios,  que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo,  sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,  para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,  agradable y perfecta (Romanos 12:1-2).” Tiene que haber una transformación de nuestra mente si vamos a ser un hijo de Dios que vive en victoria. Tienes que presentarte a Dios como un sacrificio vivo.  Tienes que tomar una decisión en tu mente que tu quieres dejar el pecado. Tienes que tomar una decisión en tu mente que quieres cambiar. 

 Es más que una respuesta emocional, es algo más que lo que uno hace porque los que están alrededor  lo hacen. Es una respuesta consciente, es una decisión firme que yo estoy renunciado el pecado y no quiero ser la misma persona que fui. Es decir: “Yo decido entregarme completamente a Jesús y ser una persona totalmente diferente”. Es en ese momento que la transformación ocurre.  Es en ese momento que el Espíritu Santo puede tomar control. Es en ese momento que obtenemos la victoria. Porque nuestros pensamientos han sido transformados por el Espíritu de Dios.

Para el mundo esto es una locura. El mundo piensa que estamos locos para morir a nuestros deseos de la carne porque piensan que vivir en el pecado el vivir.  Ellos piensan que los vicios del alcohol, los cigarrillos, y las drogas es vivir. Ellos piensan el sexo ilícito, la fornicación y el adulterio es vivir.  Ellos en piensan que el engaño, la mentira, y el robar es vivir. Tristemente sus mentes están cautivos por el pecado porque están cautivados por los pensamientos de su corazón.

Pero “Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,  los que no andan conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8:1-2) 

 En el versículo cinco y seis de Romanos capitulo ocho nos explica lo que lo que es andar conforme a carne y lo que es andar en el Espíritu cuando dice: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;  pero los que son del Espíritu,  en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte,  pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. (Romanos 8:5-6)

 El hombre es carnal porque su mente está gobernada de pensamientos carnales.  La persona carnal piensan en lo carnal y el ocuparse en la carne es la muerte espiritual.  La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué estamos alimentando nuestra mente?  Eso va a determinar si somos carnales o espirituales.  El que es espiritual piensa en las cosas del Espíritu. Se ocupa de las cosas del Espíritu. El que es espiritual llega a ser espiritual porque alimenta su vida espiritual.  El hombre espiritual lee y mediata la palabra de Dios, busca y se renueva en la oración, busca hermanos de fe para compartir y fortalecerse.  Esto es porque tienen una mente renovada.

Para la mente carnal esto es locura porque: “los designios de la carne son enemistad contra Dios;  porque no se sujetan a la ley de Dios,  ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7-8). La mente carnal le es locura orar, es una locura permanecer en la presencia de Dios.  La mente carnal no puede entender porque una persona va a desear abstener del pecado. No entiende porque uno no puede como hijo de Dios mentir, engañar, o satisfacer los deseos carnales.  La mente carnal no entiende porque uno va a abstener de ver promiscuidad por la televisión, los DVD o el internet. La mente carnal no entiende porque uno va abstener sus labios de hablar chismes y hacer murmuraciones o hablar de cosas sucias. La mente carnal no entiende que hay guardar los pensamientos y alimentar nuestra mente con lo espiritual. ¡Necesitamos la mente de Cristo!

 Pero el Apostol Pablo dijo: “Mas vosotros no vivís según la carne,  sino según el Espíritu,  si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.  Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,  no es de él…. porque si vivís conforme a la carne,  moriréis;  mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne,  viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,  éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:9-10,13-14)

 Ser guiado por Dios es ser transformado en tu mente y esa transformación de tu mente ocurre cuando tomamos una decisión firme en nuestra mente para Dios. Cuando hacemos morir a nuestros deseos pecaminosos a través del arrepentimiento es allí que el Espíritu Santo toma control y podemos ser guiados por el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo que nos guía al arrepentimiento a tomar esa decisión y es el Espíritu Santo que nos llena y nos sigue guiando a través de nuestra vida cristiana.  Es por medio que la guía de la mente espiritual, que es la mente de Cristo, que podemos vivir una vida cristiana en victoria.  ¡Necesitamos la mente de Cristo!  

 Es por eso que el Apóstol Pablo dijo: “Nadie conoció las cosas de Dios,  sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo,  sino el Espíritu que proviene de Dios” (2 Corintios 2: 11-12). No hemos recibido el Espíritu del mundo. Hemos recibido el Espíritu de Dios!

“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios… En cambio el espiritual juzga todas las cosas;  pero él no es juzgado de nadie” ( 2 Corintios 2:15). La palabra “juzga” aquí en el griego significa escudriñar o investigar. La mente espiritual va a escudriñar todas las cosas.  La mente de Cristo va a escudriñar su corazón. ¿Tengo yo algo que debo cambiar de mi actitud? ¿Estoy haciendo la voluntad de Dios? Una mente renovada tiene el deseo de hacer la voluntad de Dios.  Una mente renovada desea limpiar en la sangre de Jesucristo de todo pecado.  Una mente renovada está dispuesto a humillar su espíritu delante de de Dios y decir: “Que no se haga mi voluntad sino la tuya”.  Uno con una mente espiritual compara lo espiritual con lo espiritual.  Esta escudriñando si realmente me conviene hacer o decir o participar en algo porque tiene el deseo de primero agradar a Dios.   Somos guiados por las cosas “que enseña el Espíritu,  acomodando lo espiritual a lo espiritual” (1 Corintios 2:13).

 El enemigo quiere hacernos cautivos por los pensamientos del pecado, la mente del hombre natural “Más nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16). ¡Necesitamos la mente de Cristo!

 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2).